Los medios y las necesidades del sector salud
Los periodistas, los medios, tienen acceso a todas las esferas y latitudes donde se originan los hechos, acontecimientos e informaciones. No hay espacio en la sociedad donde la pluma de los comunicadores no alcance; donde se origina la noticia, la investigación, ellos están presentes, de tal modo que son receptores de una diversidad de informaciones y conocimientos sin límites.
En consecuencia, el rol del periodista en la sociedad tiene importancia capital, puesto que divulgan el acontecer del discurrir diario en el conglomerado social de una nación y, en amplia dimensión, lo que sucede y se origina en todo el planeta en términos de la información y de la ciencia.
En este contexto, es invaluable el papel del periodista en la información, orientación y en la transmisión del conocimiento a una sociedad determinada.
La importancia del oficio adquiere relevancia por el numero de informaciones de todas índoles que pasa por sus manos en el ejercicio de su función que, en momentos deja de ser solo un ente comunicador de hechos y acontecimientos, para asumir, al imprimirles juicios de valores e interpretar el contenido de la información, un papel que trasciende los linderos de la información.
En este caso, el periodista se convierte en analista de la información en carpeta, del hecho acaecido y del desarrollo del acontecer. Esta parte es relevante, si tomamos en cuenta la influencia determinante que tiene el periodista y los medios en la sociedad.
Bajo este criterio, el profesional de la comunicación, además de su rol de orientador, incursiona en el campo de la persuasión, que para buen desempeño debe hacerlo con objetividad, si no, en cambio, puede caer en el ámbito de la manipulación, la distorsión o en la especulación del mensaje que proyecta.
Por eso es que la opinión del periodista o del medio debe partir del análisis objetivo del conflicto o del suceso en cuestión para de este modo contribuir a una solución equilibrada del problema.
Y estas consideraciones vienen propósito, de las demandas exigidas por el sector salud público, en aras de mejorar las precarias condiciones de trabajo en los hospitales del Estado y en el Sistema Sanitario de la República Dominicana. Que dicho sea de paso, es deber y prioridad del gobierno crear las condiciones adecuadas y aportar los recursos mínimos necesarios para el buen desenvolvimiento del sector.
En este contexto se inscriben las reivindicaciones planteadas por los trabajadores de la salud, con la finalidad de crear el ambiente óptimo para ofertarles a los usuarios de los hospitales públicos de este país, que en su gran mayoría, están ubicados debajo de la línea de la pobreza, una atención médica digna.
Entonces, es una insensatez de periodistas y algunos medios, enróstrales a los médicos y demás trabajadores de la salud, denostaciones con calificativos tales como indolentes, ilógicos, absurdos, guerreristas, agitadores, holgazanes, inhumanos, entre otros.
Términos injuriosos e inapropiados que no se merecen los hombres y mujeres de bata blanca que consagran sus vidas al altruismo de prevenir y curar las enfermedades de los seres humanos, sin importar la hora del día y la noche, ni su condición social o credo.
A lo expresado podemos agregarles, el hecho, de que en los hospitales públicos el paciente no paga por el servicio, ni los médicos cobran honorarios o el llamado copago, una razón adicional, a las expresadas en favor de la justa demanda de los médicos del sector público en aras de un incremento en la asignación del PBI para la salud.
jpm