Guzmán y Balaguer indispuestos por la conseja palaciega

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EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo.

POR PEDRO GIL ITURBIDES

Al asumir la Presidencia de la República, don Antonio Guzmán no dudó en ser hosco frente a su antecesor. El discurso de toma de posesión de don Antonio resultó el colofón crítico para un proceso cargado de abiertas rivalidades.

Poco después de instalada la nueva gestión, a la vivienda de Joaquín Balaguer se presentó una brigada de la antigua Corporación Dominicana de Electricidad (CDE), y procedió al corte del servicio de energía eléctrica.

Una semana más tarde los generales Luis M. Pérez Bello, Saturnino Ramírez, José Antonio Bello Rocha y otros militares y policías, fueron conminados a incorporarse a los cuerpos correspondientes o perder los grados alcanzados.

Todos estos y otros no mencionados, optaron por continuar al servicio del ex presidente Balaguer.

Llegó el turno al viejo vehículo de uso del doctor Balaguer, requerido para depositarse en los garajes del Cuerpo de Ayudantes Militares.

El 20 de septiembre, Balaguer salió rumbo a Barcelona, España, en donde se internaría en la clínica oftalmológica de su amigo y tocayo, el doctor Joaquín Barraquer.

Tras un examen sobre el estado de sus ojos, el famoso médico lo refirió a la Clínica de Ojos y Oídos de Boston, en los Estados Unidos.

Por suerte para él, esta ausencia atenuó el probable pesar que le habría provocado la suspensión del servicio de agua en su casa, lo cual se ejecutó al finalizar septiembre.

Empresarios amigos del ex gobernante habían saldado la deuda de energía eléctrica y pagarían la del agua. Pero estas acciones no dejaban de ser lacerantes.

Pasó el año. Se aumentó el salario mínimo a RD$175.00; se hizo la fiesta blanca de la Navidad en la capital, para la cual se utilizaron los recursos superavitarios reservados por ley para inversión pública; y se contrató el famoso préstamo puente de los US$185.00 millones, para lo cual las autoridades dislocaron la mayoría senatorial alcanzada por la invocación del trastueque electoral de mayo.

¿Quién conoce, sino Dios, la conciencia del ser humano? Tal vez ambos, Guzmán y Balaguer. se encuentran indispuestos por la conseja palaciega.

Cuando el presidente del Senado de la República, don Juan Rafael Peralta Pérez se presenta ante Balaguer en Miami, Florida, con el texto de su discurso del 27 de febrero, el ex mandatario objeta el contenido. Se inclina por unas palabras acordes con el ritmo de las relaciones.

En su regreso a Santo Domingo, Juan Rafael se presenta ante su familia. Yo estoy junto a ellos. El Senador, parcialmente decepcionado, habla, con su esposa doña Melania Arias a su lado, de la actitud de su jefe político. Discrepa de su punto de vista, nos dice.

E irguiéndose, henchido el pecho –en pose característica de él-, asegura pronunciará sus palabras conforme las concibió. Y siguiendo ese juicio suyo, habla el 27.

Ese discurso, escrito en un español culto, tiene repercusiones. La más visible es la del diario “Última Hora”, que en una columna de temas políticos atribuye su autoría al expresidente.

Se produjeron además, otras reacciones menos visibles. Las he revelado en artículos escritos por mí.

En marzo, doña Candita de Incháustegui Cabral me llama. Su esposo, Héctor, desea verme. Es el secretario de Estado sin cartera y asistente personal del Presidente Guzmán.

El Presidente Guzmán desea conversar con el ex presidente Balaguer, me informa. ¿Podría yo concertar esa conversación telefónica? Por supuesto, conversan.

Poco después el magistrado procurador fiscal del Distrito Nacional, el doctor Julio Ibarra Ríos, se comunica conmigo. Ha recibido una denuncia falaz contra el expresidente Balaguer.

Cuando el asistente a cargo del recibo de querellas y denuncias, lo pone al tanto de la misma, Julito contacta al presidente Guzmán.

El Presidente Guzmán se niega a creer en ella y le pide al magistrado llamarme.

Tan pronto llego a su despacho, narra la causa de la cita. “El Presidente cree improbable la ocurrencia de lo denunciado pero me pidió te consultara. Cree en ti y desea hablar contigo”.

Este suceso sella una relación que desembocó en la manifestación de afecto de Balaguer hacia el fenecido presidente Guzmán y de solidaridad y defensa de su viuda, hija y yerno, en esa hora de inenarrable dolor para esa familia.

Por suerte para la familia Guzmán-Klang –y creo que para Balaguer-, el electo presidente Salvador Jorge Blanco desestimó llevar adelante la amenaza de encausar a la familia del fenecido mandatario.

escribeapedro@yahoo.es

JPM

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