No sé en cuál lugar de las encuestas figura la corrupción como preocupación ciudadana, aunque creo que ese tema fue excluido de los cuestionarios que indagan la percepción colectiva sobre temas económicos, sociales y políticos, desde cuando hace ocho años la Gallup dijo que el 89% de los encuestados la estimó como alarmante.

Ese flagelo le cuesta al mundo alrededor de 2,6 billones de dólares al año, además de que el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial se pierde anualmente a causa de la corrupción, lo que atasca el desarrollo, la inversión y el crecimiento económico.

Una investigación de la Oxfan, organización mundial que aborda el tema de la pobreza en 85 países, reveló que en República Dominicana la corrupción tenía un costo de RD$26 mil millones, equivalentes al 0.7% del PIB, pero al día de hoy no se conocen estadísticas que indiquen si ese monto es hoy mayor o menor.

Aunque ese nódulo social y económico se asocia al soborno, extorsión, fraude y malversación de fondos públicos, hoy en día se inscribe también en prácticas desleales de comercio, lavado de dinero, infiltración del narcotráfico en el Estado, uso de  recursos públicos para beneficiar a personas físicas y jurídicas a través de exenciones y exoneraciones.

Los corruptos de ayer y de hoy no sienten temor el exhibir sus fortunas mal habida como si fuera regalo del Espíritu Santo, más aun cuando el Ministerio Público y el Orden Judicial han padecido casi siempre de conveniente ceguera.

Más que despreciar la corrupción, amplio segmentos de la clase media ofrecen la impresión de envidiar a los dichosos que encuentran en el Estado botijas repletas de millones, porque cuando tienen la oportunidad de acceder a funciones públicas lo primero procura  es asociarse a los privilegios..

El Código Penal cumplió 241 años de vigencia con apenas algunos remiendos, sin que se sepa cuál de los varios textos modificados sería aprobado, , pero prevalece el temor de que la prevaricación sería  objeto de sanción ejemplar.

Nunca voy a entender por qué  la Dirección de Impuestos Internos (DGII) es tan celosa en el cobro de tributos contra pequeños y medianos emprendedores, mientras se tambalea para auscultar fortunas generadas nuevas o añejas generadas por el cohecho, cuyos detentadores las movilizan libremente por toda la anatomía financiera.

La pobreza y marginalidad se agravan a causa de la corrupción que extrae de los fondos públicos cientos o miles de millones de pesos que  deberían ser dirigidos a la salud, educación, agua, vivienda, presas, obras viales y generación de empleos, por lo que es necesario extirpar ese cáncer, cueste lo que cueste.

jpm-am

Siempre se ha tenido la vieja creencia de que los estudiantes que obtienen excelentes calificaciones, los intelectuales, los oradores y aquellos que tienen buena memoria son inteligentes. En unos que otros casos los pueden ser (¡Cómo no!), pero no necesariamente.

Los alumnos aprovechados y que alcanzan notas sobresalientes es producto de su disciplina. Esa disciplina se manifiesta al realizar todas sus tareas y preparar las asignaturas previamente a los exámenes. Y al contar con una memoria normal, para almacenar datos relativos a las materias, es lógico que las aprueben con números superiores.

Si se exhibe una conducta similar en todo el programa de la carrera no hay duda de que el alumno está destinado a graduarse con honores. Ello no significa, sin embargo, que estamos en presencia de un genio.

No son genios tampoco todos los intelectuales. Me refiero a aquellos individuos que han leído y han escrito mucho, que acumulan conocimientos prestados, al consultar obras de múltiples autores, los cuales les sirven para reciclar y elaborar libros que constituyen aportes culturales para la gente.

Si necesariamente un intelectual no es inteligente, mucho menos podría serlo un orador. La oratoria es un arte, donde la voz, la articulación de ideas, la entonación de las palabras, la narración y la descripción juegan un papel preponderante. Y sería mejor orador si el individuo tiene cultura y buena memoria, lo que permite realizar anécdotas y comparaciones de hechos históricos universales.

Es un error, de igual manera, considerar que una persona con buena memoria es muy inteligente. No necesariamente. El concepto inteligencia es objeto permanente de discusión, de la misma forma que han surgido cuestionamientos a ciertas mediciones del Coeficiente Intelectual.

De todas maneras, se sigue creyendo que la inteligencia abarca comprensión y razonamiento, adaptación, creatividad y resolución de problemas de forma satisfactoria. De esas características, sin embargo, hay dos que son las principales: Creatividad y solución de problemas. Se trata de dos aspectos que necesariamente no guardan relación al nivel cultural de la persona.

Cuando empezaron a proliferar los supermercados en República Dominicana, los minoristas o pulperos no se fueron a la quiebra, porque apelaron al delívery o entrega a domicilio de productos y de forma rápida, lo que resulta cómodo al consumidor. Eso es creatividad. Y puede ser creativo un albañil, un herrero, un carpintero, un mecánico capaz de introducir innovaciones.

Estados Unidos es uno de los países que está a la cabeza de las innovaciones. Creó el avión, el internet, el microchip, el láser, el teléfono celular, el refrigerador, la computadora, además de contar con la exploración espacial, la medicina y la energía. En los deportes Estados Unidos es el creador del béisbol, voleibol, el baloncesto y el fútbol americano.

Las contribuciones de los chinos también son importantes. Crearon el papel, la imprenta, la pólvora, la brújula, la seda, porcelana, el dominó, técnicas agrícolas y de navegación. Los chinos incursionaron al capitalismo de último y son los mayores vendedores del mundo. Además, crean puentes y otras obras físicas en lugares inimaginables.

Los ingleses no se quedan atrás. Crearon el motor a reacción, la máquina de vapor, el primer sello postal y deportes como el fútbol y Rugby. Y los alemanes crearon el automóvil, la aspirina y los rayos x. No se puede obviar, además, que los japoneses también tienen su aporte, al crear el tren de bala, los fideos, el Karaoke y la consola PlayStation.

Jamás olvidemos que los franceses son creadores del cine, la vacuna contra la rabia, la fotografía y la declaración de los derechos del hombre y del ciudadano. Por otro lado, están los inventos de los italianos, como son la batería eléctrica, el barómetro, la radio, el piano, el sistema bancario moderno, las gafas, el teléfono, entre otros tantos.

Hay múltiples países que tienen grandes aportes a la humanidad. Entre ellos hay naciones de América, como es el caso de Brasil, que creó el teléfono inalámbrico; Costa Rica ha creado tratamiento para el cáncer; México inventó la televisión a color; Argentina inventó el bolígrafo; Colombia creó el marcapasos.

No puedo dejar de mencionar a Cuba, un país con grandes limitaciones económicas, pero donde su gente aprendió a reparar de todo. Los cubanos no botan nada, todo lo reparan, empezando por los repuestos de los autos.

Los dominicanos no nos quedamos tan atrás. Aquí se inventó un reductor de consumo eléctrico, un dispositivo antirrobo de autos y el sistema agrícola de riego por goteo. Además, los dominicanos somos los creadores del “teteo”, que no es más que una fiesta, rumba informal e imprudente que incumple normas sociales de convivencia.

jpm-am