Sobre los delincuentes de cuello blanco

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El autor es abogado. Reside en Santo Domingo

El criminólogo y sociólogo estadounidense Edwin H. Sutherland, introdujo el concepto de crimen de cuello blanco por vez primera en un discurso de toma de posesión ante la Association Americana de permiso monografía “White-Collar Crime” o “Delito de cuello blanco”.

Este tipo de delitos son cometidos por individuos con un alto estatus social y económico, y se han cometido desde épocas remotas. Los burgueses cometían estafas entre sí mismos. Tal es el caso del legislador griego Solón de Atenas (683 a.C. -559), quien en forma de poema escribió su punto de vista respecto a lo que realizaban los comerciantes en Egipto.

En Grecia se expone un discurso dado por el orador Lisias, quien solicita se les dé pena de muerte a las personas que acaparan el grano o cereal, el pan, en sí los suplementos básicos para la vida de la población ya que creaban mitos de que ciertos puertos habían sido bloqueados y así evitaban la competencia, dándoles una gran clientela y dominaban por tanto el mercado.

En Roma, fue promulgada “la Ley de Justiniano”, la cual decía que todo aquel que conspira para elevar y adueñarse del precio de la canasta básica debería ser multado, debía ser vetado del comercio o en el peor de los casos ser desterrados, incluso se dio permiso a mujeres y esclavos para que dieran fe de estos hechos y así poder actuar contra los criminales.

En el antiguo derecho hebreo los delitos se suponían inclusive más graves que muchos de los delitos violentos. Aquellos que cometen delitos en secreto eran calificados que no eran vistos por Dios y por eso merecían ser castigados de una manera más severa.

Este tipo de delitos se han vuelto cada vez más comunes en la sociedad actual, debido a que los grandes criminales ya no son aquellos que hacen una verdadera masacre, ahora son los que están con un sombrero y cigarro detrás de un escritorio.

Sobre la base del actual nivel de conocimiento y de los considerables esfuerzos realizados para movilizar a la acción pública y criminalizar actividades que se suponen escandalosas, se dan algunas tendencias contradictorias y una serie de cuestiones.

 Ante todo, no queda claro si al fin y al cabo, se alcanza realmente al empresario de gran consideración y elevado estado social, que comete actos criminales en el marco de su actividad profesional, amparado por el secreto fiscal, o si finalmente es sólo el pequeño empleado el que queda retenido en las mallas de la ley.

Dentro de los delitos calificados como de cuello blanco se hallan los siguientes: Acaparar el mercado, apropiación indebida, blanqueo de capitales, cohecho y colusión, crimen organizado, delito informático, espionaje industrial, estafa, Evasión de impuestos, Falsificación, Fraude fiscal, Lavado de dinero, Malversación de caudales públicos, Prevaricación y Tráfico de influencias.

Hoy en día, los delitos de cuello blanco son un asunto de total trascendencia para el mundo, sobre todo para Estados Unidos debido a algunos escándalos que asombraron como el de Enron una empresa de energía la cual esgrimió muchas irregularidades contables para ocultar que  esta empresa estaba en quiebra. Y Enron ya no pudo ocultar sus números más tiempo.

El delincuente de cuello blanco es un criminal muy peligroso por su capacidad para beber de las debilidades del sistema, perjudicando de manera directa o indirecta a otros muchos.

La personalidad del delincuente de cuello blanco está restringida a los objetivos de su codicia y de sus ansias de poder. Según Goppinger, el síntoma fundamental de los delitos de cuello blanco es una avidez incontrolable de ganancias materiales. El delincuente de cuello blanco es el tipo de criminal más peligroso, en potencia y en efectivo.

Para el maestro Sutherland es “una conducta antisocial, orientada al enriquecimiento, practicada por personas en posiciones de gran consideración social (ministros, funcionario alto), y dentro de su profesión, abusando de la confianza pública que  fatalmente  se otorga a su grupo y aceptando juntamente el proceder fiel a la ley de todos los demás”.

Si ocasionalmente estalla el escándalo a raíz del descubrimiento de hechos de esta naturaleza, muy pronto connotaciones políticas lo cubren desviándose hacia otras concepciones poco o nada criminológicas, o, si acaso, también por razones políticas, acentuándose. Por lo general son antiguos funcionarios políticos los envueltos en estos escándalos o ligados muy de cerca a estamentos políticos.  

jpm-am

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cesar perez
cesar perez
11 meses hace

Incluya en esos de cuello blanco a los bancos comerciales.