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Importancia de la relación entre el profesor y el estudiante
POR CELESTE AQUINO GUERRERO
La empatía, la relación o influencia recíproca entre el profesor y el estudiante es un factor muy importante en el aprendizaje. Porque es la imagen o percepción mutua que existe entre la simbiosis docente-alumno la que marca el éxito o el fracaso educativo.
En ese sentido, el doctor en Psicología y director de Grado de la universidad Antonio de Nebrija en Madrid, Juan Carlos Rodríguez, asegura que para los alumnos un buen docente es aquel que además de dominar la asignatura muestra entusiasmo en la clase, tiene relaciones cordiales con los estudiantes y además comunica de forma correcta. De manera que un profesor con esas características puede influir de forma positiva en el aprendizaje de sus alumnos. Y para ello plantea que debe desarrollar ciertas actitudes.
En efecto, desarrollar la empatía es vital para alcanzar el primer paso que es intentar comprender a los estudiantes. Esto así porque dentro del aula se reúnen distintas personas con diferentes voluntades. Pues algunos quieren aprender por motivación propia, pensando tener un mejor futuro; mientras otros solo asisten a clase obligados por sus padres. En ese grupo de personas con distintos objetivos, es el profesor quien debe liderar el camino hacia el aprendizaje.
Asimismo, tratar de conocerlos hablando con ellos, pero sin olvidar escuchar; intentando entender cómo se sienten, interpretando no solo lo que dicen sino también lo que reflejan con su comunicación gestual en su estado de ánimo. Esta y otras actitudes nos ayudarán a obtener una mejora en el ambiente de la clase y seguramente un mejor rendimiento académico porque el estudiante se siente comprometido con su profesor.
De igual manera, interesarnos inclusive en su vida personal para crear una relación de confianza mutua constituye una gran ayuda. Conectando con lo anterior me permitiré contarle la experiencia con una alumna en un encuentro en una supuesta tutoría en donde ella entre sollozos me confesó que se había practicado un aborto y que el remordimiento no la dejaba vivir. Con ayuda de la Sabiduría Divina logré reconfortarla y al parecer mis palabras les surtieron el efecto deseado.
Para cerrar esta breve reflexión podríamos decir que con esos chicos que nosotros trabajamos, algunos adolescentes todavía, el profesor tiene que emplearse a fondo para ayudarlos en su aprendizaje sin restarle calidad a la enseñanza, haciéndole la vida menos difícil. Pues por un lado, tenemos los medios de comunicación proyectando imágenes impactantes de los tantos crímenes que no cesan, producto de una sociedad en descomposición.
Y por el otro, la tecnología, sobre todo los celulares, que no dejan de pincharlos, inclusive en las clases. Asimismo, la familia, sobre todo la mujer, que a veces tiene más de un trabajo para costearles un colegio o una universidad a sus hijos, las madres solteras, la exclusión social, la inseguridad ciudadana y un largo etcétera, podrían contribuir en que el joven se sienta sin ningún modelo a seguir en la vida.
JPM