La oposición baila con la sociedad civil
La oposición, que hasta hace poco no tenía un plan de gobierno entendible y que pudiera ser aceptado por los electores, ha encontrado una plataforma en una parte de la sociedad civil que sí tiene una agenda bien estructurada para tomar el poder, siempre y cuando el honorable señor presidente Danilo Medina Sánchez y el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se descuidaran en hacerle frente a ese laborantismo político, con la sabiduría y la mesura política que exige la circunstancia del momento, sobre todo por la particularidad que pudiera tener una confabulación como la que podría estar armándose contra la permanencia en el poder del partido morado.
Esa oposición política o grupo heterogéneo que hoy se nota tan agresiva, heterogénea y de variados colores en el contexto de las ideas y acciones políticas para tratar de conquistar el Palacio de Gobierno, hasta hace poco lucía fragmentada y un tanto mansa e incapaz de poder estructurar un movimiento creíble, se ha reagrupado estratégica y activamente alrededor de esa parte de la sociedad civil, que tiene al parecer su propio cuadernillo o bitácora de trabajo político, no porque maneja mejor los medios de comunicación sino porque los tiene en la mano y trabaja la psicología de la masa perfectamente.
La oposición cree que podría a la larga embobar a la sociedad civil y filtrarse en el Gobierno por carambola a través de un golpe de estado constitucional, el cual no es posible, al que se pretende llegar apoyándose en acusaciones de corrupción, reales o por comprobarse, y por fatiga del partido de gobierno y, al mismo tiempo, incitando al presidente Medina a que eche al expresidente Fernández Reyna en el pozo de los leones, para luego llevar al propio presidente Medina a un banquete como el de Baltasar y una vez Danilo beba en los vasos sagrados del templo de Jerusalén, producir su caída, como le sucedió a Babilonia que cayó en manos de los persas.
No obstante a ese convencimiento táctico, la oposición encabezada por un Partido Revolucionario Moderno (PRM) que finge de revitalizado, en su entusiasmo y exasperación por ocupar el Palacio de Gobierno como inquilino circunstancial sin un contrato dado por el pueblo que legitime su ocupación, parece que no ha advertido el grado de inteligencia ni el programa político de la sociedad civil en el cual no figura ningún líder de los partidos políticos que conforman la oposición.
No es verdad que esa parte de la sociedad civil artera, genial y con hombres de grandes dotes de ser equilibristas bien enfrenados, como las leonas entrenan a sus cachorros para que aprendan a localizar, perseguir y ablandar su presa sin que cambie la vida de la selva, le va a entregar a un grupo de políticos que ya han gobernado funestamente la nación y que nunca van a ser diferentes a lo que ha sido históricamente, por aquello de que «caballo viejo no aprende trote».
Escribo con independencia de criterio, como decía Julio Cortázar que «Las palabras nunca alcanzan cuando lo que hay que decir desborda el alma». Hago esta puntualización para despejar cualquier adscripción que quiera hacérseme tratando alguien de encasillarme antojadiza o malévolamente con la sociedad civil o con el partido de gobierno.
Hecha la anterior observación continúo con mis apreciaciones políticas. Debo apuntar que la oposición encabezada por el PRM, en ausencia de un proyecto social y políticamente comprensible, tiene necesariamente que sujetarse de la única brida —la de esa parte de la sociedad civil— que le podría permitir correr y rebasar su deficiencia y falta de credibilidad en el seno de un electorado que luce cansado y agobiado por las mentiras y frustraciones a que la ha sometido un grupo políticos sembradores de demagogia.
Algunos quisieran un golpe de estado constitucional y otros ilusos que el Presidente dijera: «Yo soy el culpable del caso de la Odebrecht y voy a convocar a una cadena nacional para hablar desde Punta Catalina y entregar las plantas de carbón a quienes se mueren por ella y me acusan…»
Esa noche distinguidos miembros de la sociedad civil soñaron que el Presidente, en su histórica alocución, presentaba renuncia al alto cargo constitucional y despertaron aplaudiendo la valiente decisión con todo el posible alumbramiento de luceros y estrellas peruanas distintos a la estrella de Pedro Pablo Kuczynski.
Por el contrario, la sociedad civil está demostrando con marchas o protestas y con las firmas de un Libro verde cómo sofocar a un jefe de Estado como Danilo Medina, a quien consideran equivocadamente su presa más codiciada.
Por otro lado debemos felicitar que se recolectaron miles de firmas en todo el país para un Libro verde que tiene consecuencias políticas, pero debemos apuntar que el pueblo dominicano en la circunstancia psíquica que lo han metido desde hace años son gente que podrían presentar problemas emocionales por diferentes motivos y porque su punto de equilibrio no tiene la misma connotación que cuando se ha estado sometido a constante estrés, como ha estado sometida la clase media, media baja y baja en la sociedad dominicana con tantas estafas financieras y evasores fiscales y por la falta de oportunidades de desarrollo que ha causado la simulación y la corrupción en el país. Por eso, cualquier organización de colores que invite a una marcha o a estampar una firma para protestar sabrá que va a contar con una buena masa de personas estresadas por un cúmulo de desilusiones que se han amontonado en su vida.
Cuando la gente social y materialmente desahuciada observa a individuos de la clase alta haciendo fila para firmar un Libro verde le entra un hormiguero interior por estar allí sin ser su espectáculo finalmente, sin embargo, al exhibirse junto al que huela a perfume de rico, se produce en su cerebro una especie de masturbación psicológica y se llega a creer que cuando estén repartiéndose los asientos de platea van a estar sentados al lado de aquel que desprende fragancia.
Es posible, finalmente, que yo esté equivocado en mis observaciones, empero, tengo la impresión que el presidente Medina, que es un hombre juicioso, cauto en sus actuaciones y que se maneja con aparente indiferencia, está evaluando el panorama político que le rodea y sin precipitarse hará en su momento la jugada de ajedrez político, conocida como la siciliana, que en mano de un José Raúl Capablanca constituyó un arma peligrosa frente a sus contendores más extraordinarios. Pero sabemos que los buitres no duermen.
JPM