En la reciente cumbre de países que no tienen salida al mar convocada en Viena por Naciones Unidas, los actores del espectáculo global proporcionaron al público una cumbre alegre y entretenida.

Parecería que Viena es un excelente escenario para Don Evo Morales.  En una conferencia sobre drogas, también celebrada en Viena por Naciones Unidas, en esa ocasión, el presidente boliviano se dirigió a los delegados con una hoja de coca en las manos, que luego masticó,  diciendo, “esto es una hoja de coca, no es cocaína, es parte de una cultura”.

El aplauso fue estruendoso.

En esta ocasión Don Evo explicó que le debe la vida al gobierno de Austria. Viena y su aeropuerto le permitieron al presidente de Bolivia aterrizar de emergencia después que varios países europeos le impidieran sobrevolar sus territorios por la sospecha que transportaba a Edward Snowden reclamado por Estados Unidos.

El entretenimiento alcanza su éxtasis  al aparecer Conchita Wurst, la cantante mujer barbuda, ganadora del último festival de Eurovisión.

El secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, luego de la interpretación de las canciones de Conchita expresó que “seguirá luchando contra la transfobia y homofobia”. Su entusiasmo hizo que confundiera el saludo al presidente y al gobierno de ¡¡Australia!! En la corrección demostró el buen humor al decir que en Austria no hay canguros.  Habría que agregarle que tampoco tiene salida al mar.

Agrega Ban Ki-moon que “estoy a favor de la igualdad y espero que más gente se una a nuestra campaña global de libertad e igualdad.  Aún entusiasmado afirmó, “como dijo Conchita en la noche de su victoria en Eurovisión, y la cito: somos imparables”.

El aplauso también fue estruendoso.

Por supuesto, las palabras de Conchita, de nombre Thomas Neuwirth,  no podían faltar.

Dice el travesti barbudo que “cada uno y todos quieren ser respetados y revivir respeto, pero solo puedes ser respetado si también respetas a otros”.

“Desafortunadamente, todavía hay muchos países y personas que piensan que los derechos humanos son solo para algunos y no para todos”.

“También esas personas quieren ser respetadas y les digo que deben respetarnos primero para merecer respeto”.

El aplauso tampoco podía faltar.

¿Y no se supone que era una cumbre de países que no tienen salida  al mar?

¿Se podría saber quiénes son los imparables?

Sin ninguna duda, lo que si sabe es que fue una cumbre alegre y entretenida.

v.yanguela@codetel.net.do

En un consultorio cualquiera:

(M) Pase y siéntese.  Yo soy el doctor Sánchez.  ¿En qué puedo servirle?

(P) Doctor, me siento muy mal, me duele todo, ya no soporto más, creo que me han apaleado.  Debo tener algo muy malo.  Me siento morir.

(M) Bueno luce que Ud. tiene uno o varios microbios que lo están infectando, quizás sean virus.  En medicina los llamamos genéricamente patógenos.

(P) Y eso ¿es que los microbios o patógenos son malos y solo están para hacernos daño?

(M) No.  De los muchos millones de microbios existentes y que cargamos en nuestro cuerpo y hay en el medio ambiente, la inmensa mayoría en simbiosis, nos ayudan a vivir y a realizar todas las funciones del cuerpo, solo algunos, muy poquitos, son considerados malos

(P) Y ¿por qué me atacan a mí?

 (M) No lo sabemos, pero sí que cuando atacan, se incuban y vencen, digámoslo así, al sistema inmunológico, pueden llegar a ser muy agresivos y terribles.  Estamos sujetos constantemente a ser infectados por nuestros propios residentes, por eso debemos cuidarnos.

(P) ¿Más de lo que yo me cuido?  Si creo que ya estoy hipocondríaco, pero lo que quiero ahora es sanarme, estar bien, así que por favor, ayúdeme.

 (M) Fíjese Ud. que los animales salvajes sufren en comparación muchas menos enfermedades que nosotros, por eso algunos científicos creen que son nuestras emociones diarias y el stress del vivir, que afectan al cerebro, nuestro órgano rector de toda nuestra biología.  Esto crea desbalances internos propicios para que patógenos que viven no activos, se activen y nos ataquen.  Hasta han llegado a decir que las enfermedades no son malas, sino un medio biológico de curar.  Pero vamos al grano, ¿Qué siente, dónde le duele?

