Fracasamos en PISA, ¿Y ahora qué?

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El autor es educador. Reside en Orlando, Florida.

POR HUGO GIL

                El 2019 se fue dejando en los dominicanos, diversos y muy desagradables sabores de boca. Siguieron los casos de feminicidios, no se logró ningún progreso en relación con el problema haitiano, los ingresos de divisas por concepto de turismo menguaron considerablemente, la inseguridad ciudadana continuó afectando sensiblemente a las familias dominicanas, el caso ODEBRECHT sigue pendulando sobre nosotros como espada de Damocles.

 La lista parece interminable. Pero uno de los casos que más nos afectó, especialmente a las personas que como este servidor hemos dedicado toda nuestra vida a la labor de enseñanza, fue el conocimiento de los resultados de las pruebas PISA (Program for International Student Assessment).

                Según el reporte de los resultados de dicha prueba, la República Dominicana ocupó puestos en los últimos lugares entre los países evaluados: obtuvo el lugar76 en lectura, y 78 en ciencias y en matemáticas respectivamente. 

Cabe destacar que China desplazó a Singapur del primer lugar de la lista en las tres calificaciones. Entre los países latinoamericanos, Chile ocupó el primer lugar en lectura y ciencias y Uruguay fue el primero en matemáticas.

                Lo peor que nos podría suceder a los dominicanos con relación a estos resultados sería que nos quedáramos en la etapa de las lamentaciones, la indiferencia y/o en las acusaciones entre sectores, buscando posibles culpables, sin encarar seria y responsablemente la problemática como es debido, a fin de buscar las alternativas que nos permitan variar dichos resultados en pruebas futuras. 

Resulta obvio pensar que algo tenemos que hacer. Todos sabemos que no se pueden obtener resultados diferentes si seguimos haciendo las cosas de la misma manera. Tenemos pues que crear conciencia objetiva de cuáles son los factores que, en el caso de nuestro país,  incidieron directamente en los nefastos resultados arrojados por esta prueba

Debe entenderse que, aunque la prueba se les aplica a los jóvenes de edad de quince años, sus resultados son un claro diagnóstico de la problemática educativa en general y un pronóstico de lo que ha de suceder a nivel técnico-vocacional y universitario.

 Demás estaría advertir que todo el país resultará negativamente afectado, al experimentar como consecuencia de esta problemática una amengua en la calidad de los técnicos y profesionales que egresan de nuestras instituciones educativas, lo cual a la vez afectará nuestros niveles de rendimiento económico y social.

                Se impone como tarea necesaria una evaluación profunda de los factores que tienen directamente que ver con la obtención de estos resultados lamentables. Cabe suponer que la OCDE (Organization for Economic Cooperation and Development), organismo que administra estas pruebas a nivel mundial, hará como corresponde las recomendaciones de lugar para la corrección de las deficiencias encontradas en los países participantes.

  Estas recomendaciones deben por fuerza ser guías generales que los países deben tomar como marco de referencia para hacer las adaptaciones correspondientes, según la idiosincrasia de cada país en particular. Naturalmente, es legítimo estudiar los modelos que aplican los países con mejores resultados y adaptarlos según corresponda.

En el caso nuestro, necesariamente esta tarea debe ser encarada desde el ángulo estrictamente social, técnico y educativo, soslayando los intereses políticos, económicos y culturales que tanto dificultan la búsqueda de soluciones adecuadas y permanentes a nuestra problemática. 

No sería descabellado proponer la creación con carácter permanente de una comisión técnico-educativa con la tarea específica de analizar los factores implicados en los resultados de la prueba PISA y realizar las recomendaciones adecuadas del curso de acción necesario para incrementar el nivel de eficiencia de nuestros estudiantes.

Debemos dirigir nuestra mirada certera a factores determinantes como la capacitación del personal docente, los métodos y materiales educativos, los contenidos del currículo, las condiciones socio ambientales de nuestros estudiantes, los mecanismos y criterios de evaluación y promoción escolar, y el ambiente general de la enseñanza, no solo en su aspecto físico, sino también en lo concerniente a factores motivacionales y sociales.

Esa comisión debe estar integrada por representantes de las principales universidades del país, el Departamento de Educación, los organismos magisteriales, sector empresarial, organismo legislativo, entre otros. El trabajo de esta comisión debe dar como resultado la creación de un documento de naturaleza integral que sirva como parametro del curso de acción a tomar para encarar la problemática a corto, mediano y largo plazo.

Lejos de adoptar la actitud del profeta Jeremías, quien, ante los fracasos del pueblo de Israel en seguir el consejo de Dios, lloraba y se lamentaba ante los muros de Jerusalén, debemos encarar esta situación, no como un fracaso que nos impulse al lloro y a la frustración, sino como un desafío y una motivación que nos lleve a actuar de una manera concreta y especifica para lograr las metas y objetivos que tendremos por delante.

cavevi@aol.com

JPM

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HUGO
HUGO
4 Años hace

expreso mi agradecimiento a todo el que se interese en esta problematica y haga un esfuerzo por motivar una discusion constructiva al respecto. mi temor es que algo tan neuralgico se pierda en el terreno del olvido, opacado por un año fortuitamente electoral.