Nostalgia por las nochebuenas pasadas

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EL AUTOR es artista plástico dominicano residente en West Palm Beach.

 

 POR MAXIMO CAMINERO

 La noche se dilata, tarde se ha puesto la aurora. Los platos suculentos, aguardan el mágico momento tanto esperado. Tan anhelado por unos niños que festejábamos la navidad como días mágicos en donde los tres reyes magos se anunciaban en el universo. Con esas tres estrellitas que aunque siempre estaban allí….solo solíamos levantar la cabeza para verlas en Diciembre.

 El olor del cerdo asado bañado en ajos y la esencia del ajonjolí brincaba bailando con el tabaco y el ron que se paseaba por toda la casa. No se donde guardaban los pasteles en hoja y los pastelitos de harina rellenos de carne o queso, pero eran de los mas esperados. La ensalada rusa, hecha con papas, zanahorias y remolacha en trocitos de manzana, daban colorido a la mesa junto al pan de “telera” que cortaban en rodajas.

 El banquete era suculento. Pero quizás lo era, porque la comida sobraba. Daba en abundancia para todos. No como esos días cotidianos en los que la porción servida era la única.

 Quizás seria que esa noche de Nochebuena, la familia se balanceaba en armonía junto a esa brisa fría que solía llegar del Norte. Todos juntos, nadie podía faltar a esa cita de 364 días. Aquellos otros, eran un vaivén de casualidades y desvaríos. Pero esta noche, el aire, las estrellas, la tierra y nosotros estábamos mas unidos que nunca.

 De repente y sin darnos cuenta, la noche se deshizo. Partimos uno a uno y la casa se fue quedando sola. Hasta la espera anhelada se fue desvaneciendo, como si volara toda la noche hacia la oscuridad infinita. Allí, donde los tres reyes magos marcaban el principio del fin de su fabula nocturna e incierta.

 Desde la distancia, abrigaba esos momentos ya perdidos. Como si la noche, esa noche, tuviera un anhelo también. Como si ella nos llamara en un quejido sumiso y leve. Prolongado, quejoso y amado.

 Piensa en mi, me dije. Como yo pienso en ella. Pero ya no habrá momentos iguales porque todos nos hemos transformados en muchas cosas. Hemos sembrado de otros sueños las distancias y los sueños de los que nos llevaron a aquel día….se han desperdigados como las estrellas en el Universo.

 Las ausencias involuntarias se hicieron presentes y muchas de las manos que afanosas y cariñosas prepararon esos deleites ya se detuvieron en el tiempo. Se quedaron pasmadas como el día de ayer o las noches aquellas que motivan estas líneas.

 Seguro piensa en mi, porque yo, cada nochebuena pienso en ella. En mi madre y mi padre y mis hermanos y luego la calle y los amigos y la parranda. Mi abuela! Aquella vieja que se me fue tan temprano. Apenas doce años tenia yo. Tan callada…no recuerdo su voz, pero si sus manos que entrelazaba como en un juego que esperaba el ultimo segundo del tiempo.

 La vi amasar la harina y untarse el aceite en sus manos de seda para rellenar los deliciosos pastelitos que horneaba. Carne mesclada con pasas y trozos de huevo hervido.

 No se si la noche piensa en mi, pero algo de pesar cargara también como yo. Ya no son tan buenas las nochebuenas o quizás si lo sean para otros. Pero no para mi. Ya no soy el niño frágil y desentendido de todo. Ya no tengo esos sueños felices en donde la fantasía era cierta. Ahora la realidad es una fantasía que no regresa.

 De pronto, uno se ve rodeado de otros seres, creados por uno mismo y quienes esperan que uno les alimente sus sueños. Así como a nosotros un día. Quizás seamos mas realistas que aquellos otros y no nos andemos con tantas pendejadas que de nada nos advirtieron de un mundo bastardo a quien su Dios reniega.

 Hoy, en mi mesa de nochebuena falta la tradición. El silencio arropa los disparos de las balas perdidas. Faltan muchos sueños y mas fantasías. Las cenizas de mis padres en sendas cajas nos miran impotentes. En lo que termina uno, nos preguntamos….

 Se muy bien en lo que termina uno y esta mas allá de todos estos rituales humanos. Sin embargo, no dejan de “nostalgisarme” todos los momentos vividos terrenalmente. Todos los que compartieron y ya no están, todas las ausencias y presencias fugases. Las noches buenas y hasta las malas. 

Disculpen la perorata de esta descarga, disculpen las contradicciones, es solo que me queda la duda de si ella, en algún momento…piensa en mi. Salud! Mínimo caminero.

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Bernardo Susana
Bernardo Susana
4 Años hace

buenos dias, tremendas estas reflexiones. tambien las recuerdo con muchas nostalgias de mi infancia