Informe Turístico: Crisis en patrimonio de Australia

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Mole rocosa de Uluru, en Australia.

No solo Venecia sufre los embates de las hordas de turistas que llegan diariamente. También Australia, aunque de otro modo.

Las oleadas de turistas que tratan de escalar la cima de Uluru, el rojizo monolito sagrado de Australia, y los desechos que dejan, entre ellos restos fecales, han creado una crisis de sostenibilidad en el paraje turístico.

El Uluru, declarado Patrimonio de la Humanidad y sagrado para el pueblo aborigen Anangu, es una inmensa mole rocosa de 348 metros de altura y 9 kilómetros de contorno que se levanta en medio del desierto australiano y dentro del Parque Nacional Uluru-Kata Tjuta.

En pleno periodo vacacional, miles de excursionistas, apremiados por la prohibición de subir a la cúspide que entra en vigor el 26 de octubre, ansían pasear por las sendas de arena rojiza del remoto entorno polvoriento.

El último registro de visitantes al Uluru muestra un incremento del 20 por ciento o un total de casi 400.000 viajeros entre julio de 2018 y junio de 2019.

JetBlue desvía vuelo por mal olor

Un vuelo de JetBlue que se dirigía de Newark a la República Dominicana se desvió el pasado domingo al aeropuerto JFK después de que los pasajeros y los miembros de la tripulación comenzaran a sentirse enfermos debido a un «olor inusual» a bordo.

El vuelo de JetBlue 1203 se desvió a JFK el domingo por la mañana después de que un número no especificado de personas a bordo comenzaron a marearse y vomitar..

JetBlue confirmó que el avión, que se dirigía a Santo Domingo, fue desviado «por una gran precaución después de que la tripulación reportó un olor inusual y un puñado de clientes y miembros de la tripulación se sintieron mal».

El avión fue inspeccionado antes de regresar al servicio y el vuelo 1203 continuó a Santo Domingo en un avión diferente, dijo JetBlue, que todavía no ha aclarado públicamente el origen del problema.

 Alerta por sarampión en Barcelona

El Ministerio de Sanidad de España ha lanzado una alerta a 2.500 cruceristas de 56 países por riesgo de contagio de sarampión, después de que a una turista neozelandesa se le detectara esta enfermedad durante un crucero que atracó el pasado 29 de junio en el puerto de Barcelona.

La mujer, de 46 años y de origen neozelandés, fue diagnosticada de sarampión el 1 de julio, dos días después de dejar el crucero. El Ministerio de Sanidad ha lanzado el aviso a todos los pasajeros que se apearon en Barcelona tras comprobar que la mujer afectada incubó la enfermedad en el barco, por tanto, pudo contagiar a otros turistas.

La mujer desarrolló las primeras erupciones cutáneas el 26 de junio, tres días antes de desembarcar en la capital catalana, según el parte del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES). Cuando el barco atracó, la afectada acudió al médico y fue ingresada en un hospital de la capital catalana.

La turista aseguró que estaba vacunada pero los sanitarios no podían acceder a ningún documento que lo certificase y, por la edad, sospechaban que no estaba inmunizada. Además, la mujer había embarcado en el crucero en el puerto romano de Civitavecchia, en Italia, un país que se encuentra en situación endémica de sarampión por el elevado número de casos que registra.

Según la Generalitat, ante los indicios de que podría tratarse de un caso de sarampión, el hospital alertó el día 30 al Servicio de Urgencias de Vigilancia Epidemiológica de Cataluña. El sarampión es una enfermedad de declaración obligatoria y debe notificarse cada caso sospechoso a la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica para monitorizar al enfermo y a sus contactos y neutralizar potenciales brotes.

La Agencia de Salud Pública de Cataluña notificó también el caso a CCAES para que avisase a Sanidad Exterior, el organismo competente en materia sanitaria en puertos y aeropuertos. La mujer llevaba desde el 15 de mayo de viaje por Europa.

El autor es periodista.

josepimentelmunoz@hotmail.com 

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