La reelección deTrujillo y el intento del Presidente Medina

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Momento en que Rafael L. Trujillo era juramentado como presidente en 1930.

cabrera, jose dorin, la adecuada
EL AUTOR es mercadólogo. Reside en Santo Domingo.

En el contexto actual de nuestra realidad política, económica y social el intento reeleccionista del Presidente Medina, es el producto de una popularidad que surge del dominio de la gramática de los gestos del Presidente (aún el país se caiga a pedazos) y del fastidio y la desesperanza –en primer lugar- que le provocan a un vasto segmento del mercado de votantes, al mercado interno de los partidos opositores, y al mercado de la opinión pública, los pleitos y las divisiones de la otrora oposición mayoritaria, algunos de cuyos líderes, han legitimado esa popularidad, y consecuentemente, la melodía reeleccionista de acordeón. En segundo lugar, la oposición política a este gobierno es muda. No le oferta al mercado de votantes soluciones con imaginación a los cuatro grandes temas que ese mercado quiere oír, a los fines de ponderarlas. Entre los cuales no están ni el narcotráfico ni la corrupción. En el 2014 se produjeron más de 1,000 protestas en el país, la oposición no fue vanguardia ni respaldó vivamente una sóla.

La oposición es muda. Mientras el intento reeleccionista, habla, habla y habla. A pesar de que a principio de gobierno expresó que “…No gastaría recursos para publicitarse…haremos historias, información, reportajes…”, y ya ha gastado miles de millones de pesos en publicidad. Sólo falta por publicitarse el departamento de la Policía Secreta.

Falta mucho por hacer. Propicie la iniciativa para convocar a los partidos políticos a los fines de suscribir un pacto permanente, referente a la continuidad de aquellas obras del Estado que queden inconclusas al concluir el mandato constitucional de sólo cuatro años.

La reelección y Alicia en el país de las maravillas.

Exhibiendo un supuesto crecimiento económico sin desarrollo apoyado en un grave y galopante endeudamiento afincado en la desigualdad social y la pobreza (el sexto país de A. Latina con mayor pobreza crónica 25.7% y extrema 42.7%), en la comida y medicina caras, en la inseguridad ciudadana, en el desempleo del 15% de la sociedad nacional, y en el del 20.1% de desempleados peledeístas de carnet. Un intento reeleccionista que enarbola un exceso de entusiasmo llamado “revolución educativa” con el 37% de los maestros a nivel nacional sufriendo de afecciones mentales y el 42% de los profesores de las escuelas públicas del gran Santo Domingo y del Distrito Nacional, padeciendo del “Síndrome de Burnout” (agotamiento emocional, entre otros padecimientos conductuales. El descubrimiento es de Emilia Dore Despradel). Una “revolución educativa” cuyo 4% no incluye el sistema de enseñanza y educación artística. La cultura.

Cuando don Horacio Vásquez regresó del exilio

El periódico La Opinión -31 marzo, 1933- publicó en la primera plana, que “…El general Horacio Vásquez lanzaría su candidatura…“si el Presidente Trujillo no va a la reelección…”. De inmediato funcionarios trujillistas fueron comisionados para que conminaran a Don Horacio para que apoyara la reelección de Trujillo, o le abrirían un juicio político ante el Senado de la República, para que “respondiera diferentes cargos por dilapidación de fondos públicos “…Horacio –tremendo bailador de Fox-Trot and one step y amante de las carreras de caballos- le dijo a los integrantes de esa comisión: “…Acudiré a denunciar a los que robaron en mi gobierno empezando por Trujillo…”. Lo dejaron tranquilo.

 Juro que no seré reelegido.

