Reñida competencia
Luego de la Guerra de Abril del 1965, la calle El Conde se convirtió en la arteria comercial más importante. Las principales tiendas y negocios tenían como ¨vitrina¨ obligada modelar en la antigua vía capitalina que era el centro de la vida capitaleña.
Para ese tiempo, El Conde era de dos vías de vehículos, y la clase media de la época ¨gozaba¨ con ser vista entrando los paquetes en el carro estacionado a uno de los costados de la ruta urbana centenaria. El ocaso de la actual peatonal calle El Conde ha sido tal, que el tradicional muñeco de Santa Claus de la emblemática tienda La Margarita, el cual movilizaba a grandes grupos humanos, y que era el anuncio de la navidad, está siendo exhibido en un local contiguo sin su risa característica y lleno de parches y remiendos.
El tiempo pasa y la vida cambia. Hoy El Conde sólo representa la nostalgia de un tiempo que se fue y que no volverá, y las juventudes estudiantiles que cursaban su bachillerato en los alrededores de la otrora emblemática calle, que la escogían para ir allí a ¨brillar¨ en horas de clases, siendo ¨perseguidos¨ por autoridades docentes y administrativas, se quedó en un lejano recuerdo.
Pero igual desapareció aquella calle El Conde en la que una parte importante de la intelectualidad desde finales del siglo diecinueve se daba cita para debatir los más importantes temas del momento. Ya poetas, escritores y escritoras no acuden a dar a conocer sus producciones. Hasta el llamado Palacio de la Esquizofrenia, lugar frecuentado por los parroquianos que hicieron de sus sillas y mesas testigos de excepción de las más absurdas e inverosímiles tesis científicas.
En estos tiempos parte de la ¨inteligencia¨ nuestra se ha mudado a otro lugar diferente al Conde, y ahora es habitué a otra peña, y allí son vistos con un par de libros debajo de los sobacos que regularmente no son para acudir a la caja a pagarlos, sino para ser leídos en alguna de las butacas que están en el segundo piso de la popular librería (¿nuevo capitalismo?), o en su defecto, con sus indumentarias estrafalarias, a veces vistiendo traje de poliéster, a pesar de la temperatura estar por encima de los 30 grados, o con un pullover y un sombrero panameño, lo que genera una muestra fidedigna de un collage entre lo clásico y lo caribeño.
Pero indiscutiblemente que la dinámica societal dominicana ha traído nuevos actores que son los verdaderamente representativos de la vida capitaleña. Es el caso de las plazas comerciales, las cuales son actualmente los establecimientos que encabezan la vanguardia de la vida económica y social nacional. La competencia entre los mall es de cuerpo a cuerpo, y sin tregua, y cada uno hace esfuerzos inusitados por atraerse la mayor cantidad de público.
En estas navidades hubo clientes en demasía para cada una de esos centros comerciales, y los mismos demostraron cuán robusta es la economía dominicana, pues la afluencia de gente comprando fue inconmensurable. La lucha por ganar mercado hace que estas empresas se reinventen a cada momento, y traten de hacer lo imposible porque sus ofertas sean las más tentadoras, a fin de que el público se interese por acudir a esos negocios.
Siguiendo la tendencia de la época, uno de los mall ya cuenta con un hotel dentro de sus instalaciones, lo que le permite una ventaja comparativa, pues al contar en sus pasillos con las más afamadas marcas mundiales de ropas y mercaderías, turistas de muchos lugares no escatimarían hospedarse en ese lugar y de esa manera adquirir productos de renombre mundial a precio de moneda local.
Ya un reconocido grupo económico centroamericano, dueño de importantes centros comerciales en esa área anunció la construcción de un importante hotel en el centro de la ciudad, lo que de seguro tendrá como segunda etapa la construcción de un mall para radicalizar aún más la fuerte competencia existente en este renglón de la economía dominicana.
Pero donde en estos tiempos la disputa es una verdadera guerra sin cuartel, y como se decía en la lucha libre ¨máscara contra cabellera, sin límite de tiempo, enjaulados¨, es en el área de los supermercados. En este renglón el que osa respirar para tomar impulso, simplemente se queda atrás y se sale de la competencia.