Hoy por hoy, ¿quién tiene el control bélico mundial: Rusia o EE.UU.?

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EL AUTOR es odontólogo y escritor. Reside en España.

Se gastan más de lo que tienen en coleccionar
espías, listas negras y arsenales;
resulta bochornoso verles fanfarronear
a ver quién es el que la tiene más grande.

Se arman hasta los dientes en el nombre de la paz,
juegan con cosas que no tienen repuesto

 la culpa es del otro si algo les sale mal.
Entre esos tipos y yo hay algo personal].

Algo personal (poema y balada social) de Joan Manuel Serrat .

Hace poco, mientras leía las noticias en las redes, me encontraba con la explosiva sorpresa de que Rusia experimentaba con un nuevo Misil nuclear, radiactivo y supersónico que superaba, en muchos demonios, la velocidad del sonido de otros artefactos de esta misma categoría creados por otros países superpotencias. Del arma de la que estamos hablando tiene, según información de la prensa rusa tales como la Televisora Rusa, el Komsomolskaya Pravda, el Rossyskava Gaceta, Moskovsky, Isvestya y el Trud, y de ello se hacían también ecos diarios estadounidenses como The New York Time, Daily News, The Wall Street Journal, el diabólico arma puede alcanzar a América en tan solo quince minutos burlando todos los obstáculos armamentísticos creados por la mente humana.

El propio Bladimir Vladimirovich Putin era quien daba la funesta noticia que, de forma sensacionalista era acogida por los demás medios informativos del mundo. La alarma saltaba, de manera instantánea en Washington que, de inmediato, en boca de la doctora Kirstjen Michele Dielsen, quien junto a John Francis Kelly estuvo llevando y aún lleva la Secretaría de la Seguridad Nacional de la otra superpotencia, acusaba al Kremlin de haber violado los tratados y acuerdos sobre armas nucleares, lo que ha sido rebatido por Antón Miluánov, Ministro de Finanzas y Miembro del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa y Olga Golodets, quien aún sus intervenciones someras y su gestión de Vicepresidente del Gobierno Federal y Ministra Federal de Asuntos Sociales desde el año 2012, no deja de ser menos influyente.

El nombrado misil ruso lleva el nombre de “Satán”, como si el mismo estado de la antigua hoz y el martillo se hubiera regocijado de crear el propio infierno que protagonizaría sin reservas un hipotético apocalipsis sin igual registro en las páginas de la historia de la humanidad.

Parte de la comunidad internacional de opinión alegre empezaba a hacer conjeturas y mediciones del poder bélico mundial de un lado y de otro. Es como si el mundo estuviera dirigiéndose a un triste funeral y todos estuviéramos aplaudiendo llenos de ira, como si en la casa que pertenece a todos los mortales pensantes los bienes muebles, celestiales, del aire que respiramos, del suelo que pisamos y los sueños que tenemos al despuntar el alba pertenecieran y fueran solo de la propiedad de un solo grupo que administra acciones desde dos o tres o cuatro o cinco, o seis, o siete u ocho despachos con cortinas, escritorios magistrales, cuadriculados mármoles para los pies, ventanas ahumadas para mirar el azul del firmamento de otro color y una mesa de acrílico y madera acre con botón: el interruptor del que todos han oído hablar; una especie de maqueta de lo que no existiría mañana.

A esto ha llegado la consciencia humana de unos cuantos o, mejor, de unos pocos, que no termina de medir consecuencias ante las incontables fortalezas pero también las innegables vulnerabilidades de la vida.

Si, tal como aseguró Sergéi Shoigü, en una ocasión, desde sus funciones desde el Ministerio de Defensa del país más grande de la tierra: “Rusia no blande espadas porque no quiere una guerra contra nadie y buscan que nadie ponga a prueba su fortaleza para la defensa”; y del otro lado, Michael Richar Pompeo (Mike) ha asegurado su nuevo compromiso “con la paz”, y el desfile de Secretarios de Defensa de Trump, desde John F. Kelly a Patrick Michael Shanahan y James Mattis, han insistido en la necesidad de la tranquilidad política en la región, y la del mundo, refiriéndose, entendemos, a un hemisferio y otro, llegando el segundo de los tres a asegurar que “su padre le había inculcado en sentido del credo en sí mismo”, ¿qué pasa con este sinsentido de la hostilidad continua?

Ya para arribar al punto final, respecto a lo del arma ruso, únicamente concluir diciendo que lo que sí hoy sabemos es que el misil “Satán” si puede competir con algo es con el silencio de Estados Unidos, que es más peligroso que sus propias armas, todo ello, con menos poder, incluso,  que las aspiraciones en el más común de los mortales por proteger su casa,  el despertar de un día nuevo, los cielos, árboles, aires y sueños; porque el amor entre todos los seres humanos será, siempre, más poderoso que todas las huestes de los infiernos juntos.

Por todo ello, a la pregunta sobre quién tiene el control bélico mundial de, Rusia o Estados Unidos, sin temor a equivocarnos, contestaríamos que: “la humanidad”, que es el río de la vida. Si a caso lo dudáramos, miremos el recorrido de las aguas crecidas por entre en medio de las piedras.

 

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