¿Podrá la economía dominicana generar empleos para dos países?

 

  1. El proceso de destrucción del empleo

Una buena porción  de periodistas y de economistas que se refieren a la circunstancia del trabajo  en la sociedad dominicana viven en dos mundos. En uno proclaman que aman y defienden a su país; las conquistas sociales de su población. En otro, le manifiestan los mayores odios y desprecios; se desentienden de su suerte. Forman conciliábulo con sus enemigos y llaman al extranjero para que intervengan y nos aplasten. Nos enfrentamos a una segmentación  de la personalidad.  Hay una persona que opera con las informaciones de la circunstancia; vive en este mundo trivial y extrae sus pensamientos de lo que ve. La otra  persona,  se desconecta de la realidad, seducida por su imaginación, las alucinaciones y el delirio.  Es como si en una misma persona vivieran juntos, el  Doctor Jekill y Míster Hyde de la famosa novela de Robert L. Stevenson.

¿Cómo es posible que se produzca ese desdoblamiento de la personalidad? ¿Cómo es posible que puedan convivir en un mismo cuerpo dos personas, que se contradicen y, a veces se combaten? Uno se mantiene débilmente atado a la conciencia; el otro no tiene memoria. No sabe ni de dónde viene ni adónde va; se mantiene en el limbo. Examinemos in fine el fondo de esta parafrenia, en la que las dos personalidades se contraponen. Hay uno  que no niega que los trabajadores dominicanos han sido suplantados en la agricultura, en la construcción, en los servicios e incluso en la buhonería. Que todo esto nos depara perjuicios extraordinarios.  Y, de las nieblas, surge el otro, seducido por hipótesis fantasiosas, mundos ideales, que nos dice que combatiremos la pobreza y la falta de prosperidad, importando la miseria del país más pobre del continente.

De las dos personalidades, el intervencionismo internacional  se apoya en la ilusión de que la suplantación del dominicano por el haitiano no nos empobrece. El enviado de la OEA, el señor Azuara, ha proclamado a tambor batiente de que la diáspora haitiana constituye una aportación, y que hay que ahondar en el proceso inmigratorio.

Pero hay otras perlas.

La delegación de la Union Europea radicada en el país dio a la estampa   El aporte de los trabajadores inmigrantes a la actividad económica  en la República Dominicana: una primera aproximación ( Santo Domingo, 2013, Jeffrey Lizardo, Carlos Gratereaux) en la penumbra de un discurso embrollado, se deja entrever, primero, que la mano de obra haitiana representa el 7,4%, dejando  las susodichas aportaciones en vaguedades, desconectadas de los efectos que provoca en la vida de la población dominicana.

En el informe  patrocinado por el Ministerio de Trabajo,  Inmigrantes haitianos y mercado laboral. Estudio sobre los trabajadores de la construcción y de la producción de guineos en RD (F.Báez Everst, W.Lozano, J. Díaz Segura, R.Durán Rodríguez, SD, 2011) se determinó que la proporción de haitianos que trabaja en el banano podría alcanzar el 78% y en los trabajos de la construcción superan  el 58%. Toda esa mano de obra transfiere remesas a su país que alcanzan los 914 millones de dólares por año. Según  el  Observatorio del Mercado Laboral dominicano (OMLAD), apéndice al Ministerio de Trabajo” entre 2000 y 2014 el uso de la mano de obra haitiana aumentó en más del 440%, superando a la dominicana, que aumentó sólo un 35%.”.

Ese proceso de exclusión del dominicano se halla conectado directamente con el crecimiento sin precedentes de la delincuencia, el narcotráfico, la prostitución, el juego y la descomposición de nuestra sociedad.

La negación de la realidad ha llegado a tales extremos, que el efecto perturbador de la inmigración haitiana en el empleo global ni siquiera se menciona en la estrategia  nacional del desarrollo, dada a conocer por el Ministerio de Economía  ni en el informe Attali.

El mercado laboral se compone de dos elementos.

  • una oferta de mano de obra, constituida por la cantidad de dominicanos que no tienen empleo, que entran cada año en el mercado laboral o que se hayan empleados en el sector informal.
  • La demanda de mano de obra de las plantaciones agrícolas, de las empresas, del comercio y de las diferentes instituciones de servicios.

Cuando la oferta de mano de obra resulta muy superior a la demanda del mercado laboral, disminuye el valor del salario. Aquí entran al ruedo dos  enfoques.

