OPINION: Crecimiento económico y bienestar

No todo crece cuando se incrementa el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita. Hay algunas variables económicas y de otra índole, que crecen a velocidades diferentes. Así el crecimiento del PIB per cápita puede no incrementar el cumplimiento de las necesidades básicas.

Esto se debe principalmente a dos causas: la primera es que el PIB es una medida agregada, y así como no permite distinguir entre sectores, no lo  permite entre individuos. La distribución del ingreso determina qué tanto se traslada este crecimiento hacia toda la población.

La segunda causa es que las personas dependen de la disponibilidad de los bienes, y esta puede no modificarse con el crecimiento. Esto ocurre a menudo con los bienes públicos, salud, educación, entre otros.

Si el PIB per cápita se incrementa, pero la distribución del ingreso empeora, no se puede garantizar que el país haya alcanzado una mejor etapa en el desarrollo.

Así, si la distribución del ingreso no empeora, no se puede asegurar de que la población haya mejorado, pues la disponibilidad de los bienes puede estar actuando en la dirección contraria. Es posible que se necesite una política pública explicita para poder cubrir las necesidades básicas como la educación secundaria que para un país es un lujo pero para otro es una necesidad.

Dado que el trabajo se considera un factor móvil, en el sentido de que puede contratarse o despedirse mucho más fácil que el capital, el crecimiento económico dependerá del crecimiento del capital.

Cuando este aumente, la producción aumentará, dado que es posible contratar más obreros. Esto generará el crecimiento que se busca. Teoría superada cuando en 1980 se incluyó el cambio tecnológico dentro del modelo del crecimiento (Robert Solow, 1980).

El desarrollo significa vivir mejor y no tener más, como indica el crecimiento. Como es difícil establecer cómo es vivir mejor, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha creado un índice que se puede medir con facilidad y va más allá del crecimiento.

Este índice es de desarrollo humano el cual es una combinación de ingresos, educación y salud en sus últimas versiones incluye una medición de equidad de género.

La gran ventaja que tiene este índice es que ya no se trata de hablar solo del crecimiento económico, sino la necesidad de incluir otras mediciones. Aunque esto no es un índice de calidad de vida, si es algo razonable y permite comparaciones entre países.

Recientemente, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó en su informe: Balance preliminar de las economías de Centroamérica y la República Dominicana 2018 y perspectivas para 2019, que la Republica Dominicana tendría un crecimiento económico de 5.7% al cierre del año 2019, el mayor crecimiento de Centroamérica. La segunda economía con mayor crecimiento será Panamá con 5.6% y Honduras con 3.6%.

El crecimiento económico de la República Dominicana correspondiente al 2018 se vio impulsado por las exportaciones de zonas francas y el dinamismo de la construcción y las comunicaciones. No obstante la CEPAL advierte que la nación dominicana debe poner especial atención al tema del gasto y la deuda pública.

Esto así, ya que en el 2018 se observó un aumento del gasto corriente equivalente al 15.3% principalmente vinculado a mayores intereses sobre la deuda en contraposición del gasto de capital el cual se colocó en solo 16.4% del monto de gastos presupuestado.

El cociente deuda/PIB aumentó en 1.3 puntos porcentuales del PIB para quedar en 39.5% del Producto Interno Bruto, lo cual se debió a un aumento de 1.9 puntos porcentuales del PIB en la deuda externa contrarrestado por una disminución de la deuda interna, a pesar de que los intereses externos han aumentado.

Lo importante es preguntar aquí, ¿el crecimiento se ha basado en un endeudamiento con costo de capital por encima de los beneficios que el mismo ha reportado? o preguntado de otra manera, ¿el costo de capital promedio ponderado ha sido mayor que la tasa de beneficio que dicho crecimiento ha generado o por el contrario si el rendimiento o crecimiento ha estado por encima de dicho costo del endeudamiento?.

Si no ha sido como se asevera al final del párrafo anterior, no ha valido la pena endeudarse, pues la sal ha sido más costosa que el chivo.

Y finalmente es menester preguntar, ¿el sazonado crecimiento económico se ha traducido en calidad de vida para los dominicanos o por el contrario esta se ha visto mermada?

Pues como se plantea  a principios de estas reflexiones no es la cantidad de bienes que pueda poseer un individuo sino el bienestar de  vida que este haya podido alcanzar con el crecimiento económico logrado en el año 2018 y en años anteriores y el cual llevará a liderar a la República Dominicana ante los países de Centroamérica y el Caribe con un crecimiento de 5.7% en 2019.

La exhortación final es que se procure de forma denodada que dicho crecimiento realmente se derrame a favor de los ciudadanos más vulnerables y así poder decir que el sol sale para todos y que del pastel todos han  de  comer.

of-am

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