Médar Serrata y la poética del trujillismo
Ignoro si Médar Serrata ha enviado a concursos su libro «La poética del trujillismo: Época y romance en el discurso de la Era». Y si es así, el jurado tendría en sus manos la oportunidad de distinguir un estudio de factura extraordinaria, de esos que solo se pueden comparar con lo mejor de la ensayística dominicana contemporánea; en ese sentido pienso en dos libros premiados en los últimos años: «El Político» de Leonte Brea, y en «Los espejos de Duarte» de Pablo Mella SJ.
El de Médar es la tesis doctoral que escribió para el programa en español y portugués de la Universidad de Texas, en Austin, y por la nota de «Agradecimientos» veo que contó con el consejo y la asesoría de una legión de académicos extranjeros y dominicanos, así como de escritores, poetas, y amigos de su entorno. Yo apenas aparezco ahora, y mi papel ha sido el de leer con detenimiento el producto literario que salió a mercado, aunque según Federico Henríquez Gratereaux «en Santo Domingo los intelectuales no tienen mercado».
La mejor carta de presentación de «La poética del trujillismo…» la da el propio Médar. Luego de explicar el porqué escogió para su estudio a «cuatro de los autores más representativos del pensamiento trujillista» (Manuel Arturo Peña Batlle, Joaquín Balaguer, Tomás Hernández Franco y Ramón Marrero Aristy), aclara que «no se trata, pues, de un libro sobre el “trujillato”, término que remite a la realidad histórica que vivieron los dominicanos en el período comprendido entre 1930 y 1961, sino de un acercamiento crítico al cuerpo de ideas emanadas de esa realidad. Ideas sobre el concepto de soberanía, el origen y destino de la nación dominicana, y el surgimiento de una compleja subjetividad poscolonial a partir de la red de relaciones simbólicas que produjo el contacto con tres entidades distintas: España, Haití y los Estados Unidos. Ideas sobre el sentido de la historia, la influencia que los hechos del pasado pueden ejercer sobre el presente y la composición racial y cultural de los dominicanos.»
Son cuatro capítulos debidamente estructurados, uno para cada autor seleccionado. El de Peña Battle se basa en dos ensayos de este «dedicados a la mítica figura de Enriquillo»; el de Balaguer se enfoca en los cambios que se observan en las distintas ediciones de su libro «Guía emocional de la ciudad romántica», durante y después de Trujillo; el de Hernández Franco en su famoso poema «Yelidá», que «indaga en el origen de la “raza mulata” y que destruye los fundamentos de la épica nacional que el propio autor, en su papel de intelectual al servicio de la dictadura, ayudó a construir.»; y el de Marrero Aristy analiza el discurso narrativo en su novela «Over». Hay también un epílogo que «sugiere que el mayor logro de la épica trujillista ha sido sobrevivir al fin de la dictadura, borrando el vínculo que la unía al hombre que los intelectuales de la Era convirtieron en símbolo de los valores del hispanismo conservador.»
Como es de esperarse, en un libro escrito por un académico serio las notas bibliográficas son abundantes para cada capítulo, y todo está impecablemente sustentado por el autor de la tesis. Ahora, ¿por qué me parece importante este libro de Médar Serrata? Porque además de ser un planteamiento de hondura novedoso para lo que se estila en la literatura vernácula, el mismo señala y demuestra los vaivenes de las ideas políticas cuando estas son manejadas no por convicción sino a partir de los beneficios particulares de los intelectuales que las enarbolan; por eso más que contradicciones del modo de pensar, pueden considerarse como oficio de lo que Henríquez Gratereaux llama «escritura servicial».
De los cuatro casos expuestos por Médar quizá el menos difícil de explicar a toda prisa, algo que impone la característica de un artículo, es el de Balaguer y su obra «Guía emocional de la ciudad romántica». Del libro existen cuatro ediciones (1944, 1969, 1974 y 1992) y en cada una se advierten modificaciones que de acuerdo con el académico «representan para el investigador un desafío similar al que enfrentan los especialistas en la Edad Media, que deben con frecuencia “fijar” el texto antes de proceder a analizarlo.»
Y es así como Médar expone que entre una edición y otra de ese libro dividido en varias secciones no solo se suprimen fotos, incluyendo una de Trujillo que figura en la primera versión de 1944, sino que se cambia sustancialmente el texto (prosa y poema) para ajustarlo a las nuevas circunstancias que beneficiarían el momento histórico de Balaguer, que al publicarse las versiones posteriores a la muerte de Trujillo era presidente de la República después de haber sido uno de los principales ideólogos de la dictadura.
Al parecer, según nuestro investigador, quien posee un doctorado por la Universidad de Texas, en Austin, y es profesor de literatura latinoamericana en Grand Valley State University, la sección «La ciudad moderna» de la edición de 1992 del libro de Balaguer es en la que se advierten los cambios más sustanciales: «Esta sección y las casi cien fotografías a color de Angel W. Martínez que acompañan el texto constituyen la diferencia más llamativa entre esta versión y la de 1974, ilustrada por el cronista visual de la ciudad Max Pou.»
En su tarea de comparación durante una revisión en retrospección, Médar observa que en la edición de 1944 «el lector se encuentra con la sorpresa de que el componente visual —tan importante en las ediciones posteriores que incluso dan la impresión de ser el objetivo principal del libro— no formó parte del diseño original. Más modesto que sus reencarnaciones, el volumen de 1944 solo tiene dos ilustraciones. La primera es una fotografía de Trujillo de cuerpo entero acompañada de la siguiente nota: “Su Excelencia el Generalísimo Dr. Rafael L. Trujillo, Benefactor de la Patria, y la más alta cifra humana en el panorama político y moral de la República”. La segunda es un retrato de un Ovando barbudo, mucho más delgado y sombrío que el dibujo de las otras ediciones. El texto de 1944 también incluye dos capítulos que no aparecen en las versiones ilustradas: “Ciudad Trujillo, la ciudad moderna”, e “Historia del cambio de la ciudad de Santo Domingo al de Ciudad Trujillo”.»
En conclusión, este excelente estudio de Médar Serrata podría comprenderse mejor mediante una lectura integral que sin dudas despertará el interés de los más sabios. «La poética del trujillismo: Época y romance en el discurso de la Era» fue publicado a finales de 2016 bajo el sello Isla Negra, de Puerto Rico.