Omar Fernández y la muerte de los adalides (OPINION)

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El autor es médico domininicano. Reside en España.

Por  OSCAR CARABALLO

Siempre he visto con fascinación aquella concepción científica que aprendí a trevés de los escritos del biólogo español Francisco José Ayala la cual asume dos tipos de herencia en el ser humano: la endosomática y la exosomática o lo que comúnmente conocemos como herencia biológica y herencia cultural.

La herencia biológica resulta de la transmisión genética entre descendencia que más tarde se expresa en la configuración anatómica y fisiológicas que acompañan a un individuo, soliendo compartir similitud en otros organismos de reproducción sexual.

Pero la cultural, al igual que el lenguaje complejo y la señalización abstracta de símbolos es un rasgo único que posee el ser humano y esta basamentada en la trasmisión de información y aprendizaje a través de la enseñanza, amparada en la comunicación, siendo independiente del parentesco biológico.

Si asumimos a  la figura de Omar Fernández  asociándola a la de su progenitor  solamente desde el punto de vista de la herencia biológica, sin entender los procesos culturales, las coincidencias históricas y las convergencias sociales que confluyen en el desarrollo de un individuo, se puede caer en el error garrafal  de  esperar luces de intelectualidad del mismo nivel, destellos comunicacionales colosales o inclusive un liderazgo superior simplemente por los rasgos genéticos heredados de su padre.

Si lo vemos con la objetividad del ambiente socio cultural que lo rodea y que ha  moldeado el desarrollo de Omar Fernández  a lo largo de su evolución individual, podremos  identificar y delimitar más claramente en él la entidad política con luz propia que va forjando su propio camino en coyunturas sociales más complejas que las de su padre en sus primeros mandatos.

Omar Fernández

Esta última afirmación dimana de entender el hecho de que las trasformaciones que ha experimentado el mundo y de manera especial la nación dominicana en los últimos 30 años han configurado una sociedad cada vez más empoderada, competente y exigente que gradualmente ira demando otro tipo de comportamiento en su liderazgo.

Sin embargo, no se debe ignorar que el votante promedio consumidor de pica-pollo por intercambio que antes sufragaba por su padre o cualquier otro partido  sin pensarlo dos veces no es ni de cerca  el creador de contenido para redes sociales  a través de un aparato electrónico en la actualidad, la masa de profesionales con estudios de posgrados que tenemos hoy  no se compara a la de épocas anteriores y desde luego la apertura directa  a la dinámica de otras sociedades a través de la conectividad cuasi universal en país.

Siendo esto solo un ápice de la interesante metamorfosis que debemos entender para navegar con éxito en los procesos electorales.

Para muchos Omar enfrenta su más grande desafió en el próximo torneo electoral de cara la senaduría por el Distrito Nacional. Pero para quien suscribe, la verdadera victoria y al mismo tiempo el verdadero reto de él, será comportarse a la altura de los cambios que deberá experimentar la evolución de la política dominicana conforme al perfeccionamiento del estado de derecho, el desarrollo de las oportunidades laborales independientes del tren gubernamental y la asunción de la idea equivocada de la política como botín o ascenso lucrativo social.

Él puede representar o ser parte de una clase política nueva, la cual deberá ser efímera en tiempo y efectiva en su propósito, desligándose del modelo tradicional predominante en la República Dominicana y algunos países de Latinoamérica, en donde impera el modelo de los adalides permanentes, es decir aquellos políticos con los que los millennials nacieron y que aún en su vida adulta siguen ocupando los espacios de dirección de un país.

Este nuevo perfil de dirigente político tendrá que consumar su proyecto partidario trascendental en un exiguo espacio de tiempo, tras una lucha democrática dentro de su partido (donde no podrá se elegido arbitrariamente, sin importar ningún tipo de condición) y posterior a su éxito o fracaso el retiro o la poca aparición de la vida pública, volviendo a su práctica laboral habitual.

Desde luego será difícil mas no imposible, desarraigarse de costumbres lacerantes que limitan la madurez política de nuestra sociedad, pero la semilla de los cambios le corresponde a la generación de jóvenes entre las cuales Omar puede jugar un papel crucial en la historia.

oscarmedicop@hotmail.com

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BURULO
BURULO
9 meses hace

la verdad que admiro el prematuro cerebro de pollo del articulista

Julio Cesar
Julio Cesar
9 meses hace

omar fernandez,no tan solo puede jugar un papel crucial en la historia dominicana sino que por su juventud puede jugar un papel importante en la historia.

Hi Camilo
Hi Camilo
9 meses hace

dios nos libre del dia de las alabanzas…

Mike
Mike
9 meses hace

el político más valorado.un joven muy aceptado en todos los niveles.. próximo senador y futuro presidente..con dios delante..

Mateo González Pittaluga
Mateo González Pittaluga
9 meses hace

tantos párrafos y palabras rebuscadas sólo para tumbar polvo. lambón.

felix
felix
Responder a  Mateo González Pittaluga
9 meses hace

habló mateo «el frustrado».

DICHOS POPULARES VIEJOS
DICHOS POPULARES VIEJOS
Responder a  Mateo González Pittaluga
9 meses hace

al autor olvida que aún entre nosotros existen esos sabios dichos populares de nuestros viejos «sin escuela» que dice mucha veces una verdad simulada. ejemplo «hijo de gato caza ratones». lo que debe dejar entendido que el ambiente familiar en su crianza, debe tener mucho de lo aprendido o visto de lo que su padre hizo.ese «ambiente» familiar no puede ser ajeno a su crianza pues lo vivió por si mismo. ¿será una excepción a toda regla