Nada es descartable en el complicado ajedrez político dominicano

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EL AUTOR es coordinador general de Alianza País en Estados Unidos.

Nueva York.- Hay poderosas señales y hechos que contravienen la voluntad y la estrategia reeleccionista de Danilo Medina y su grupo político. Aun así, nada es descartable en el complicado ajedrez político dominicano incluido un nuevo acuerdo entre los dos cangrejos machos que a muerte pelean por la Cueva Morada.
Aquí algunos hechos que ponen en dudas el triunfo de la estrategia reeleccionista.

Uno es la declaración de la Embajada de EE.UU. a principios del pasado mes de junio, donde dejó clara su oposición a la modificación de la Constitución con fines meramente electorales, al decir que “el respeto a la Constitución y las elecciones libres e imparciales, son indicadores sólidos del compromiso de un país con la democracia”. Aun sin el poder de decisión de antes, las opiniones injerencistas de Estados Unidos continúan siendo un factor a considerar en el marco nacional sobretodo para políticos y partidos que tienden hacerse pipi en la calle cuando el hermano mayor lo señala en sentido condenatorio.

Colocó en un mal momento la alocada carrera reeleccionista el atentado en que resultó herido de gravedad David Ortiz, que al coincidir con la exposición pública de numerosos casos de turistas estadounidenses muertos en forma extraña en lujosos resorts de la parte Este del país, puso sobre el tapete a nivel de la opinión pública internacional la conocida inseguridad ciudadana que afecta a la mayoría y la fragilidad de uno de los pilares básicos en que se sostiene el injusto modelo económico impuesto por el PLD. Me refiero al Turismo.

Ahora rebota el caso Odebrecht. Se da a conocer que más de 39 millones de dólares corrieron como aguas sucias y turbulentas para que la termoeléctrica Punta Catalina fuera ilegalmente adjudicada a la empresa brasileña. Lo denunciado afecta mayormente a los danilistas, aunque no tan solo a ellos. Por demás, pudiera ocurrir que condicionantes externas, EE.UU., Brasil, Italia, etc, quiebren el muro de impunidad construido por la justicia dominicana y salgan a relucir los nombres sino de todos de la mayor parte de los beneficiarios de las sobrevaluaciones de las obras construidas y los millonarios sobornos de la transnacional.

En lo inmediato Danilo Medina y su grupo político económico tiemblan porque, como ha dicho Guillermo Moreno, presidente de Alianza País, “la sobrevaluación de Punta Catalina no solo era para cubrir los sobornos de la adjudicación sino que una parte se utilizó en la compra de legisladores para la modificación de la Constitución y habilitar al presidente para la reelección” del 2016.

El temor arropa, además, a otros actores de primer orden del liderazgo político nacional, incluido, claro está, los que componen el rostro más visible de la facción de Leonel Fernández. Bajo sus gobiernos se construyo la mayor cantidad de obras, varias de las cuales han resultados estar entre las más sobrevaluadas.

Todo ocurre en un momento de crisis visible en el sistema partidario y de recomposición acelerada del prevaleciente liderazgo político nacional que fue, a su vez, el que sustituyó el viejo y emblemático liderazgo que hegemonizó nuestra vida política durante el largo, y aun inconcluso, periodo de transición de la dictadura a la democracia. Me refiero a los liderazgos que encarnaron Joaquín Balaguer, Juan Bosch y José Francisco Peña Gómez.

Sobre todo en la cúpula del peledé, de seguro resuenan como una maldición las premonitorias palabras de Euclides Gutiérrez Félix, expuestas en un programa televisivo en el 2008, en medio de un episodio conflictivo del partido oficial: «Si el PLD se va de ahí (del poder), esta vez vamos a ir todos a la cárcel, incluyendo hasta yo y el presidente Leonel Fernández».

Cierto es. Si el PLD pierde el poder y este cae bajo la administración de un liderazgo con carácter, con autoridad moral y voluntad para enfrentar la corrupción y la impunidad sin condicionamiento político, nada ni nadie salva a su cúpula de ser sentada en el banquillo de los acusados, condenada y por la propia vía legal rescatar la riqueza y bienes pertenecientes al Estado y que de manera ilegal se ha apropiado.

La cúpula Morada sabe que el suyo es un liderazgo semejante al que describe el ex presidente Fernández en su artículo del 10 de febrero del 2014, titulado El poder y el liderazgo: entre puestos y sobrecitos., en el que recrea la capacidad de movilización y popularidad de un dirigente peledeísta de Dajabón mientras repartía “sobrecitos amarillos” con algunos pesos dentro. Por tanto, su sobrevivencia política y libertad ciudadana al depender del Poder puede llevar a sus actores centrales, a pesar de los agravios, golpes e insultos, a llegar a acuerdos que hasta ahora parecieran imposibles.

Las amenazas de una candidatura de Leonel Fernández por el PRSC, PQDC, los Vinchos, etc, como la acción de fuerza adoptada por el oficialismo frente al Congreso Nacional, pueden ser partes de movidas tácticas inscritas en una estrategia de negociación y donde cada una de las partes busca llegar con mas nivel de fuerzas y debilitar al que se asume como oponente principal.