El 16 de agosto de 1931 en el acto de fundación del Partido Dominicano en el teatro capitolio, Trujillo juró ante los presentes que no sería reelegido, y La Opinión, 8 septiembre, 1931, insertó una información procedente de Azua donde Trujillo, dijo: “…El principio de la no reelección, que cada día parece tener mayor ambiente en la conciencia pública, se aviene a mi ética de gobernante y yo sabré sostenerlo con la firmeza de mis profundas convicciones…”. Trujillo fue un gran táctico-estratega, afincado desde 1927 en una eficiente estructura mercadológica publicitaria y de opinión pública (dote que parecería heredar de su abuelo el canario español José Juan de Dios Trujillo y Monagas, Capitán de la Policía Secreta de Cuba, médico practicante, abogado, políglota, periodista, relacionista público, calié en Sto. Dgo., y condecorado por La Corona por guapo, asistió a Buceta bajo el fuego restaurador en Santiago, poeta), era evidente que dominaba la técnica de la arcana (la de clapmarius, 1605) combinada con el histrionismo del teatro, de la máscara. Pues, ese mismo año de 1931, dijo que “…No aceptaría la reelección al menos que su popularidad se lo pidiera…”.

“…No he podido cumplir el programa de gobierno que me había propuesto…”. “…La reelección del Presidente Trujillo se impuso como indispensable para “…Cumplir el programa” que no había podido desarrollarse del todo…” al margen de la voluntad personal del Presidente…”. “Gobernar es alimentar”. Bajo este grito de guerra, slogans, 1ro. enero 1932, Trujillo inició abiertamente su campaña reeleccionista asegurando la supervivencia del país y fomentando militarmente cultivos alternativos a la caña de azúcar, ordena la siembra masiva de alimentos y aplica medidas impositivas a las importaciones. El capital norteamericano y la Iglesia Católica lo apoyaron.

La radio HIX. El Listín. La Opinión. Y otros periódicos y revistas.

Trazaban las pautas reeleccionistas en sus editoriales, comentarios e insertaban en sus páginas cartas al director, artículos, crónicas, noticias, reportajes que reflejaban “el clamor popular reeleccionista”. Las estaciones de radio –en sus limitadas emisiones radiales- coordinadas por la HIX establecida el 8 abril 1928 como “La Atenas del nuevo mundo”, decían “El pueblo pide reelección”. La HIX era identificada por la pianista Martha Dubus, y luego por don Julio García Alardo (“El agua sola cría ranas, tómela con Ginebra Campana”). En noviembre de 1932, Trujillo recorre de nuevo todo el país apoyado en las revistas cívicas o fiestas de la paz, (a veces El Jefe hacia pase de lista a caballo) con concentraciones masivas de adherentes endulzados con las cartillas cívicas, el evangelio ideológico del jefe, bajo la atenta y simpática mirada de los fusiles del ejército y la autoridad represiva de los alcaldes pedáneos que acompasaban “La patria en la canción”. En su recorrido, al igual que en su primera campaña (“…Con Trujillo el hombre nuevo…”), abrazaba, daba dinero, besaba, agarraba a las mujeres por la cintura para entibiárselas, y en ocasiones, ripiaba merengues “bufiao” al ritmo de Ñico Lora, Isidoro Flores y Toño Abréu. Recibía cartas, también, que él contestaba, sobre todo, a sus compadres.

El 90% de la población exige la reelección del Presidente Trujillo apoyados en “encuestas”, también.

En el periódico La opinión -23 marzo 1933, 1ra. pág.-, el Dr. José Enríque Aybar expresó que “el Presidente era tan popular que debía realizarse una reelección sin elecciones, pues más del 90% de la población exige la reelección…”. Aybar reveló lo que entendía era “una encuesta” “con una muestra” de 156 personas (F. Infante. La Era de Trujillo. Tomo I. p. 118; Crassweler, “unas 200 personas”, p. 122; F. Franco. La Era de Trujillo “a más de 100 personas”, p. 65; Alejandro P. Ramos, “…se preguntó a unas 150 personas…”. A. D. Historia, 2014. Tomo V. pp. 203, 258).

Grandes obras públicas, mercancías y bienes circulando, más las revistas cívicas, estimulaban el mercado interno e insertaban la percepción iluminada de la divinidad popular del jefe. La historia se repite una como farsa otra como caricatura.

Trujillo se mostraba en ocasiones ambivalente, teatral, histriónico, estratagémico, arcano, cuando se le indagaba directamente sobre su reelección, mientras los sicofantes del régimen –con recursos del Estado-, también, atizaban el escenario reeleccionista, Trujillo le decía al embajador norteamericano H. Arthur Schoenfeld, que “…Desearía retornar a sus asuntos privados…Estoy cansado…”. Mientras funcionarios hacían mítines reeleccionistas en una arena del cibao del Parque Colón de Santiago, y en el Parque Enriquillo, de la capital.