(M) Sí, vamos al grano porque como no le entiendo mucho y me siento tan mal creo que Ud. está medio desvariando.  –(Explica los síntomas, el médico lo examina, concluye y se pone a escribir la receta)-.

(M) Bien mi estimado, vamos a probar con estos tres medicamentos.  Dos son antibióticos de amplio espectro.  Entre ambos espero que Ud. quede sano pues hay que eliminar todos esos patógenos.  El último es un analgésico para el dolor.  Espero se mejore y no tengamos que hacer análisis y más pruebas.

 (M) La semana que viene vuelva y veremos si todo marcha bien, o hay que hacer algunos cambios, y para también darle prebióticos, reconstituyentes y vitaminas para reactivar todos los microbios buenos que también fueron eliminados por los antibióticos, como la flora intestinal entre otros.  Que le vaya bien.  ¡Ah! Y no estoy desvariando, son las nuevas teorías y descubrimientos de la ciencia, que nos permiten avanzar y dar mejores resultados para la salud.

(P) Gracias doctor, espero mejorarme de este malestar.

 La sociedad en que vivimos, está organizada similar a la biología del cuerpo humano, y sus males son similares y debían combatirse igual que los del cuerpo, pero lo más puntual posible.

He descrito una consulta médica normal aunque de cierto nivel entre galeno y paciente.  Podríamos incluir casos más drásticos de cuando la enfermedad amerita la invasión leve o grave, urgente o no, del cuerpo humano, como cuando hay que extraerle una parte de éste, un órgano o un tumor.

 La medicina actual entiende que para salvar el cuerpo a veces hay que tomar medidas muy drásticas, y estima que es mejor preservar una gran parte viva, antes que el todo se colapse y vaya a la tumba por no eliminar lo malo.  Así también lo entendemos todos.

Cuando la sociedad se descompone y es atacada por patógenos internos o externos, la sociedad misma debe actuar sin contemplaciones, como actúan los médicos o la naturaleza.

 A veces pienso que si listáramos en decálogos en orden de peligrosidad a todos los microbios sociales dañinos que afectan nuestro país, con nombres y apellidos , empezando por los más peligrosos, como hace el FBI, y aplicáramos un “medicamento”, efectivo, selectivo y bien dirigido, previa evaluación ponderada de la que llamaremos justicia de preservación, que sea rápida, eficaz, no discriminatoria, que trate de no dañar tejido social sano adyacente, creo que lograríamos con poco esfuerzo eliminar todos nuestros problemas, progresar y ser más felices.

 Otros estiman que para lograr este objetivo se requiere de una revolución y mucha sangre, pero ésta solución, como si fuera “medicamento recetado”, haría bien y mal pues eliminaría también a muchos buenos e inocentes.  Quizás hasta nos invadiría la “OEA” otra vez.  Serían efectos secundarios que dañarían la economía, afectaría a los mercados, al turismo y a la sociedad que pasaría momentos trágicos de zozobra e inseguridad y se retrasaría necesariamente en su desarrollo.

El propuesto en cambio, muy añejo y solo revivido, es un protocolo de sanación muy bien experimentado.  Se usarían solo “medicamentos” muy conocidos y dirigidos solo a esos “genes” equivocados de los cromosomas del “genoma país”.  La ventaja es que ante la nueva experiencia y realidad de castigo sin impunidad, la mayoría, de repente dejarían de ser malignos y sanarían milagrosamente, hasta se dirían victimas e incapaces de dañar, beneficiarse o apoyar malignamente, y sin dejarse confundir, el tratamiento podría ser muy corto y salvador.

Al cabo sería el mismo que hoy con constante asiduidad y bajo costo aplica entre otros la policía y han empleado tanto pasados gobiernos, con miríadas de pobres e infelices a quien ellos han considerado como patógenos sociales que ponen en riesgo a los verdaderos patógenos pero ricos y poderosos.

Ya tenemos el medicamento, unos cuantos gramos/mol más pesado que el oro, y las experiencias de su aplicación, solo hay que ordenar media vuelta, y…¡a correr fanáticos!  Creo que quedaría un país mejor, con una solución poco traumática.