  • La tesis neoliberal, según la cual la caída de los salarios, dinamiza el empleo. Porque las empresas emplearán mayor cantidad de personas. Se presenta al trabajador como un costo, y se visualiza a la empresa o a la institución de trabajo como la plataforma esencial  del mercado laboral.  En esta concepción no existen los trabajadores nacionales. Se trata de una economía  al servicio de las empresas, y no al servicio de la sociedad.
  • En la concepción keynesiana, la caída de los salarios no es  una solución para hacer reducir el desempleo. Si disminuyen los salarios, se reducirá el consumo.  Y, en consecuencia, caerá la demanda de bienes y servicios, y crecerán los despidos y aumentará el desempleo. Si los trabajadores quedan privados de sus trabajos, se reduce la producción, baja la demanda y finalmente aumenta el desempleo.  Es un círculo vicioso. La trampa mortal en la que naufraga el bienestar de los dominicanos.

En nuestro caso, el empleo desaparece en las mayores canteras de de mano de obra que son la agricultura, la construcción de infraestructuras e incluso en la economía informal,  por un factor externo.

  1. El  desplazamiento de población haitiana al territorio dominicano atraído entre otras razones por las diferencias salariales entre un país y otro. Un salario mínimo que oscila entre 150 y 250 dólares  y un salario general d 80 dólares en Haití;  el desempleo en Haití se halla en 70% de la población, en la República Dominicana ronda 15%.
  2. Estas circunstancias provocarán a) estancamiento del salario real. Si el costo de la vida aumenta, tal como ha hecho en la última década, el salario real ha permanecido estancado, con el poder de compra de años anteriores. En nuestro caso, el PIB crece; el salario decrece. En otras palabras, los trabajadores dominicanos no se benefician del crecimiento de PIB, porque no ha redundado en un aumento del salario real. Los haitianos tienen un efecto empobrecedor: desplaza al dominicano de los mayores yacimientos de empleos: en la agricultura b) freno a la modernización de la agricultura; la oferta de una mano de obra ilimitada desestimula la introducción de tecnología, que eleven la productividad del trabajador y estimulen el aumento de salario. Esto  empobrece a toda la clase trabajadora dominicana, ¿podremos los dominicanos generar empleos para dos pueblos pobres? Una de las mayores preocupaciones de cualquier Gobierno en el mundo consiste en preservar el bienestar de su población mediante la preservación de los mecanismos de supervivencia, que no han de ser, ni pueden ser, el asistencialismo del Estado, sino la producción de empleo para su población. La solución de la dramática circunstancia haitiana no ha de fundarse en el empobrecimiento de la República Dominicana. Según el Banco Mundial, tras el terremoto las exportaciones dominicanas hacia Haití se redujeron brutalmente. Tal circunstancia disminuyó el PIB nacional, y esa caída fue compensada con el aumento de la inmigración ilegal hacia el país. ( Haití y la República Dominicana, más que la suma de la partes, BM, 2013).

Los factores que ahondan el proceso de desnacionalización continúan reproduciéndose. El país no ha logrado detener el flujo migratorio. El nuevo código laboral ha aumentado enormemente los costos de un trabajador, lo cual estimula la contratación por parte de muchas empresas de la población extranjera ilegal.

  1. La propuesta del Presidente Medina

. ¿Quiénes son los responsables de la liquidación de las conquistas sociales del pueblo dominicano? En La Habana, en la II Cumbre del CELAC (29/1/14),  para replicar los mandobles del gobernador de las islas San Vicente y Granadinas, Ralph Gonsalves, el Presidente Medina se vio en la obligación de explicarle a los Gobiernos del continente, cuál es la situación del país, y cuál es la actitud del Gobierno.  Gonsalves estaba cumpliendo con la petición del Presidente haitiano Michel Martelly, quien solicitó a los quince Gobiernos del CARICOM la intervención en la política interna de la República Dominicana.  En Puerto España ( Trinidad y Tobago),  el 29/10/13,   Martelly  proclamó, fundado en las palabras del periodista Juan Bolívar Díaz, que, en la República Dominicana se había producido un genocidio civil, y que era necesario una intervención de todas las naciones del continente, para modificar el comportamiento de los dominicanos.

Discurso del Presidente Danilo Medina, en la II cumbre del CELAC  La Habana (29/1/14): “quiero que sepan que, en la República Dominicana, residen alrededor de un millón de ciudadanos haitianos, la mayoría de los cuales son indocumentados. No tienen ningún documento, y transitan libremente por las calles de la República Dominicana. Sin que ningún policía ni nadie ni ningún inspector de migración los  detengan  para preguntarles si tiene un pasaporte o si tiene una visa para residir en la República Dominicana. Esos haitianos ocupan en estos momentos el 80% de los trabajos en el sector agropecuario y una cantidad similar en el sector de la construcción. Su participación en el mercado turístico va creciendo conforme pasan los meses. En la República Dominicana no se le pone ningún obstáculo, a pesar de que tenemos una ley laboral  que establece que la composición en cualquier centro de trabajo entre nacionales y extranjeros no debe exceder de una composición 20/80. 20% de extranjeros y 80% de dominicanos. Sin embargo, el Estado dominicano mira para otro lado, cuando se trata de Haití.

