Hipólito Mejía: el gran encantador (1 de 2)

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EL AUTOR es ingeniero civil. Reside en Santo Domingo.

 Por: MANUEL MATOS

El expresidente Hipólito Mejía  Domínguez tiene en su haber un conjunto de cualidades positivas, entre las que se destaca,  sin lugar a dudas, su gran poder para encantar. Es por ello que,  siendo el principal responsable de que el PRD esté en la oposición desde el año 2004, siempre se las ha arreglado para esquivar la responsabilidad, y lo que es mejor, se las ha ingeniado para  designar un culpable. La capacidad de hechizar del exmandatario  es tan poderosa, que ha logrado obnubilar a políticos experimentados, empresarios y hasta cientistas sociales. 

El expresidente Hipólito Mejía puso al PLD y al Dr. Leonel Fernández en el poder en 2004, cuando forzó la reelección presidencial, sabiendo que no tenía ninguna oportunidad de ganar las elecciones, dada la crisis bancaria que hizo explosión durante su mandato. Lo hizo porque prefirió quedarse como Jefe de la Oposición a  que la Dra. Milagros Ortiz Bosch,   el Dr. Rafael Suberví Bonilla   o el Lic. Hatuey De Camps, llegaran a la presidencia del país por el Partido Revolucionario Dominicano. Recordemos que el Dr. Leonel Fernández no tuvo que hacer campaña  para esas elecciones,  la crisis bancaria y la incontinencia verbal de Mejía la hicieron por él.

Este comportamiento  del expresidente Mejía es consustancial a su estructura ideológica, a su forma de ver la política. No olvidemos que Hipólito Mejía no es un político de estos tiempos sino, más bien, una extraña reencarnación de Concho Primo  que hizo aparición en nuestros días. 

 A una persona con esa estructura ideológica, después de ostentar la jefatura del estado,  le es muy difícil imaginarse siendo subalterno de alguien, y más si ese alguien antes fue subalterno suyo. De manera natural, reacciona contra esa posibilidad, y hace lo necesario para evitar que ese hecho se materialice. No importa si eso se lleva de paro  el logro de las aspiraciones del colectivo al cual pertenece.

 Por no tener en cuenta ese dato de la realidad, es que los propulsores de Luis Abinader no entienden por qué Hipólito Mejía no lo apoya desde ahora. No entienden que el cacique solo apoyaría al súbdito, si se les caen todas las expectativas de triunfo y/o si se presenta una situación en la que él mismo se siente en peligro, y considera que el súbdito es su única tabla de salvación.   

Se sabe de la propuesta de Doña Milagros al Ing. Miguel Vargas para que lo acompañara en la boleta como candidato vicepresidencial para las elecciones de 2004, creyendo que Hipólito no se iba a repostular y la iba a apoyar. Esa era una mutual con altas posibilidades de éxito, que el ex presidente Mejía boicoteó, para forzar una repostulación sabiendo que no tenía ningún oportunidad de ganar.

Hipólito Mejía no podía permitir que Doña Milagros o cualquier otro dirigente del PRD se convirtieran en presidente de la Republica Dominicana por ese partido, en esas elecciones. Eso no lo podía admitir su estructura ideológica de caudillo, no importa las implicaciones que esto tuviera para el resto de los perredeistas. 

Pese a que el expresidente Mejía violentó el principio anti-reeleccionista de la tradición perredeista, que fue a una convención enfrentando como contendiente a un amigo suyo para impedir que uno de sus tres compañeros, con posibilidades de retener el poder, fuera elegido candidato, con lo cual le entregó el poder al PLD y al Dr. Leonel Fernández, ‘’descubrió” que el culpable de la derrota fue el Lic. Hatuey De Camps Jiménez, y con  su poder encantador hizo creer a los perredeistas ese cuento de camino.

Con ese cuento bajo el brazo, Hipólito Mejía provocó la peor división que ha sufrido el PRD en toda su historia. Esa división llevó a los perredeistas, por primera vez, a sentir vergüenza de su filiación política; andaban todos cabizbajos,  avergonzados de lo que acababa de suceder.

Para la contiende interna de 2008, Doña Milagros estaba mucho mejor posicionada en el PRD, como potencial candidata presidencial, que el Ing. Miguel Vargas Maldonado, además de que tenía una amplia aceptación en sectores no perredeistas de la clase media. Su liderazgo se había fortalecido, pero necesitaba las fuerzas de Hipólito Mejía para ganar la contienda interna.

 Frente a esa realidad, Hipólito Mejía, en vez de apoyarla, estimuló y apoyó al Ing. Miguel Vargas para que compitiera contra ella. Calculó, no sin razón, que una victoria interna de Doña Milagros terminaría con su preeminencia en el PRD, por las extraordinarias herramientas y experiencia política con que cuenta esta mujer, lo que haría pasar su liderazgo a un segundo o tercer plano, mientras que el Ing. Miguel Vargas, siendo un novato en esas lides, era vulnerable a futuras maniobras suyas.

Efectivamente, tan pronto Hipólito Mejía logró detener el avance de Doña Milagros en 2008, urdió un plan para sacar de juego al Ing. Miguel Vargas Maldonado. Este plan empezó por convencer a sectores facticos del país de que el Ing. Vargas tenía mucho poder y que no se le podía dar más. Que si  permitían que este llegara al poder,  iban a crear un monstruo de siete cabezas.

Continuó operando en contra del Ing. Miguel Vargas en 2010  logrando, mediante una cirugía laser, realizada en alianza con médicos peledeistas,  que el PRD no sacara un solo senador, con lo cual debilitó las posiciones futuras del Ing. Miguel Vargas. No le importó que quienes iban a perder las curules eran sus compañeros de partido, pues él sabía que tenía la magia para embelesarlos nuevamente, como  ocurrió, una vez logró su objetivo de volver a ser candidato presidencial.

 La mayoría  de los candidatos a senador que Hipólito Mejía hizo perder en 2010, así como Doña Milagros, a la cual le quitó la única oportunidad que tuvo de llegar a presidente de la República Dominicana, son sus más fervientes seguidores. Si eso no es poder encantador, que venga Dios y lo vea…

 

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