Los liderazgos políticos en nuestro país 

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El autor es político y profesor de historia. Reside en Santo Domingo

En nuestro país hay una larga tradición histórica sobre la gravitación -prolongada- de nuestros líderes políticos nacionales. El génesis de esa realidad sociopolítica-cultural e histórica la podríamos contextualizar a partir de la fundación de nuestra República en 1844, al fragor o antesala: “Independencia efímera de Núñez de Careces” (1821), la Trinitaria (1838) y el movimiento de Reforma en Haití (1843), en una acción política-militar y estratégica -alianza- de los trinitarios encabezado por Juan Pablo Duarte. A partir de ahí, y con la Independencia nacional, dos corrientes política-ideológicas se debatieron la defensa y contra-defensa del hecho histórico-fáctico de 1844: los independentistas -liderados por Duarte- y los conservadores -más luego, venidos en anexionistas- bajo la espada de Pedro Santana, Tomás Bobadilla y Briones y Buenaventura Báez -estos dos últimos, “afrancesados” y ala intelectual-.

Se podría afirmar, en término histórico, que con ellos nuestro país inicia un ciclo histórico de liderazgos de larga gravitación política-ideológica, unas veces revestidos de coraje patriótico, romanticismo, heroísmo y de defensa, a ultranza, de nuestra independencia; y otras veces de traiciones y manifiesto entreguismo sintetizado en dos liderazgos: Pedro Santana y Buenaventura Báez. Al punto, que no fue hasta la Guerra Restauradora (1863-65) cuando logramos, por fin, nuestra real reafirmación de Independencia frente a España y Haití -aunque ya disminuida, pero latente amenaza-.

Con la Restauración, el país y esos liderazgos -unos cívicos y patrióticos; y otros entreguistas y tiranos- recorrimos la segunda mitad del XIX y un largo trayecto del siglo XX, al filo de una tiranía -Ulises Heureraux: 1882-1884-1887-1899-, innumerables guerras e insurrecciones montoneras o de caciques rurales, presidentes efímeros, intervenciones de nuestras finanzas, frontera y aduana (1906-1907); y finalmente: intervención-ocupación norteamericana 1915-24, Horacio Vázquez (1924-30, liderazgo caudillista-continuista) y dictadura trujillista -1930-1961-.

Cerrado ese ciclo -histórico-político-, abriríamos otro: el de la transición de una dictadura a un embrión o ensayo democrático -gobierno de Juan Bosch-PRD 1962-63-, golpe de estado e inestabilidad política, guerra de abril de 1965 y, de nuevo, segunda intervención de los Estados unidos (1965). No obstante, dos liderazgos, para reafirmar esa arritmia histórica-, bajo telón de fondo, gravitarán por más de tres décadas nuestra historia política y electoral contemporánea: Joaquín Balaguer y Juan Bosch; luego, emergerá, 1973, José Francisco Peña Gómez.

Ese interregno histórico -1961-1996- estará matizado por inestabilidad política, Guerra Patria, Intervención extranjera, instauración de un bonapartismo o semi-dictadura -1966-78, guerra de contra insurgencia (aniquilamiento y encarcelamiento) contra todos los cuadros o remanentes políticos y militares de la guerra de abril y de movimientos o partidos “comunistas”, asesinatos de los jóvenes (Club Héctor J. Díaz, 1971), insurrección armada -Los Palmeros, 12 de enero de 1972, Las Américas)-, conculcación libertades públicas y asesinatos de Estado -Orlando Martínez, Gregorio García Castro, entre otros periodistas, izquierdistas e intelectuales-; y finalmente, Caamaño (febrero-1973), y crisis irreversible sociopolítica-electoral del bonapartismo balaguerista 1978 (ese cuadro sociohistórico y político, sintetiza una etapa traumática por la impostura de nuestra frágil democracia que, a partir de 1978, entrará en otra fase de altas y bajas; pero de construcción definitiva).

1996 y su antesala -Reformas o Pacto por la Democracia 1994-, marcaron un nuevo relevo de liderazgos en democracia. Gravitación sociopolítica y electoral que ya lleva casi tres décadas, reafirmando esa arritmia histórica de gravitación política de liderazgos presidenciables de largo aliento entre luces y sombras. Sin embargo, nos aferramos en que, llegado el momento -2024-, nos encarrilemos por senderos más democráticos e institucionales, por encima de figuras o de liderazgos continuistas o mesiánicos.

Jpm-am

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José Martínez
José Martínez
1 Año hace

Especialmente el último gobernante del otrora PLD hoy (Pandilla de Ladrones Danilistas) ese tu líder el trujillito sanjuanero entre los peores de toda nuestra historia de los últimos 30 años Hipólito y Danilo comparten el primer lugar por haber dirigido desde sus gobiernos una verdadera asociación de malhechores aunque el perverso de Arroyo Cano le saca ventaja al primero porque junto a sus hermanos y allegados asaltaron al Estado.