Presentes pero ausentes…

 

¿Qué pasa cuando compartimos  poco tiempo con nuestros hijos en franco crecimiento?

 

Junto a mi esposo, soy madre de dos jóvenes, trabajo mañana y tarde, y  pertenezco a la gran mayoría de padres de familia donde hay que trabajar duro para mantener el hogar. Mis hijos estudian y tienen actividades extracurriculares por las tardes que complementan su formación integral. Estoy segura que la gran mayoría de los lectores se identifica con esta realidad.

 

Esa es una realidad invariable. Ahora bien, dónde radica el peligro, en qué momento llega a afectar emocionalmente a nuestros hijos las pocas horas que compartimos juntos. El verdadero problema inicia desde el momento en que restamos calidad y atención en las pocas horas en las que “estamos”. Es que “estar” no solo va en el sentido de la presencia física; más bien va en el sentido de la combinación de nuestra presencia física con la presencia de todos nuestros sentidos.

 

De qué nos vale llegar a casa, aislarnos a ver televisión, a leer un libro, o ponernos a realizar quehaceres en el hogar. Muchos piensan que ya con ese “estar” sus hijos son beneficiados. Gran error, muchas veces seria mejor que no estuvieran físicamente en casa, ya que al menos sus hijos no se sentirían ignorados, abandonados o rechazados.

 

“Estar”, va mas allá de una simple presencia física. Es conectarnos con nuestros hijos y desconectarnos del resto del mundo. Al menos un par de horas. Donde ellos sienten que tienen toda tu atención, que te importa lo que te dice, que te haces sensible frente a lo que ha vivido en el día. Que ese hijo o hija sienta que esta seguro a tu lado y que siempre cuenta contigo.

 

Debemos tener en cuenta que lo realmente importante para nuestros hijos es la calidad del tiempo  que nosotros sus padres pasamos con ellos y no la cantidad del mismo.

 

Es importante organizarse para dedicar tiempo de calidad. Tiempo en el que disfruten de nuestra compañía, de cariño, aprendizaje y desarrollo.

 

Dedicar tiempo de calidad con los hijos, no solo es bueno para ellos, es un tiempo de disfrute para todos que va a aportar beneficiosas ventajas: mejora los vínculos afectivos, la autoestima, potencia el desarrollo global, fomenta el aprendizaje, nos ayuda a liberarnos del estrés, favorece la comunicación. En definitiva contribuye al buen humor de todos  y a la felicidad familiar.

 

El tiempo que NO se pasa  con  los seres queridos no se recupera, no debemos considerar que pasar tiempo de calidad es dedicar un rato a estar con ellos y olvidarnos durante los demás periodos de tiempo. Se trata de organizarnos para que en nuestro día a día dispongamos de tiempo para disfrutar con ellos, aunque no sean grandes cantidades de tiempo. Es decir la clave está en transformar todo el tiempo que pasemos con ellos, sea mucho o poco, en tiempo de calidad y de disfrute. Podemos incluirlos en nuestras actividades cotidianas, de ser necesario.

 

Es fundamental saber que la relación interpersonal, el trato con los demás, tiene una importancia transcendental en el desarrollo de las personas. El disfrute de esta relación es algo que ningún padre ni madre debería perderse. Los hijos crecen y determinados momentos y experiencias no vuelven.

 

Te invito a ser padre presente. Estas a tiempo de organizarte y crear los espacios de calidad para compartir con tus hijos y convertirte en un padre presente en cuerpo y alma para ellos.

 

mentoria.orientacion@gmail.com

@amarloquetengojpm

jpm

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