¿Pactos, para qué?

La actividad política en la República Dominicana atraviesa por una etapa muy interesante de la vida democrática de la Nación; luego de largos períodos de dictaduras y semi-dictaduras, el país entró en un lapso de tiempo que ha sido relativamente largo, donde se han garantizado la paz social y los derechos básicos de los seres humanos.

Para muchos jóvenes dominicanos, la idea de la persecución política, es un concepto imaginario diluido en sus pensamientos por historias que han escuchado de sus ancestros; estos jóvenes han sido los dichosos que vinieron a heredar y disfrutar la cosecha sembrada por las generaciones que tuvieron que sacrificar sus sueños para vivir un clima de libertad social y política.

De un tiempo a esta parte, cuando ya podemos observar sobre toda la anatomía del territorio, los frutos de una vida en paz y armonía democrática; en el principal partido político del sistema comienzan a aflorar síntomas de intolerancia política y de irrespeto a las normas y costumbres establecidas.

En el Partido de la Liberación Dominicana, haber desconocido el famoso pacto de los 15 puntos al que arribó su alta dirección en la encrucijada del año 2015, fue una burla, no solo a los burlados, sino a toda la membresía y dirigencia de este Partido; miembros y dirigentes que estaban acostumbrados a respetarse entre sí, y a respetar hasta a los adversarios, cuando de acuerdos se trataba, hoy se sienten asqueados de ser dirigidos por algunos personajes de ese CP.

Decía el peledeista que siempre enseñaba, cuando hablaba, Don Juan Bosch, que “quien mucho cambia, seguirá cambiando”; y para seguir cambiando, el sector del Presidente Medina, desconoció el pacto al que se había llegado sobre la presidencia de la Cámara de Diputados.

Lamentablemente hoy, ya el sector gobernante del PLD ha perdido la autoridad moral para consensual con los diversos sectores de la Nación sobre gobernabilidad y temas de interés nacional; haber atentado contra la Ley Sustantiva de la Nación para tratar de “perpetuarnos en el poder”, como dijo la hermana del Presidente Danilo Medina, fue un pecado político capital que al final pagará el Gobernante ante el juicio de la historia.

Lamentamos que un hombre que sacrificó tanto por su Partido, y por los sueños de una sociedad más justa e incluyente, hoy cave la tumba de su figura política con persecuciones y cancelaciones de sus compañeros de lucha, acciones, que solo denotan derrota, desesperación, y el peor sentimiento de todos en cualquier actividad humana, un rencor recubierto en la caparazón de la inquina sorda y desquiciada.

Así en un ambiente de heridas y tejemanejes, nos preguntamos: ¿Pactos, para qué?

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