Utopía taína

El periódico haitiano “Le
nouvelliste”, ha editorializado en días
pasados, que el grave problema por el que ha estado pasando Haití por cientos
de años, solo se resuelve si ese país logra una emigración sostenida de su
población, de por lo menos 200,000 haitianos anuales.

Vemos con simpatía esta propuesta
y vamos a tratar de colaborar con la misma exponiendo algunas ideas.

Las cifras oficiales que se
manejan de los inmigrantes ilegales haitianos en la República Dominicana, es de alrededor de
medio millón de personas. Un
gran porcentaje de la población dominicana no cree en estos números. La percepción general es que hay por lo menos el doble
de esa cantidad.

Pero dejemos la especulación a un
lado y vamos a trabajar con esas cifras.

Si esta es la verdadera cantidad
de haitianos en territorio dominicano, estamos hablando de que ellos
constituyen el 5% de la población total del país.

Si las potencias extranjeras que
dicen tener el deseo de ayudar a Haití, de verdad quieren hacerlo, deberían
tomar la sugerencia del periódico “Le nouvelliste” y acoger en sus respectivos
países, por lo menos un 1% de su población. Ni siquiera estamos solicitando el cinco por ciento
como ya lo tiene la República Dominicana.

Si Estos países acataran esta
propuesta, los Estados Unidos, por ejemplo, con una población de 318 420 000
habitantes, acogerían como inmigrantes haitianos a 3, 184,200 por año. Canadá aceptaría 355,180 y Francia, por su parte, le
tocarían 640,061.

En el caso de esta última nación,
por ser Haití una ex colonia gala, los franceses podrían hacer un poquito más
aceptando un millón de haitianos en la Guyana francesa, uno de sus territorios
de ultramar que tiene una superficie de 92,300 kilómetros cuadrado, o sea,
más de una vez el tamaño de toda la isla española, pero, con una exigua
población de un poco más de un cuarto de millón de personas

En poco menos de dos años estaría
resuelto el problema de esta paupérrima nación, pues, con aquellos haitianos
que no tengan la necesidad de salir y con inversionistas extranjeros,
incluyendo a los dominicanos, que llegarían con dinero para invertir y
reconstruir el país, en poco tiempo, Haití saldría de su miseria ancestral y
por arrastre, contribuiría a normalizar la situación de los nacionales
haitianos radicados en
la República Dominicana.

Otras naciones como España, Inglaterra, Holanda y Portugal, que también
incidieron, a diferentes niveles, en el desastre ecológico, social y económico
de este pueblo, pudieran ayudar tomando para si algunos inmigrantes haitianos,
con lo que se aceleraría la solución a este dolor de cabeza internacional.

Podríamos tratar de contagiar con
este proyecto, a potencias económicas como China, Rusia, Alemania y Brasil, por
solo citar unos pocos. De
esta forma el problema haitiano se
resolvería en cuestión de meses. Mientras más países se involucren en el
proyecto, menor seria la cantidad de inmigrantes haitianos que cada nación
captaría.

Esta no es una idea nueva.

A raíz del terremoto del 2010 en
Haití, el señor Abdoulaye Wade, a la sazón
Presidente de Senegal, ofreció darles toda una región en el territorio
senegalés a los haitianos que así lo solicitaran. Nadie le tomó la palabra. El problema ha continuado y por el contrario, cada día
continúa haciéndose mayor y menos manejable.

A grandes males, grandes
remedios. Este es un problema que se puede
convertir en una conflagración entre dos países vecinos si continúan atosigando
a la República Dominicana. Todo
tiene su límite.

Esta es solo una idea. Si usted amigo lector, tiene otras posibles
soluciones, exteriorícelas. Entre
todos, puede que encontremos un desenlace feliz a esta colectiva tragedia.

carlosmccoy@ymail.com

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