OPINION: El PLD de Bosch, un antes sin un después
POR FRANCIS ANTONIO LORA RAMÍREZ
Los que tuvimos la dicha de “conocer en vida” al profesor Juan Bosch, podemos decir, hoy, aunque con nostalgia, por su partida en el 2001, que fue un ser humano excepcional, cuyas palabras develaban el corazón de un hombre noble, consagrado a las mejores causas de nuestro país.
Político a carta cabal, nunca abandonó sus principios ni convicciones. Su gran meta siempre fue la de sentar la base que propiciara la igualdad de derechos entre los ciudadanos (los pobres y los pudientes), porque siempre creyó que se podía soñar y hacer realidad los sueños.
Una evidencia de ello, lo fue la creación del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) en 1973, y concebido, para una noble causa: “ser la esperanza de liberación del pueblo dominicano”.
Aquel PLD, que desde su fundación marcara la diferencia entre partidos de su misma especie, por ser: “disciplinado, con vocación de poder y de servicio”. Impronta de Bosch, hasta ayer, intachable.
Lo cuestionable del asunto, hoy, es que quienes se entiende que serían los sucesores y continuadores de sus ideas, filosofía y obra, distan mucho de ser llamados “boschistas”.
Los frutos, que por demás hoy exhiben “sus principales dirigentes”, nunca serán compatibles ni siquiera con las propias siglas de esa organización política (PLD), por predominar: el personalismo, la bravuconería y la intriga, en lo que solo cuentan sus intereses, muchas veces por encima de los de la nación.
En eso, precisamente, radican las luchas internas de sus principales dirigentes, las cuales han dado lugar a más que una aparente división ideológica. Esta ha salido a relucir, en los enfrentamientos públicos, en los que han perdido el comedimiento y la sensatez.
Un ejemplo de lo planteado refiere a las dos tendencias que en su momento se hallaron polarizadas, previo a su definitiva ruptura: una fue la de Danilo Medina, y la otra, de Leonel Fernández.
Esto, sin duda, afianza nuestra tesis planteada, que refiere: al PLD de Bosch, con su impronta, y al del “grupo” de los que hoy aspiran a seguir dirigiendo nuestro país “a su manera”, con un PLD, ya reducido a un partido ambiguo y resquebrajado. ¡Y eso, así, lamentablemente, es imposible!
JPM