Al PRM: primero es lo primero
Si el poder le llegó de sorpresa, producto básicamente de la división del PLD y una decisión mayoritaria del pueblo de sacar a los que le desgobernaban, al PRM le cabe aprender la lección y – para no repetir la historia del PRD y echarlo todo a perder- poner los pies en tierra, priorizando el que el gobierno del presidente Luis Abinader pueda hacerlo bien y salir airoso del gran compromiso contraído con los votantes y con el pais.
Partido y gobierno no pueden tener ni agenda ni discursos paralelos, porque en el camino se distraen de lo fundamental, que es la tarea de gobernar, exponiéndose al riesgo de desgastarse y auto descalificarse. Para lograr la conveniente afinidad y comunidad de propósitos, en la práctica deben cumplirse al pie de la letra los principios y fundamentos que dieron origen a la organización política, desprendimiento del PRD, especialmente en lo relativo al cumplimiento de las reglas de juego de la democracia.
De chocarse frontalmente con esto, como hay marcados indicios, sencillamente dan motivos para que se piense en el pueblo que el partido cuyo liderazgo comparten Luis e Hipólito es “más de lo mismo”, que lo de “moderno”- como muchos pensaron y hasta se mofaron con el término – no pasaba de ser un cuento y que, por demás, lo del “cambio” se quedaría corto y se iría abajo, dado el paquete mencionado.
Por lo pronto, a Ramón Alburquerque y a Guido Gómez no ha debido vérselos como peligrosos o estorbos, que en ocasiones son tan ácidos en sus críticas que hacen y se hacen daño, sino las instancias partidarias dejar el camino libre, que ellos busquen su espacio y que la democracia fluya. Veamos: se modificó lo del impedimento a la reelección del presidente que figuraba en los estatutos y que chocaba con la Constitucion, y hasta ahí bien, pese a la tesis de Peña al respecto (¿).
Ahora ¿cuál es el afán o el interés de impedir que el nuevo cuerpo directivo del PRM sea escogido libremente por el universo de los miembros de la organización, en vez de que sea el producto de la voluntad acomodada, cuando no amañada, de unos mil y tantos directivos o funcionarios del tren gubernamental? Eso, nada bueno ni democrático, nos retrotrae a las críticas de siempre a las cúpulas partidarias, por la odiosa práctica de secuestrar la voluntad popular o de las bases de las organizaciones políticas.
Los directivos del Partido deberían ser unos y los que vayan a los principales puestos públicos otros, como también planteaba Peña, y que no ocurre en la actualidad, especialmente con la presidencia y las secretarias general y de organización, respectivamente. Claro, partido y gobierno, y salvo que olviden la historia y de sus raíces, se necesitan y deben complementarse para no terminar mal. Y cuando hay quintas columna, caballos de troya internos o divorcio en las agendas, se corre ese riesgo.
Por ejemplo, que un sector del Partido se quede de brazos cruzados, incluso funcionarios, cuando el gobierno y su presidente sean presa de determinados ataques, sea de la oposición o de sectores que se sientan afectados por alguna decisión o inacción oficial, como ha pasado con el tema de los altos precios por la inflación, y hasta con el discurso de rendición de cuentas del jefe del Estado ante el Congreso. Poca gente, del PRM y del propio funcionariado, dio el frente y blandió sus espadas de defensa ante las criticas al presidente, quien muchas veces luce un tanto solo con la carga pesada (¿).
Se descarta que se deba a aspiraciones tempranas o romanticismo de algunos, porque en el PRM el liderazgo lo comparten Abinader y Mejía. Por cierto, se recuerda que este último y su hija Carolina fueron los primeros en salir con lo de la reelección de Luis. De esto, hay los que llegaron a pensar que sería para distraer y poder ir haciendo tranquilo un trabajo personal …. así como lo leen, por un por si acaso y que la inflación y otros factores, internos y externos, desanimaran a Abinader a presentarse como candidato en el 24, y entonces aparecer él como el mango aquel debajo de la mata que le refirió Balaguer a Bosch, en tiempos de Trujillo y del segundo en el exilio, en Cuba.
Pero parece que alguien cogió la seña y de apoyo a la reelección de Luis han seguido hablando otros en el PRM-gobierno, pero no Hipólito ni su entorno (¿).
jpm-am
es que siguen pensando que las soluciones de los problemas están en las manos de un presidente. no conciben que el reto está en fortalecer un programa de desarrollo institucional y desarrollo humano. siguen con la doctrina del baecismo y van tras la huella del balaguerato. demuestran con ello que el yoismo es superior a la colectividad. el fin del sistema clientelista es intrínseco a ese modelo caduco de los partidos políticos dominantes.