¿Por qué la oposición no se siente como oposición?

imagen
EL AUTOR es educador. Reside en Villa Vásquez.

Dentro del ideario subconsciente dominicano se creó la costumbre de una oposición política caracterizada por la cercanía con los más sanos intereses de la población. Los líderes que enarbolaban y articulaban esos anhelos ciudadanos, como era el caso de Peña Gómez y Bosch, tenían tipologías que les permitan ser parte del corazón del pueblo.

Su seriedad, determinación, carisma, discurso y honestidad les granjeó la confianza de todos sus seguidores. Aunque fueron objeto de calumnias, éstas no prosperaban, ya que Bosch y Peña no tenían como norte conseguir contratos económicos con el gobierno de turno.

Tampoco se les conoció o probó vinculaciones con intereses mal sanos, que fuesen óbices y vergüenza para sus planteamientos en el plano político y personal. De ahí que sus convocatorias eran masivamente respaldadas  en virtud de la sinceridad de sus palabras y de su sano interés de convertir a la República Dominicana en el país que todos esperaban.

Hoy día esa realidad ha cambiado. Lamentablemente no tenemos una oposición, tan firme como la de Peña o Bosch, que obligaba al gobierno (todopoderoso en ese entonces, como lo fue el del Dr. Balaguer) a procurar cambios sustanciales para la democracia.

Tanto Bosch como Peña estaban del lado de la gente, caminaban con la gente y escuchaban a la gente. Hoy en día nuestros exponentes de la oposición política piensan que enviar una nota de prensa a un periódico contradiciendo algo del gobierno, bueno o malo, ya eso los tipifica como oposición de verdad.

El problema del problema

El mayor problema de tener un problema, es no aceptar que existe un problema.

La única excusa que usan los exponentes de la partidocracia opositora, para tratar el tema relativo a su falta de presencia antagonista real, es que esas son mentiras infundidas por el gobierno, mediante su maquinaria propagandista sufragada con los recursos públicos.

La oposición debe de aceptar que no ha presentado su proyecto de nación, para convencer a la población, como en su momento lo hizo Peña y Bosch. Éstos, o sea la oposición, solo apuestan a una jugada, que el PLD se divida.

Es difícil, a pesar de los enconos que hay dentro del partido de gobierno, ya que al final el PLD tiene un solo líder y amo: el presupuesto de la nación.

Su interés por mantener ese vínculo y su temor a persecuciones judiciales los une, aunque sus inquinas sean personales.

De ahí que para derrotar al gobierno, que no escatima esfuerzos para usar los recursos públicos en su favor, solo se pueda lograr mediante una gran alianza de oposición auspiciada por el principal partido de ese litoral, el PRM, cosa ésta que no se ve, ya que estos están inmersos en sus luchas internas y no en fortalecer una ingente unión de grupos para unificar criterios.

¿Qué les hace falta?

Les hace falta humildad. Critican al gobierno por sus actitudes dictatoriales, las cuales en verdad existen, pero cuando se les reprocha – a la oposición – no aceptan el disenso y acuden a lo más rápido y fácil: el insulto.

Necesitan que los egos dejen de nublar la razón. Todos, los que dicen ser oposición, saben cuales son sus reales posibilidades, por lo que lo lógico es apoyar a quien dentro del espectro opositor tenga mayores niveles de factibilidad de acceder al poder.

Muchos/as de los que ejercen de opositores podrían ser buenos Diputados, Senadores, Ministros, Embajadores, Cancilleres, etc…. Pero no todos llegaran a ser presidentes. Lo que intento decir es que se pongan en su lugar antes que las circunstancias lo hagan y de mala forma.

El clientelismo

En estos gobiernos (del PLD) se ha incrementado el clientelismo, disfrazado como plan social. Se congela un fragmento de la población para luego movilizarlo electoralmente. Desde el punto de vista estratégico es una jugada correcta, pero éticamente es condenable.

El PRM, que es el principal partido de oposición, debe de dejar de enfocar su discurso a esas personas que son parte de esos planes sociales. Sumando ese segmento, más los empleados públicos – administrativos –  los sueldos injustificados (botellas) y otros/as receptores/as de dádivas dan como resultado un 24% del electorado que esta enchufado al presupuesto de la nación.

Esto solo favorece al gobierno de turno que tiene en sus manos más de un millón de votos en el círculo de espera. En mi opinión deberían convencer a los indecisos.

ALMOMENTO.NET publica los artículos de opinión sin hacerles correcciones de redacción. Se reserva el derecho de rechazar los que estén mal redactados, con errores de sintaxis o faltas ortográficas.
0 0 votos
Article Rating
Suscribir
Notificar a
guest
0 Comments
Comentarios en linea
Ver todos los comentarios