Nueva York descubre las terrazas entre pesimismo e incertidumbre

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NUEVA YORK.- La ciudad de Nueva York está descubriendo las terrazas para comer y beber «al fresco» en el inicio de su reapertura tras el parón por la COVID-19, tres meses que han sumido a los negocios del corazón comercial y turístico de Manhattan y a otros distritos en una crisis de la que muchos aún no ven salida, sumidos entre el pesimismo y la incertidumbre.

La Gran Manzana es la última región que despierta del letargo en el estado más azotado por el coronavirus en EE.UU., pero su primera fase de reapertura, centrada principalmente en la construcción y la producción, está poniendo a prueba la paciencia y la resiliencia de los restaurantes y tiendas minoristas que forman el tejido empresarial de su distrito central.

El restaurante italiano Nittis, que ocupa una esquina en el barrio de Hell’s Kitchen, ofrece una imagen a la que el ojo se había desacostumbrado: los clientes se sientan tranquilamente a charlar, tomando una copa o comiendo pizza en mesas desplegadas en la calle, aunque a su sector solo se le permite ofrecer encargos para llevar en la puerta.

«Nos estamos preparando para las terrazas. Sacamos las mesas con la fase uno y la gente se queda y se toma algo. También hacemos ‘take out’, y hay gente que se sienta y luego limpiamos. Vamos poco a poco, estamos ampliando las horas y esperamos que de cara al verano haya más negocio», dice a Efe su chef, Andrea Cinus Napolitano.

A unos metros hay otro restaurante italiano, Il Punto, donde un empleado apostado tras una mesa con botellas de alcohol explica que ellos tampoco tardarán en sacar algunas mesas y sillas fuera pese al espacio reducido en la acera, anticipando una autorización histórica para consumir en terrazas por parte del estado y la ciudad.

En un barrio cercano, el East Village, las terrazas improvisadas en las aceras ha obligado a intervenir a la policía, debido a que se producen concentraciones de personas, algunas incluso sin la preceptiva mascarilla, lo que preocupa a las autoridades que tratan de evitar un rebrote de una pandemia que llegó a cobrarse más de 800 víctimas diarias en Nueva York.

El caso de la Gran Manzana no es único, puesto que en los condados del norte del Estado, que van más avanzados en su reapertura, es habitual ver en las calles restaurantes con terrazas en plena acera, un ambiente casi mediterráneo nada habitual para una clientela que gustaba huir del bochorno disfrutando del aire acondicionado.

LA NUEVA NORMALIDAD

La «nueva normalidad» iba a llegar a los restaurantes neoyorquinos en una tercera fase aún lejana, pero el gobernador Andrew Cuomo adelantó la posibilidad de dar servicio en terrazas en la segunda fase, a lo que el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, agregó que su Ayuntamiento facilitaría a los establecimientos más espacio fuera y peatonalizaría más calles.

En la Gran Manzana los restaurantes que acomodan a sus clientes en el exterior son más excepción que norma, entre las aceras dominadas por la multitud y el incesante tráfico de las calzadas, pero durante el parón de actividad, a medida que llegaba el calor, cada vez ha sido más habitual ver a gente disfrutando de un refresco en corrillos aledaños a los bares.

En cuanto los establecimientos colocan sillas a su entrada -para hacer más llevadera la espera, en un principio- los clientes las ocupan y acaban quedándose un buen rato, lo que hace prever la buena acogida que tendrá la idea comer en una terraza al estilo europeo, y algunos negocios cercanos a Times Square ya reclaman la acera frente a su entrada.

No obstante, no todos los negocios se impacientan por esa segunda fase estimada por el alcalde en torno al 22 de junio, y es que muchos no tienen el privilegio del espacio exterior, como Fresh From Hell, que ofrece batidos y «acai bowls» -de moda entre los jóvenes- desde un pequeño local frente al que no hay más que un metro de acera y un carril para vehículos.

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