OPINION: ¿Por qué el desequilibrio presupuestal­?

Muchos se preguntan ¿por qué se formulan originalmente presupuestos deficitarios o desequilibrados cuando se han estimado los ingresos en base a las fuentes de donde provendrán los mismos con cierta exactitud o certidumbre y en función de ellos se han de presupuestar o estimar los gastos y las inversiones que darán respuesta a la planificación estratégica del sector público, privado y tercer sector?

Son muchas razones que podrían dar respuesta a la pregunta sobre el origen de los déficits  o desequilibrios fiscales. En ese sentido algunos dirían que por necedad, otros por desconocimiento, por adicción a los financiamientos, por tratarse de recursos a gastarse o invertirse que no provienen de los bolsillos de quienes están llamados a gestionar o administrar los recursos escasos de un país o una empresa.

En fin, son muchas respuestas que podría recibir esta pregunta, pero cuando se trata del Presupuesto General del Estado se puede decir que las razones obedecen, a pesar de contar con un equipo de técnicos calificados en materia presupuestal que podrían elaborar o presentar un presupuesto equilibrado, ante decisiones contrarias del ejecutivo que se enfoca más en lo político que en lo técnico y más en sus intereses personales que en el interés de un pueblo que requiere satisfacer sus necesidades más acuciantes.

Se sabe que hay autoridades y sus partidos que solo piensan en perpetuarse en el poder para seguir usufructuando los beneficios que este trae consigo. No es lo mismo tener dinero que tener poder, aunque en muchos casos el uno y el otro se complementan, pero el poder es el poder y sobre todo se busca no perderlo ya que siempre se dice que lo que más se parece a Dios es el poder.

Cuando a las autoridades no les importa un bledo que un pueblo se beneficie plenamente de los recursos que se recaudan u obtienen a través de las recaudaciones impositivas, arancelarias, donaciones, ventas de activos, préstamos, entre otra fuentes, al colocar por encima sus intereses particulares para mantenerse en el poder a como dé lugar, no piensas como verdaderos estadistas.

Casi siempre los gastos superfluos, parasitarios, clientelistas y de doble funciones administrativas originan los desequilibrios presupuestales que tanto son criticados y perjudican a toda una nación ya que estos deben ser financiados con dinero ajeno o préstamos que generan pagos por gastos financieros que con su correspondiente amortización producen el servicio de la deuda.

Ahora, cuando se desean ejecutar proyectos que requiere un país pero estos no cuentan con el debido respaldo de recursos financieros provenientes de las recaudaciones, donaciones y ventas de activos entonces se deberían procurar préstamos de fuentes concesionarias o de condiciones blandas con el propósito de cubrir los posibles déficits. En este caso se justificaría el endeudamiento el cual será respaldado con el rendimiento que estos proyectos generarán en el tiempo.

En muchos casos hay gobiernos, empresas, familias e individuos que tienden a convertir el endeudamiento en un estilo de vida ya que si no viven endeudándose no se sienten bien, piensan que algo les falta. Pueden hasta conseguir el dinero necesario para saldar sus compromisos financieros pero destinan el mismo a otras actividades que no son necesarias con tal de seguir endeudándose, lo mismo sucede con ciertos convictos que prefieren mantenerse en la cárcel que vivir en libertad ya que consideran o sienten que es parte de su vida.

En el transcurso de una gestión presupuestal puede surgir un déficit o faltante de recursos por una deficiente administración tributaria o simplemente por una caída estrepitosa en las recaudaciones tributarias al producirse una disminución en las actividades productivas y de consumo de un país.

Pero, en vez de solicitar al Congreso la aprobación de nuevas deudas para cubrir dichos déficits es más práctico que se revise la estructura de gastos que previamente se había presupuestado a los fines de realizar los recortes o ajustes de lugar de los gastos y evitar transitar por el camino más fácil como es el de preferir tomar más prestamos que luego se traducen en más impuestos y más gastos financieros que disminuirán el bienestar de la población más vulnerable.

Recientemente el gobierno dominicano comunicó que el presupuesto del año que discurre 2019 presenta un aumento del déficit fiscal de 1.7% a 2.2% del PIB o por un valor absoluto ascendente a RD$15,000 millones debido posiblemente a una baja en las importaciones de materias primas y que las deudas de las Empresas de Distribución Eléctrica (Edes) suman más de 700 millones de dólares por lo que se ha sometido al Congreso Nacional una modificación al Presupuesto General del Estado del presente año.

Así mismo las autoridades presentaron al Congreso el proyecto de ley relativo al Presupuesto General del Estado para el año 2020 por un monto de RD$997,119.2 millones y de la emisión y colocación de valores de deuda pública por hasta un máximo de RD$246,296 millones o su equivalente en moneda extranjera.

Una baja en las importaciones de materias primas que podría ser por una caída en la producción nacional, lo cual explicaría la disminución del crecimiento económico de 5% al 4.7% generado por el déficit indicado por unos RD$15,000 millones producto a la caída de la producción, las ventas, los ingresos y por ende las recaudaciones.

Así como bajan los ingresos deben de revisarse los gastos presupuestados a los fines de recortar aquellos que son innecesarios a los fines de evitar más déficits y por ende nuevos financiamientos.

Ante un entorno internacional tan turbulento se debe ser cauto o más precavido que nunca y no ser tan optimista al presupuestar ingresos por RD$750,823 millones cuando se sabe que se avizora una recesión en la economía de muchos países para el próximo 2020, una baja en la presión fiscal de 14% a 13.9% de la República Dominicana y desde ya un enfriamiento en la economía norteamericana.

Se deben evitar los famosos parches tributarios que en nada contribuyen a evitar los frecuentes déficits fiscales ya que los mismos solo se concentran en procurar aumentar los ingresos pero no toman en cuenta la calidad del gasto. En tal sentido ya se anuncia para el próximo año el cobro de un 10% de impuesto a las plataformas digitales.

Así también el fomento de más bancas de lotería para el cobro de más recaudaciones de impuestos, dejar a un lado el aumento de sueldo por inflación violando lo que estipula en este sentido el Código de Tributario y sus modificaciones y la eliminación de las exoneraciones de las importaciones de las máquinas de casinos y aumento de las contribuciones por cada tonelada métrica de gas licuado.

Es el momento ya de que se elabore y aplique una verdadera reforma fiscal que incluyan ingresos y gastos, de lo contrario se estaría tratando el problema de los déficits fiscales por los ramos y no por las raíces.

De manera que se debe ser frugal al estimar ingresos y presupuestar gastos que como se anunció, estos serán por más de RD$861,074 millones, formulados a sabiendas de que se trata de un año 2020 será un lapso irregular debido a la posible recesión global y los gastos electorales.

Evítense por todos los medios los desequilibrios presupuestales muchos de estos innecesarios e incrementan las deudas que aunque el Estado tiene la capacidad de ser inconmensurable en generar ingresos a través de nuevos impuestos estos disminuyen las posibilidades de mejorar el gasto social a favor de las mayorías necesitadas o del ciudadano de a pie.

felix.felixsantana.santanagarc@gmail.com

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