Brecha de ingresos entre médicos jubilados y activos
De manera sorprendente existe resistencia en los médicos dominicanos a jubilarse, sobre todo porque, a pesar de que en los últimos años se les ha estado jubilando con el total de su último salario, de acuerdo a la Ley 414/98, cuando miran hacia el futuro sienten un gran temor, porque el ingreso percibido por una jubilación médica en el país es estático, sin que importe el incremento del precio de la canasta familiar y los medicamentos.
Nadie puede negar que en nuestro país la esperanza de vida se ha incrementado a ritmo sostenido y cada día es más creciente la proporción de médicos jubilados que superan los 75 años. El problema es que, como el médico jubilado va perdiendo disponibilidad económica, en la medida en que se va ampliando la brecha entre lo que recibe como ingreso jubilatorio y los montos percibidos por los que se mantienen en la vida activa, la calidad de vida en la etapa jubilatoria se va deteriorando.
Es cierto que en algunas áreas de la vida los gastos disminuyen en la etapa de la jubilación, porque los jubilados no necesitan tanta ropa y a mayor edad se ingieren menos alimentos y los gastos sociales son menores, pero por otro lado, los gastos médicos se incrementan de manera significativa, con el agravante de que cuando un jubilado acude al hospital donde trabajó por hasta 30 años se encuentra con que es un desconocido al que tratan igual que a cualquier enfermo y si osa visitar un médico privado le cobran igual que a los demás pacientes.
De este modo, el aspecto económico es lo más trascendente en los dos conjuntos de médicos: los activos y los jubilados, porque si bien son justas las luchas gremiales en pos de conseguir mejoría salarial para los médicos activos, no se toman en cuenta los médicos jubilados, cuyos ingresos jubilatorios permanecen estáticos, dejándolos sumergidos en una difícil situación económica que se va agravando con el paso de los años.
Los aumentos salariales para la clase médica tienen, pues, una doble cara. Una llena de contenidos positivos y gratificantes para los médicos activos y otra llena de contenidos negativos y frustrantes para los médicos jubilados, porque la etapa que sigue a los incrementos salariales se caracteriza por el aumento del costo de la vida.
Desde mi punto de vista, la lucha gremial de la clase médica se debe centrar en disminuir hasta eliminar la brecha de ingresos entre los médicos jubilados y los activos. En la actualidad hay médicos que se jubilaron como directores de hospitales, por ejemplo, cuyo ingreso jubilatorio es de RD$50,000.00, mientras existen otros médicos que, con la misma categoría, se jubilaron años después y perciben hasta RD$200,000.00 como monto jubilatorio.
Esta situación obliga a que no pueda considerarse justa la lucha por incrementos salariales globales a la clase médica. Es indispensable que el incremento a los jubilados sea sustancialmente mayor que a los activos, a fin de ir cerrando la brecha de ingresos entre ambos tipos de médicos. Solo después que los jubilados perciban lo mismo que los activos podría justificarse un incremento salarial global.
Lo justo
En la actualidad se ha anunciado un incremento salarial de un 20% para los médicos activos y nada para los jubilados. Lo justo sería un 20% para los jubilados y un 10% para los activos, o incrementos mayores, pero manteniendo esta proporcionalidad. Y más correcto aún sería una proporción de aumento mayor para los jubilados cuyo monto jubilatorio es menor de $75,000.00, que para aquellos que perciben ingresos más cercanos a los activos, si lo que se procura es realmente ser justos.
El tiempo de vida que tenga un médico después de la jubilación debe poder ser disfrutado y debe ser gratificante, pero para ello es indispensable que los jubilados no sigan siendo considerados sólo en segundo orden.
Y hay que revivir aquellas consideraciones del Juramento Hipocrático y el Código de Ética Médica que obligan a respetar a los médicos después de su retiro y a no cobrarles honorarios médicos a ellos ni a sus cónyuges e hijos menores.
jpm-am
entiendo la preocupación del escritor del arti****, pues mientras políticos se jubilan con pensiones privilegiadas por 4 o 8 años de servicio público los profesionales con 30- 40 años al retirarse ya para vivir sus últimos años no pueden costear su subsistencia y demandas de salud. ironía. creo que minimamente, se pueden hacer reajustes por el índice de inflación .