Plan Colombia antidrogas estudiado por todos

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El autor es contador público autorizado. Reside en Miami.

“¿Vamos a esperar que otro millón de latinoamericanos caiga asesinado y que se eleve a 200 mil los muertos por sobredosis en Estados Unidos cada año?”, señaló el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, en discurso inaugural.

El consumo de drogas es un problema de carácter social como el tabaco, el alcohol y la prostitución, que siempre han estado y seguirán presentes en la sociedad.

Los Estados han encontrado soluciones medianamente aceptables para administrar la realidad de la prostitución y el consumo de las drogas legales: el tabaco y el alcohol; ahora toca hacerlo con las drogas ilegales.

La estrategia punitiva y de prohibición contra el consumo de drogas, que inicia en la década de los 70 a impulso del Presidente Richard Nixon, ha fracasado. La evidencia indica que en los últimos 40 años no se ha reducido el consumo, la corrupción, el poder de los narcotraficantes ni la violencia y sí hay pruebas de que estos problemas han aumentado.

La experiencia, aunque escasa, y la investigación muestran que es falsa la afirmación de que la legalización trae consigo el aumento de la demanda. Todo indica que más bien sucede lo contrario como ocurrió en Holanda.

Todo se legalizará gradualmente y el Estado en sus boticas sociales venderá a los adictos haciendo competencia a micro delincuentes vendiéndolo más baratos  y dando estricto seguimiento a furgonetas, avionetas y todo laboratorio que entre al país, reciclando beneficios incautados para la rehabilitación, maquinaria detectoras, perros cómo jauría oliendo a todos y veremos quiénes importan, venden y consumen con registros reales, si estos dan datos, su pena podría ser conmutada, parece ser el plan Petro, no detallado así, pero implícito.

Colombia posiblemente pondrá a prueba como nunca antes la relación especial de Estados Unidos con un importante aliado no perteneciente a la OTAN, frente al flagelo drogas.

Durante la disputada contienda electoral, Petro, un exguerrillero, arremetió contra la erradicación forzada de los plantíos de coca y contra la extradición, partes fundamentales de la guerra contra las drogas respaldada por Washington, así como contra un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos al que responsabiliza de empobrecer comerciantes de drogas y campesinos que cosechan hojas verdes de marihuana y coca al no tener otro cultivo que les genere beneficios sin incentivos del Estado; los cárteles le dan todo adelantado agricultor y le compran a precio prefijados cosechas.

Pero su simple promesa de implementar cambios radicales en una nación que desde hace tiempo ha sido bastión de estabilidad regional ha inquietado a muchos en Washington, incluso piensan que es parte del resurgimiento de la izquierda en toda Latinoamérica la cual fue acogida por millones de colombianos hartos de la enorme desigualdad e injusticia social.

“Nuestra labor combinada para combatir el crimen transnacional ha llegado a su fin”, dijo Kevin Whitaker, embajador desde Washington, respondiendo sobre el tema

«Estudiemos una nueva convención internacional que acepte que la guerra contra las drogas fracaso, porque esa guerra fortaleció las mafias y dejó Estados debilitados» puntualizó Gustavo Petro

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