Grandes obras públicas. Los maestros exigen la reelección. En la medida se acentuaba la campaña reeleccionista -1933- Trujillo tenía el país sembrado de alimentos y de terror, y emprendía un ambicioso programa de obras públicas y escuelas, cuyos maestros y los padres de los alumnos le “pedían la reelección”, también. En las inauguraciones de obras del gobierno y en las revistas cívicas, los sicofantes reeleccionistas llevaban sus claques portando cartelones “…Ud. no se gobierna…” “rogamos la reelección”. En abril de 1933, Trujillo le dice al Listín “…es unánime la petición de todas las fuerzas vivas para que acepte…” (La reelección). El país empezaba a llenarse de unas mil neveras General Electric, y se aposentaban las marcas de radio Grunding, Phillips, RCA, Telefunken, Dumont, Zenith. en fin. Y circulaban 1,424 vehículos, 580 Chevrolet (363 públicos y 217 privados) 388 Ford (194 públicos y 194 privados) entre otras marcas. El ron marca Trujillo se vendía bien así como los polvos talcos “Generalísimo Trujillo” a treinta centavos, sobre todo, en los cuarteles. En fin. En 1935 como premio a su reelección los amigos del jefe le regalaron un Rolls Royce.

Aquél juicio que en 1933 los reeleccionistsa amenazaron con hacerle a don Horacio Vásquez sino apoyaba la reelección de Trujillo, es el mismo juicio que los reeleccionistas del Presidente Medina le hacen hoy a Leonel y su gobierno en la persona de Félix Bautista.

Porque.

¿Quiénes son los que judicialmente acusan a Félix Bautista y compartes, de cometer hechos supuestamente delictivos en el gobierno peledeísta de Leonel? Empleados del Presidente Medina “…Yo no intervengo en la justicia…” dijo en una ocasión creyéndole al Barón de Montesquieu y su teoría de separación de poderes. El espíritu de las leyes 1748. Algunos de esos empleados entendieron en su momento –erróneamente- que ese juicio facilitaría la apertura reeleccionista (porque el poder cobra, y cobra siempre) en vez de estimular, propiciar, encuentros políticos –distendidos- entre Medina y Leonel a los fines de dialogar sobre la posibilidad de que Leonel –años atrás de perfil bajo- viabilizara la reelección y evitar divisiones, enemistades más profundas. F. S. Fitzgerald, enorme escritor norteamericano, sentenció en El Jactancioso, obra póstuma, que “…Toda vida es un proceso de demolición…”, los golpes que llegan desde fuera no son tan importantes en este proceso como…las quiebras internas…a veces irreversibles…”.

Lo de Quirino, aun haya sido traído por un Santo, es un abur, o aún venga otra en Agosto, en buen Derecho afirmar no es probar. En cambio, lo de Félix Bautista es que empleados del Presidente Medina apoyados en papeles con membretes de una instancia judicial, proclaman casi sin decirlo por las televisiones que él, Leonel, en su gobierno, permitió lo que esos empleados en una dialéctica silogista procesal penal dicen que Félix Bautista y compartes, cometieron aquellos supuestos hechos.

cuadro

Si bien es cierto que Leonel ha crecido de agosto 2014 a febrero 2015. Él debería coordinar sus fuerzas con las de Margarita. Margarita promedia un 57.5% de alta aceptación dentro del PLD, noviembre 2008 a enero 2015. Porque en la convención todos irán sobre él, o a por él. Aunque Leonel demuestra capacidad y liderazgo para movilizar partidarios y simpatizantes, me luce sin un plan, aun, deguste chicharrones y domplin, como si “Dejemos hablar al viento”, aquella grande novela del maestro Juan Carlos Onetti, constituyera un eje táctico- estratégico de algo, pero no de una campaña integrada por etapas en el tiempo y en el espacio, una de cuyas fases es el trabajo político hacia el mercado interno peledeísta. El Presidente Truman le dijo a Mcarthur, a propósito de la guerra de Corea: “…General, una guerra se pierde o se gana por dos palabras: “…Todavía no, o demasiado tarde…

josedorincabrera@gmail.com

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