La educación sobre los instintos criminales

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El autor es abogado. Reside en Santo Domingo

Es posible aceptar el principio de la anomalía psicológica del criminal, sosteniendo, al propio tiempo, que esta anomalía no es desobediente.  Muchos  filósofos creen también posible modificar los sentimientos morales por la educación o por las influencias del medio, así como también creen posible modificar el medio social mediante el poder del Estado.

De donde surgen dos asuntos, una psicológica, otra social y, sobre todo, económica, las cuales valen un examen detenido. Iniciemos por la cuestión del influjo que la educación puede tener sobre las inclinaciones del criminal, a fin de poder apreciar lo que hay de verdadero y de aceptable en la teoría penal que se llama direccionalidad.

El problema de la educación tendría, en efecto, una grandísima importancia para la ciencia penal, si fuese posible transformar, mediante la enseñanza, el carácter del individuo que ha salido ya de la infancia.

Desgraciadamente, parece demostrado que la educación no representa sino una de las influencias que obran en los primeros años de la vida, y que, lo mismo que la herencia y la tradición, contribuyen a formar el carácter.

Una vez que éste se ha fijado, lo mismo que cuando se ha fijado la fisonomía en lo físico, permanece durante toda la vida. Y hasta es dudoso que, en el periodo de la primera infancia pueda crearse por la educación un instinto moral del que carece el individuo.

Por de pronto, cuando se trata de la infancia, la palabra educación no debe tomarse en el sentido pedagógico; más bien significa un conjunto de influencias exteriores, toda una serie de escenas que el niño ve desarrollarse continuamente, y que le imprimen hábitos morales, enseñándole experimental y casi inconscientemente cual es la conducta que hay que seguir en los diferentes casos.

Más que la enseñanza, obran sobre su espíritu y sobre su corazón los ejemplos de la familia. Pero aun dando a la palabra educación un significado tan amplio, no podemos estar seguros de sus efectos, o, por lo menos, no hay posibilidad de medir esos efectos.

Puede no perderse de vista que casi todos los niños parecen desprovistos de sentido moral en los primeros años de su vida; conocida es, por ejemplo, su crueldad para con los animales, así como su tendencia a apoderarse de lo que pertenece a los demás; son enteramente egoísta, y cuando se trata de satisfacer sus deseos, no se preocupan absolutamente nada de los dolores que pueden experimentar los otros por su causa.

En la mayor  parte de los casos, todo esto cambia cuando se aproxima la adolescencia; pero ¿puede decirse que esta transformación psicológica sea efecto de la educación, o debe verse en ella no otra cosa que un simple fenómeno de evolución orgánica, semejante a la evolución embriogénica, que hace recorrer al feto todas las formas de la animalidad, desde las más rudimentarias hasta llegar al hombre?

Se ha dicho que la evolución del individuo reproduce en compendio la de la especie. Así, en el organismo psíquico, los instintos que primero aparecen serán los de la bestia; luego, los más egoístas, los del hombre primitivo, a los cuales irán añadiendo, sucesivamente, los sentimientos ego altruistas y los altruistas, adquiridos por la raza primero, por la familia después, y por último, por los padres del niño.

Habrá, por consiguiente, una serie de yuxtaposiciones de instintos y de sentimientos, que no serán debidos, sin embargo, a la educación o a la influencia del medio ambiente, sino únicamente a la herencia.

 “La conciencia, dice Espinas, crece con el organismo y paralelamente a ¿el, encerrando aptitudes, formas predeterminadas de pensamiento y de acción, que son emanaciones directas de conciencias anteriores eclipsadas un instante, es cierto, en la oscuridad de la transmisión orgánica, pero que aparecen de nuevo a la luz con caracteres inequívocos de semejanza, muy pronto confirmados más y más por el ejemplo y la educación.

Una generación es un fenómeno de disparidad transportado a la conciencia.

jpm/am

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LA TERCERA TANTA
LA TERCERA TANTA
1 Año hace

actualmente,en idaho,acaban de apresar un jóven con título universitario y en primer semestre de un doctorado en criminología,entre cuyos profesoras hay una especialista que ha escrito 70 libros sobre la materia.no es la primera vez que suceden casos como éste,dónde sospechosos estudiantes,se consideran que saben más que veteranos investigadores de crímenes.cuatro asesinadas,noviembre