A favor de esa posibilidad opera el cuasi apoyo oficial de la cúpula empresarial a la repostulación de Danilo Medina. Se estima que tanto la reunión de mediado como la de final del pasado mes de junio, efectuadas en el Club Cameron de Cap Cana y en el despacho de la Presidencia, respectivamente, tuvieron como centro la conveniencia de la reelección, mas cuando resultaría un peligro para los intereses de la cúpula empresarial cambiar de avión en medio de un vuelo a 30 mil pies de altura.

No descartar la voluntad manifiesta del danilismo de usar el poder inmenso que brinda un estado sostenido en una débil institucionalidad, para comprar y doblar voluntades. Recordemos lo ocurrido en abril del 2015 cuando la modificación constitucional que rehabilitó a Medina para repostularse, ocurrió con el voto unánime de los peledeístas aun y cuando Leonel Fernández había salido como gallito de pelea, pecho erguido, a autoproclamarse protector y escudo de la Constitución.

A pesar de los tropiezos que ha confrontado el reeleccionismo, opera a su favor la existencia de un factor opositor a facciones del oficialismo, pero no opuesto a la continuidad del peledé en el poder. Esta es una oposición infecunda, que condiciona sus procederes políticos tácticos y sus propios alcances a quien pueda resultar ser el candidato presidencial del PLD. Estas incongruencias políticas también se expresan a lo interno del principal partido opositor, con la agravante de que en parte sus posiciones políticas llegan a estar macadas por negocios y acuerdos comerciales de algunos de sus líderes con el gobierno central.

Aunque crítica a la reelección, la declaración de la “Embajada” aquí citada no traza una línea de Pizarro. A veces son declaraciones sin consecuencias algunas, por tanto no rebasan el marco formal. Recordemos que a partir de sus intereses los imperios permiten niveles de libertad a sus vasallos. Mas cuando algunos de esos vasallos, pequeños por demás, operan en una realidad regional donde hay actores y situaciones políticas como la de Venezuela, Brasil y México que resultan de mucho más valor en la visión global imperial y en su lucha por mantener su hegemonía política, comercial y militar.

Es en este contexto que debemos de prestar la debida atención al artículo “El Debate Constitucional” publicado en el Listín Diario, ayer lunes 1ero de julio, por Leonel Fernández, presidente aun del PLD y cabeza de una de sus facciones.

En este articulo, el ex presidente después de recrearnos las circunstancias en que han ocurridos las 4 reformas Constitucionales de los últimos 25 años y de las cuales su partido, aunque él no lo dice, ha sido el factor fundamental en dos de ellas (2010-2015) y en el que vuelve a conceptualizar sobre el valor del consenso para el fortalecimiento de la democracia, dice que la reforma constitucional del 2015 que impuso el modelo de dos periodos presidenciales y el nunca más se hizo “para garantizar la unidad del Partido de la Liberación Dominicana (PLD)”. Lean bien, para garantizar la unidad del Partido. Confiesa lo que todos sabemos: para el PLD el ejercicio publico solo tiene sentido si sirve al Partido, no si sirve a la sociedad.

En su narrativa, el señor Fernández expone que la modificación a los artículos 270, 271 y 272 de la Constitución buscaban “fortalecer y hacer más calificados los porcentajes” para cualquier reforma futura. Era colocar unos “candados” al texto constitucional. Blindarlo.

Ahora cuando el inescrupuloso grupo de Medina busca anular el transitorio del artículo 124, transitorio que impide la repostulación del actual presidente, el ex presidente le recuerda a la sociedad que los acuerdos del Comité Político que establecerían “los candados” no fueron cumplidos y que sería una “incongruencia que se procediese a una nueva reforma constitucional” para eliminar el indicado transitorio, sin antes cumplir con la “necesidad, reconocida por todos, de dotar de mayor permanencia y estabilidad a nuestra Carta Magna”.

Después de lo dicho y de reafirmar sus propias valoraciones con un “Así es”, Leonel Fernández termina su artículo con “El consenso es imprescindible”.

El consenso, en el contexto descrito, no sería más que un bajadero, como dice el pueblo, para la búsqueda de un acuerdo más o menos “digno”.

De ahí que nada es descartable en el complicado ajedrez político dominicano aun en la Cueva Morada.
Si algo pone en evidencia el proceder de la casta política dominante en nuestro país, es la urgente necesidad de articular una fuerza política alternativa, no tan solo opositora, y de un “liderazgo con compromiso social, honesto, con convicciones democráticas, capaz, y sobre todo, que no (engañe al pueblo de nuevo), que sea coherente entre lo que dice y lo que hace, que vaya a las funciones públicas a servir y no a enriquecerse, que no fomente el personalismo ni el continuismo; que fortalezca la institucionalidad democrática y respete y haga respetar la ley”, tal y como ha dicho en reiteradas ocasiones el presidente de Alianza País.

Ahí está la diferencia. Para esto se puede contar con Alianza País.

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