En ocasión del terremoto que sacudió a la hermana república de Haití nuestro país incluso entregó un aeropuerto para que sirviera de bases de las operaciones que vinieran en ayuda de la hermana república de Haití. Caravanas de dominicanos fueron a la frontera llevando cuanta cosa pudieron recoger para ayudar nuestros hermanos. Después del terremoto, Haití se quedó sin puerto marítimo. Y toda la mercancía desde el 2010 que ingresan al mercado haitiano entra por los puertos de la República Dominicana. El año 2012, para ser específico, 11, 676 toneladas de mercancías entraron por los puertos de Santo Domingo y transitaron por las calles del país para ir en auxilio de Haití y estamos dispuestos a seguir apoyando a Haití hasta tanto puedan tener sus estructuras para que los barcos puedan llegar directamente a la hermana república de Haití.

No se puede acusar de violación de los derechos humanos a un país que garantiza el acceso a la educación, el acceso a la salud sin importar el estatus legal de las personas.

Hoy en día en los hospitales de la República Dominicana, el 13% de todos los partos que se hacen son a madres haitianas. Y no solamente a mujeres haitianas que residen en el territorio de la República Dominicana sino a mujeres que cruzan la frontera para dar a luz en un hospital de la República Dominicana. Porque le sale más económico en nuestro país dar a luz porque es gratis. Y, en Haití, tiene que pagar por la realización de ese parto. Nosotros estamos gastando 5300 millones de pesos para atender a ciudadanos haitianos en asuntos de salud. Eso significa más de 100 millones de dólares”:

¿Cuáles son las conclusiones que cabe hacerse del discurso del Presidente en La Habana? 1. Que el país se halla ocupado por una población extranjera, que representa más del 10% de toda la población. 2. Que el mercado laboral se halla desnacionalizado, al punto de que en las mayores  canteras de empleo que son la agricultura  y la construcción  el 80% de los trabajos son ocupados por una mano de obra extranjera e ilegal. 4. Que los servicios de salud y de educación están siendo esquilmados por una población extranjera. Y 5. Que ante esas circunstancias, verdaderamente inicuas para el bienestar del pueblo dominicano, el Gobierno mira para otro lado e incumple con la obligación de hacer respetar las leyes del país, y el Presidente se hace el sueco.

¿Dónde está el  proyecto que tenía para la sociedad dominicana? ¿Cuáles eran las políticas de empleo para los 150 mil jóvenes que penetran anualmente al mercado laboral? ¿Cuáles soluciones se han imaginado para el 20% de dominicanos sin trabajo que son un peso muerto en las estadísticas? El único programa que han llevado a cabo resulta mediocre.  Se trata de  expandir las políticas asistencialistas, fijando en la población la idea de  que el Estado sustituirá a las familias: desayuno escolar, tanda extendida, almuerzo escolar; ayuda a las madres solteras, expansión del bono luz, del bono gas y el Gobierno se ha transformado en una institución de beneficencia, rematada con una expansión sin precedentes del empleo en el Estado, que ha pasado de 240.000 empleados en el 2004 a los 800 mil empleados en el 2016, adobada de nóminas secretas, nominillas de los dirigentes del Partido, sobreabundancia en el servicio exterior y los mandos de las instituciones. Toda esa muchedumbre pulula en las oficinas públicas sin escritorios dónde sentarse y perturbándose  unos y otros. Lo propio acaece con muchas instituciones que tienen las mismas competencias y cuyas maniobras paralizan, vuelven lentas, todas las operaciones del Gobierno.

El objetivo es demostrarles al país que suplantando a los dominicanos en la agricultura, en la construcción, en los servicios; que destruyendo el valor de los salarios, se beneficia al país.  Que esa circunstancia que despoja al dominicano  de su mecanismo de supervivencia, lo enriquece. Hay que concluir  que los políticos, los periodistas e incluso los economistas que se han empeñado en esta demostración suponen que la masa del pueblo se halla compuesta de imbéciles. En fin, si la política no sirve para defender las conquistas del pueblo ni  para preservar la Independencia del país ni para  evitar la desintegración de la sociedad, ¿para qué sirve, entonces, la política?

 

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