Los liderazgos mesiánicos podrían reemplazar las fuerzas partidarias

Hace 20 años, el sistema de partidos políticos dominicanos contaba con tres fuerzas políticas importantes: PRSC, PRD y PLD. De hecho, durante la década de 1990, la República Dominicana tuvo el único período que podría catalogarse de tripartidista (antes había predominado el bipartidismo y después 2004 ha existido un partido dominante).

En los últimos 15 años, estos tres partidos han sufrido escisiones importantes, aunque los patrones son diferentes.

El primer partido en fraccionarse fue el PRSC después de la muerte de Joaquín Balaguer, ocurrida en 2002. En las elecciones de 2004, el PRSC solo obtuvo 8.6% de los votos, y, desde entonces, distintas facciones reformistas abandonaron el PRSC para irse al Gobierno del PLD.

Además, durante estos años, el PRSC ha oscilado en las alianzas establecidas con otras fuerzas políticas. Ha participado en elecciones junto al PRD, al PLD y al PRM. Su último registro electoral proviene de 2016, cuando, en alianza con el PRM, obtuvo 5.6 por ciento de los votos a nivel presidencial.

Para resaltar el declive electoral del PRSC basta señalar que en las últimas elecciones que Balaguer fue candidato con muy avanzada edad, en el año 2000, obtuvo 25% de los votos, comparado con un pírrico 5.6% del PRSC en 2016.

El caso del PRD es aún más dramático en su colapso electoral. Después de la derrota de 2004, en medio de una crisis económica, el PRD restableció su fuerza electoral en 2012, obteniendo 46.9 por ciento de los votos. Poco después, sin embargo, el PRD se dividió producto de pugnas personalistas. La mayoría de la dirigencia partidaria salió a formar un nuevo partido, y, en las elecciones de 2016, la mayoría de la base electoral del PRD pasó a apoyar el PRM.

Como resultado, el PRD vio su base electoral rápidamente disiparse. Optó por ir en alianza con el PLD en las elecciones de 2016, y solo obtuvo 5.8% de los votos a nivel presidencial. El PRM, por el contrario, logró heredar una parte importante de la base electoral perredeísta y alcanzó el 34.9 por ciento de los votos (con 5.6% que aportó el PRSC).

Independientemente de las diferencias en el patrón de división del PRSC y del PRD, ambas organizaciones han visto su base electoral disminuirse sustancialmente en pocos años; y en ambas organizaciones las divisiones se produjeron mientras estaban fuera del poder.

El PLD, que había logrado mantener unidad partidaria a través de todos estos años, sufrió ya una escisión con la salida de Leonel Fernández. En esta división, la mayoría de la dirigencia ha permanecido en el PLD, hasta el momento, y las elecciones de 2020 indicarán el nivel de daño electoral que habrá causado la división.

El PLD es, además, el único partido de los tres que se ha dividido estando en el poder, lo que ayuda a contener la magnitud del fraccionamiento por los beneficios que reciben muchos de sus dirigentes y militantes.

Hacia futuro, la división de los tres partidos principales que dominaron el escenario político dominicano por décadas presenta retos importantes, en un país como la República Dominicana donde la ciudadanía mostró, tradicionalmente, altos niveles de simpatía partidaria.

Si el PLD logra contener su división y el PRM logra aumentar y consolidar su fuerza electoral, podría reestablecerse un cierto bipartidismo. De lo contrario, la República Dominicana podría caer después de 2020 en la situación de otros países de la región, donde los liderazgos mesiánicos reemplazaron las fuerzas partidarias.

rosares@hotmail.com

JPM

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