Entre el cuento y la crítica: Unas palabras y una ventolera
El tres de julio me correspondió decir el discurso de ponderación del libro de cuentos “Para todos nosotros caerá la noche”, de César Augusto Zapata, pero nunca sospeché que sobre mí caerían flechas filosas debido a la exageradas complacencia y zalamerías que se han encontrado en mis palabras. Este artículo está basado en un extracto de esa exposición, causante de un revuelo no esperado. Lo primero que ha de considerarse es que se trata de un libro de cuentos, en todo el sentido. Y si acogemos lo dicho por Juan Bosch, el maestro dominicano del cuento, en el sentido de que es más difícil lograr un buen libro de cuentos que una novela, hemos de aceptar que lo que ha hecho Zapata representa un logro muy significativo. El cuento es un género complejo, porque se le exige profundidad pese a lo breve. Es un escrito intenso, que no admite digresión y que sin importar su extensión está constituido a partir de un solo hecho, por eso el estilo del cuento debe ser directo y sencillo, y estará libre de palabras, expresiones o situaciones que no sean estrictamente necesarias. Zapata parte de eso y aplica su estilo a la concepción ortodoxa del cuento para obtener innovaciones formales. Para ser un buen cuentista no es necesario revolucionar toda la técnica de escribir cuentos, aunque el autor aplique algunas incisiones a ese quehacer. César Zapata no ha transformado el arte de componer cuentos, sino que ha partido del legado de los maestros del género para innovar a partir de unas historias muy suyas, cuya narración ha sazonado con sus experiencias, su fina sensibilidad, una formación intelectual de lectura múltiple y el gusto por el buen decir. Los cuentistas de hoy, como Zapata, conocen la práctica escritural de Guy de Maupassant, Rudyar Kipling, García Márquez, Juan Rulfo, Edgar Poe, Horacio Quiroga y Juan Bosch, y de estos tres últimos han asimilado las conceptualizaciones que resumen la escrupulosidad de la cuentística. Luego han aprendido de Borges, Cortázar, Bioy Casares, pero sin que necesariamente se desvinculen de las primeras enseñanzas ni tampoco se acojan con ciego fundamentalismo a tales doctrinas literarias. En cuanto a este nuevo libro, puedo decir que encierra personajes y situaciones totalmente fuera de lo común, pues Zapata no es un retratista de la realidad, más bien nos la presenta a través de un cristal mágico, donde lo real y lo fantástico concurren para crear historias fascinantes. César Augusto Zapata, ampliamente conocido en el campo de la poesía, aplica su poética a la narración de sucesos impresionantes, capaces de conducir al lector por la senda que ha trazado como narrador. Este libro evidencia que Zapata no sólo ha aprendido el oficio de cuentista, sino que por aprenderlo tanto, para él escribir un cuento se torna en un juego, aunque sus personajes anden atormentados con recuerdos y obsesiones. El volumen se compone de catorce cuentos que bien pudieran tipificarse de fantásticos, unos o sicológicos, otros; pero lo indiscutible es que se trata de historias profundamente humanas, en las que se vierten interioridades de unos personajes que por extraños no dejan de parecerse a quienes nos consideramos normales. “Para todos nosotros caerá la noche” es un gran libro de cuentos: profundo, dinámico, original, fiel a la técnica y a la vez muy personal en los temas y en la caracterización de sus personajes. rafaelperaltar@gmail.com