Gautier, novelista de oficio
El 18 de junio de 2016 el Ateneo Insular, que preside Bruno Rosario Candelier, tributó un homenaje a Manuel Salvador Gautier, en un encuentro celebrado en Jarabacoa, ocasión en la que tuve la honra de hablar sobre “El aporte narrativo” de este importante novelista de oficio. De mi exposición –consta de 3,074 palabras- he sacado un fragmento para elaborar este artículo.
Algunos novelistas y cuentistas persisten en el empeño de construir obras narrativas al margen de la realidad, esa misma realidad que viene a menudo repleta de hechos y situaciones mucho más novedosos y extraños que aquellos que pueda crear la imaginación.
Prescindir de la anécdota en la composición de la obra narrativa ha formado parte de una corriente que puede complacer a críticos y especialistas literarios, pero nunca a los lectores de cuentos y novelas, quienes buscan emociones en las historias y desean que éstas les cuenten algo que los toque interiormente.
Los historiadores, cuando pretenden para la historia la frialdad de las ciencias exactas, desdeñan los detalles de la intrahistoria. Quizás porque no se sustenta en pruebas documentales y se le trata despectivamente como anécdota. La intrahistoria se alimenta a veces de menudencias, de hechos pequeños que no siempre trascienden, lo cual no niega su importancia intrínseca.
La novela, por ejemplo, es el género que más se nutre de la historia, sin que sus propósitos y su forma de elocución puedan confundirse con esa ciencia. La función de una y de otra están claramente definidas y diferenciadas, no obstante las coincidencias que pueden encontrarse.
Nunca un historiador revela tan detenidamente las interioridades de una persona, como lo hace el novelista con sus personajes, que al fin y al cabo son personas proyectadas con otras perspectivas. El buen escritor ha de tener mucho de sicólogo para penetrar en el personaje y escrutar lo más íntimo, peculiar y útil de éste para realizar su trabajo de creación.
Escribir una novela conlleva el despliegue de inteligencia, imaginación, formación y dedicación. La primera necesidad que ha de satisfacer un escritor que se proponga incursionar en la novelística, debe ser mirar lo que ocurre o ha ocurrido en su entorno, penetrar en ello, captarlo, asimilarlo, transformarlo, procesarlo y devolverlo a la sociedad como obra de arte.
En varias de las 16 novelas publicadas de M S Gautier, los personajes han sido tomados de la realidad, pero observando y dimensionando aspectos que a los historiadores poco importan. Lo hace como un maestro en el arte de bucear en el alma humana y revelar interioridades de la misma, que debe ser propósito de todo hacedor de personajes.
Su obra ubica a Gautier entre los grandes escritores dominicanos de todos los tiempos.
JPM

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