Salud emocional, perdón y sociedad

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EL AUTOR es investigador y empresario agroindustrial. Reside en Santo Domingo.

En mi experiencia de vida me he dado cuenta que perdonar las ofensas que recibimos es una de las cosas más difíciles para los humanos. Muchas veces decimos con la boca: ya le he perdonado, pero con el corazón, no se ha materializado el perdón.

Y es que las ofensas son especialistas en hacer heridas emocionales, estas heridas son muy difíciles de curar y hacerlas cicatrizar. Eso por un lado, pero también las ofensas, que por lo general  suelen ser humillaciones, hieren el ego, y eso es aún más  difícil de sanar.

Pero hay que aprender a perdonar, porque el perdón real y sincero es una medicina para el alma, y trae paz al interior. Nada hacemos con estar dándole vueltas en la cabeza y sintiendo dolor en el corazón por algo que ya pasó y que no podemos evitar, es decir, no podemos volver el tiempo atrás para evitar que pase. La solución: perdonar y personarse a uno mismo.

El perdonar es un acto de amor, siendo un acto de amor, además de sanar al perdonado y a quien perdona, también te hace merecedor del perdón de Dios, pues dijo Jesús: «… A quien poco se le perdona, poco amor muestra.» (Luc 7:47).

Pero ¿qué es lo que nos impide perdonar con facilidad? Nosotros los seres humanos nos creemos mejores a los demás, juzgamos sin compasión al prójimo y ni pensamos sobre lo débiles y frágiles que somos.

Pensamos que merecemos todo y creemos que los demás no lo merecen. Somos egoístas y nos dejamos guiar por sentimientos de superioridad inducidos por nuestro ego crecido.

Ese comportamiento va más en contra de nosotros mismos que a favor,  porque si se trata de esta dimensión en la que vivimos, en esta tierra, entonces sufrimos el doble y por todo el tiempo las ofensas que recibimos, y nos llenamos de rencor y sentimientos negativos que nos hacen no disfrutar de las bondades de la vida.

El no perdonar también trae consecuencias negativas a la salud de la sociedad. La acción de no perdonar está asociada a la poco o nada disposición que se tenga de comprender. Al ni siquiera intentar comprender las posibles causas del comportamiento ofensivo de la otra persona, entonces se produce una emoción negativa en la victima.

Esta emoción negativa generalmente parcial o totalmente reprimida, produce una herida emocional y sentimientos de rencor, odio y venganza, que poco a poco van haciendo que la víctima sea infeliz, violenta y agresiva, además de generar un deseo de venganza que le hace maltratar incluso a quien nada tiene que ver con lo que le pasó.

Esto llevado de lo individual al conglomerado, va produciendo una sociedad de individuos amargados, llenos de impotencia, de violencia reprimida y otros sentimientos negativos que son destructivos, y que incluso son generadores de algunos tipos de delincuencia, violencia e inestabilidad social.

Por eso es importante  que se eduque a la gente en la necesidad del perdón, que busquemos comprender las causas de los comportamientos humanos, que aprendamos a ver con amor a los hermanos, para que de esa manera, en lugar de herir, llevar sanación a los demás y a nosotros mismos.

Las Instituciones de la sociedad pueden influir mediante la educación a que los individuos tengan una actitud hacia el perdón, más que hacia la venganza; pero al final, la decisión  es personal, y está basada principalmente en la visión y concepción que se tenga de la vida.

Y es que cuando nuestra visión no es trascendente, y todo termina con la muerte, entonces surge la pregunta: ¿Para qué?, lo que puede llevar al individuo a tomar posiciones individuales que satisfagan fundamentalmente su ego, y si eso es ser violento y vengativo, pues así será la persona.

Pero si nuestra visión trasciende la vida material, entonces la pregunta ya no es ¿para qué?, sino ¿por qué? y ¿cómo? Por qué suceden las cosas, por qué tal o cual comportamiento, preguntas que te llevan a buscar causas y origen de los fenómenos y comportamientos.

Si hay trascendencia, si hay algo más después de esta vida, cómo puedo lograr esa trascendencia. Esta pregunta lleva al individuo a buscar modos de comportamientos que le permitan trascender la muerte y seguir existiendo, ya que esta es una cuestión fundamental para los individuos con conciencia de que existen.

Para aquellos que han asumido el cristianismo como fe y, por lo tanto, como forma de vida, el perdón tiene sentido trascendente, porque para el cristiano, de aquel lado de la muerte se considerará cuánto tú has perdonado en este mundo, porque con la misma medida que midas te medirán y la medida de tu amor, se valorará en unidades de perdón, pues: quien mucho ama mucho le será perdonado.

c.aybar@nikaybp.com

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