Ya basta de choferes incontrolables

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El deficiente sistema de transporte público dominicano ha sido uno de los principales problemas que afecta al país y que ninguno de los gobiernos no ha podido resolver en su totalidad, aunque en los gobiernos del presidente Fernández parecía emerger una luz al final del túnel para resolver el complejo problema, con la construcción de las líneas del Metro de Santo Domingo. ¿A qué se debe esto? Esta situación probablemente la debemos a la fuerza que todos los gobiernos le han dado a estos “sindicalistas” y “padres de familia”, que los han vuelto incontrolables, al punto que paralizan el transporte, obstaculizan el libre tránsito de ciudadanos que nada tienen que ver con sus protestas, violentan el orden público, hay que darle combustibles regalado, guaguas, libertad de decidir quién transita en nuestras calles y quién no, en fin, un sinnúmero de situaciones propias de una película de gansters en la que los villanos están por encima del bien y del mal. Partiendo de esa realidad y de que la mayoría de los gobiernos no han querido enfrentarlos de manera directa, ya sea por la capacidad de crear caos que tienen, porque el estado no está en condiciones de suplir el transporte si ellos se paran, por el peso electoral que representan o porque hay que equilibrar cuotas de poder, entiendo que es necesario buscar alternativas que frenen de una vez por todas este vandalismo. Sobre todo por el desafío a la autoridad que enrostran y por la falta de respeto a la ciudadanía. He pensado que el presidente Danilo Medina, por la cercanía que siempre mostró con Brasil, pudo haber solicitado una reunión a los técnicos de ese estado con la finalidad de conocer cuántas guaguas se necesitaban para cubrir todas las rutas y a partir de ahí hacer un acuerdo con Dilma que permita la facilidad de adquirí esos vehículo a través de financiación, como una respuesta contundente a los “Dueños del país”. Emplear los choferes y cobradores de las rutas de los “sindicalistas” y reorganizar totalmente el transporte, volver a controlar todas las rutas y hacer concursos para los empresarios que quisieran poner unidades privadas en dichas rutas, pero siempre bajo las reglas de juego del Estado, por ejemplo, el que ganara la ruta de la 27 de febrero seria por 3 años y al termino de ese periodo volver a rifarla. No obstante a ello, los empresarios deberían cumplir una serie de requisitos para concursar, poner militares en las guaguas que vendrían de Brasil para evitar desórdenes por parte de desaprensivos y continuaría con la construcción de otras líneas del metro hasta retomar el control total del sistema de transporte público. Con los actores que han provocado el caos y desorden por tantos años les daría alguna participación si la quisieran, pero siempre sometiéndose a las reglas del Estado. Entiendo que con alguna de estas recomendaciones y otras que pudieran surgir, República Dominicana tendría un eficiente servicio de transporte público, pero a la vez se ahorraría disgustos, chantajes, desorden, dinero y comenzaríamos realmente a trillar el camino del desarrollo. Un país en el que transportistas paralicen el tránsito y provoquen desordenes cada vez que les den gana sin sanciones pertinentes, un país en el que haya que darles millones de galones de combustibles regalados, en el que se les permita hacer y deshacer sin control alguno, no puede pensar en tener un avance sustancial en materia de desarrollo social, ya que el transporte es un eje vertical en el desarrollo de toda nación. Ya basta, el país está cansado de los “Padres de Familia”.

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