100 días de Gobierno

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EL AUTOR es abogado y político. Reside en Santo Domingo.

A sólo tres días de haberse celebrado las primarias internas de los partidos de la Liberación Dominicana (PLD) y Revolucionario Moderno (PRM) el 6 de octubre del 2019, a raíz del cuestionamiento de los resultados que dieron ganador a Gonzalo Castillo presenté en Nueva York la fórmula L+L=Ganar, es decir, que las fuerzas políticas de Leonel Fernández sumadas a las de Luis Abinader serían garantía de victoria electoral.

Ese miércoles 9 de octubre los periodistas convocados esperaban que me referiría a los resultados desfavorables de mi precandidatura por el PRM a la nominación senatorial de Monte Plata, lo cual fue el desenlace de un proceso iniciado con la sentencia del Tribunal Superior Electoral que anuló las reservas de candidaturas en el nivel senatorial del hoy partido oficial. Sin embargo, el motivo era otro: una apuesta visionaria al futuro.

Al cumplirse los primeros 100 días de la toma de posesión del Presidente Luis Abinader y la juramentación de los senadores y diputados que conforman el nuevo Congreso Nacional, se puede constatar la eficacia de esta propuesta que en principio fue cuestionada por dirigentes del PRM y la propia facción del expresidente Leonel Fernández, pero cuyos frutos en ambos litorales políticos resultan ostensibles.

A sólo siete días de mi presentación de la controversial propuesta, el 16 de octubre, Guido Gómez Mazara, haciendo gala de un gran olfato político, envió dos cartas a Abinader y Fernández exhortándoles a conformar un pacto útil de oposición como única posibilidad de derrotar al PLD en las elecciones pautadas para el año 2020. En esa tesitura también se expresó el sociólogo Pedro Catrain, hoy senador por Samaná.

A partir de entonces, y ante la inminencia de la partida del doctor Leonel Fernández del PLD para integrar una nueva estructura partidaria, iniciaron de manera formal e informal las conversaciones para dar forma a los acuerdos que permitirían derrotar al PLD en  los niveles municipal, congresional y presidencial. Se hicieron acuerdos tácitos en cuanto a la Presidencia y la municipalidad, pero a nivel senatorial se pudo lograr un pacto formal.

El genio político de José Francisco Peña Guaba, quien lideró “los amarres” en representación del ex Presidente Fernández, y el pragmatismo de Roberto Fulcar y José Ignacio Paliza como emisarios de Abinader, permitieron la conformación de una alianza táctica de oposición que dejó con poco margen de maniobra a Danilo Medina y el PLD, a pesar de todo su poderío económico y el control del aparato estatal.

Aunque las manifestaciones de la Plaza de la Bandera y los cacerolazos contra el peledeísmo después del colapso de las elecciones municipales de febrero tuvieron una incidencia importante en los resultados electorales de marzo y julio, resulta incuestionable que la táctica de factura maoísta de aprovechar la división del PLD para unir a la oposición fue clave para que hoy haya un Congreso y un Gobierno del Cambio.

Al igual que en un principio muchos perremeístas y leonelistas no entendieron la fórmula Luis más Leonel es ganar, hoy muchos cuestionan los entendimientos entre el oficialismo y la Fuerza del Pueblo para la conformación de la Junta Central Electoral y la escogencia del representante de la segunda mayoría en el Senado para integrar el Consejo Nacional de la Magistratura, dos certeros golpes políticos al peledeísmo.

Algunos dirigentes y comunicadores del PRM han llegado al atrevimiento de tildar de infantilismo político al Presidente Luis Abinader por promover concesiones al leonelismo, bajo el entendido de que con esto estaría afilando cuchilla para su propia garganta. Lo que no visualizan estos críticos es que la táctica del Presidente le garantiza gobernabilidad por mayoría holgada en el Congreso y el debilitamiento del PLD.

La puesta en práctica de la vieja máxima política divide y vencerás, sin lugar a dudas, es un acierto de Luis Abinader. No obstante, como toda táctica política implica riesgos, ciertamente la consolidación política de Leonel Fernández podría implicar fortalecer un posible adversario de cara a las elecciones del 2024. El riesgo, si ha sido calculado en la estrategia, tendría sus medios de contención, al menos es lo que la lógica política indica.

Como nos dice el maestro Leonte Brea, la cristalización de la estrategia conlleva tácticas, estratagemas, logística, maniobras, evaluación y ajuste permanente de la misma y, entre otros principios, el conocimiento de la realidad. Luis Abinader tiene su estrategia y Leonel Fernández la suya. El mandatario tiene ventaja estratégica por tener el Poder y por la limitada libertad de acción del líder opositor. Esa es la realidad objetiva.

Por ello, así como el rey Enrique III de Navarra, ante la posibilidad de ascender al trono como Enrique IV de Francia, no dudó convertirse al catolicismo pronunciando la frase “París bien vale una misa”; de igual manera el Presidente Abinader apuesta al “Factor Leonel” para garantizar la gobernabilidad con una oposición débil y un PLD agónico luchando por sobrevivir. Hasta ahora, el éxito de la fórmula L+L=Ganar es innegable.

atavarezf@gmail.com

JPM

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3 Años hace

Excelente artículo con una veracidad política totalmente certera.
Todo lo que perjudique al PLD es bueno para el país.