La venta de doncellas o el derecho de pernada

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EL AUTOR es abogado y profesor universitario. Reside en Santo Domingo.

En la Edad Media, los señores feudales, hacían uso de la costumbre de acostarse con las mujeres de sus súbditos la noche de bodas de estos. Con eso conseguían demostrar quienes eran los que mandaban de la forma más cruel y violenta. Es lo que se ha dado en llamar derecho de pernada o derecho a la primera noche, en la cual el señor feudal desfloraba  una recién casada. En Francia se conoce como “droit de cuissage» o también “ius primae noctis”.

Su origen se remonta, tal vez, a la tradición prerromana, pagana o germánica. Muchos historiadores afirman que el derecho de pernada, tan popular en la edad Media, era un ritual simbólico de sumisión que se saldó con el pago de una tasa en especie o en metálico y una ceremonia, donde el señor feudal colocaba la pierna encima del lecho conyugal, o bien él pasaba por encima del cuerpo de la novia en el tálamo el día de la boda.

Otros van más allá y sostienen que los señores feudales aplicaban el derecho de pernada, tal y como lo entendemos hoy. Esto es, ejerciendo su potestad de señor para mantener relaciones sexuales con toda doncella que se casara con un siervo suyo. Al tratarse de un derecho-basado en las costumbres (consuetudinario).

Encontramos también ejemplos de derecho de pernada en la literatura. El más conocido, posiblemente, se halla en la famosa comedia de Lope de Vega, Fuenteovejuna, que se basa en la revuelta social ocurrida en 1476, en esta localidad cordobesa. Allí, el pueblo se sublevó contra la tiranía de su señor feudal, el comendador de la Orden de Calatrava, cuando éste intentó abusar de la hija del Alcalde.

“La sociedad no sólo toleraba esta ignominia, sino que la estimulaba, casi siempre la clase más alta, para uso privado, tal como si adquiriera un caballo o un juego de comedor. El acceso carnal por parte del patrón a esclavos de ambos sexos, era cosa frecuente, por cierto sin necesidad de consentimiento alguno”.

 

Ya desde el Génesis, la mujer ha sido una dependencia del hombre, sea mediante la saga de la costilla, o a partir de ese famoso huesillo que se encuentra en el interior del pene de algunos mamíferos, llamado báculo y del que para algunos estudiosos, fue de donde se creó la mujer, con el consiguiente perjuicio para el hombre que perdió este especie de reaseguro de su capacidad eréctil.

Desde los tiempos más pretéritos, los humanos comenzaron a disputar a los grupos vecinos, territorio y pertenencias. Quizá lo hicieron por estrictas razones de necesidad, más lo cierto es que dieron inicio a la más mortífera de las acciones humanas contra sus congéneres, cual es la Guerra.

La guerra dio siempre como resultado muerte de vencedores y vencidos, y para éstos últimos significó devastación, pobreza, dependencia, y lo peor y más inimaginable: la esclavitud, esto es, la perdida absoluta de los derechos incluida la libertad, y la trasformación de un ser humano en un objeto de propiedad del triunfador, que podía darle destino a su antojo, torturarlo, venderlo o simplemente comprarlo o matarlo cuando ya no le sea útil.

También en el ámbito latinoamericano la expresión, “derecho de pernada” se refiere, sobre todo en América Latina, a diversas prácticas históricas de abuso y servidumbre sexual, ejercidas por una autoridad (hacendado, administrador de hacienda, jefe político o empleador) en contra de mujeres en condición de dependencia u obediencia (indígenas, campesinas, trabajadoras, inquilinas y otras).

En la hacienda latinoamericana tradicional el “derecho de pernada” tuvo en ocasiones las características que normalmente se atribuyen al privilegio señorial de la edad Media (la entrega de la virginidad de la novia al hacendado en la noche de bodas).

En el ámbito hispanohablante la expresión “derecho de pernada” se refiere, sobre todo en nuestra región, a varias prácticas históricas de abuso y servidumbre sexual, ejercidas por una autoridad (hacendado, administrador de hacienda, jefe político o empleador) en contra de mujeres en condición de dependencia u obediencia (indígenas, campesinas, trabajadoras, inquilinas, etc.).

En la hacienda o finca latinoamericana tradicional el “derecho de pernada” tuvo-en ocasiones- las características que normalmente se atribuyen al privilegio señorial de la Edad Media (la entrega de la virginidad de la novia al hacendado en la noche de bodas).

Pero la expresión también se usa-en numerosas fuentes latinoamericanas-para describir otras practicas de violencia sexual o servidumbre sexual, toleradas socialmente sin que fuera necesaria una ocasión ritual como la boda, siendo el común denominador el que un patrón o autoridad ejerciera impunemente la práctica, entendida como una especie de derecho consuetudinario informal.

En nuestros días, no existe el referido “derecho de pernada», pero la compra de doncellas si existe, y para muestras un botón pelotero.

jpm-am

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Luis De New York
Luis De New York
3 meses hace

dr. trujillo practicaba algo parecido, con la diferencia que el buscaba la mujer, y luego de tener relación sexual, la casaba con un oficial de la fuerza armada.

Enrique Aquino
Responder a  Luis De New York
3 meses hace

el artículo del profesor dotel matos evidencia la supremacía que tiene el más fuerte sobre el más débil.

Roque Zabala
Roque Zabala
3 meses hace

muy buen articulo profesor, pero a pesar de los avances de la sociedad, la dependencia de la mujer todavía tiene ribetes importantes. es aceptable que en algunos países y regiones de latinoamérica se manifiesta exponencialmente, aunque con alguna sutileza.

Maximo Sanchez
Maximo Sanchez
3 meses hace

muy buena ilustración de este distinguido profesor, la historia es siempre una fuente sabia para abrevar; existe un escritor ingles de nombre kent follet que, incluye este tema en una de sus obras «los pilares de la tierra»; una larga novela sobre la historia de la construccion de las principales catedrales europeas.

antonio roca
antonio roca
3 meses hace

la mujer es siempre la principal victima, pintese como se pinte.