OPINION: ¿Por qué no?

En los últimos días he oído la discusión que se ha abierto sobre el proyecto de establecer la venta de todo tipo de combustibles en una misma estación, o sea, que desde los dispensadores que hoy sirven gasolina y gasoil, también se pueda servir, por ejemplo, GLP o gas propano, para uso vehicular.

La discusión es importante, porque el proyecto de marras plantea un paso adelante en el vital negocio de la venta de combustibles en el país. Algo que no es un invento a la dominicana, si no que se realiza en muchos países, como Puerto Rico, Estados Unidos, Brasil y no pocas ciudades en Europa.

Se plantea este proyecto y se produce esta discusión en momentos en que el Estado está involucrado en provocar cambios importantes en todo el sistema del transporte vehicular y los combustibles:

  • El Congreso Nacional dictó una nueva ley, que sustituye la obsoleta 241, y crea el Instituto Nacional de Transporte Terrestre (Intrant) que refunde instituciones oficiales del área, unas ocho, en un nuevo organismo;
  • La Justicia tiene en sus manos el amparo de los empresarios privados que rompe el monopolio del transporte de carga, que abusivamente han mantenido los sindicatos a sangre y fuego;
  • El Gobierno ha iniciado -con una convocatoria pública a opinar– el proceso de actualizar la reglamentación relativa al manejo de seguridad en las instalaciones de plantas de gas propano.

El proyecto de liberalizar la venta de todo tipo de combustibles -gasolinas, gasoil, GLP, desde el mismo dispensador en las estaciones expendedoras– concita la atención de la gente: unos que tienen sus ojerizas por la creencia de que el gas propano es ‘muy volátil’ y muy propenso a provocar incendios, otros que entienden que esa modalidad beneficiará a los ya millares de personas que usan gas en sus vehículos.

En el país hay una flotilla de unos 20 mil vehículos importados con sus equipos de gas propano de fábrica y/o adaptados por las casas fabricantes en el exterior, con lo que suman casi el doble de los carros, yipetas, camionetas, etc. que hoy circulan por nuestras calles con GLP.

Los expertos dicen que las emanaciones de GLP son más limpias, menos contaminantes; que los equipos de gas que hoy se instalan en los vehículos son altamente profesionales y seguros; que el GLP rinde más por galón; que la venta de gas propano en las gasolineras redundará en economías a los usuarios en vehículos, ya que no tendrán que ‘buscar’ un lugar donde comprar el combustible, pues estaría disponible en la generalidad de las expendedoras de gasolina y gasoil.

Hay muchos otros beneficios que se aseguran, tanto para los propietarios de vehículos, para los vendedores de combustibles, para las autoridades que deben discutir la iniciativa, evaluar las ventajas y desventajas.

Si es más positivo que negativo, me pregunto, ¿por qué no?

 

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