El qué y cómo del 4%

Hace casi dos años de
la aplicación del 4% del PIB para la educación, para ese entonces escribí el
siguiente escrito que sigue teniendo vigencia como propuesta para sacar el
mejor provecho como resultado de una buena inversión y optimización de estos
recursos.

El Estado que sueño es
el mismo que ideo Duarte, que se iniciara con La Trinitaria y la independencia
del 1844, que comprometió a tantos héroes y patriotas que continuaron hasta
nuestros más recientes movimientos patrióticos como el “14 de Junio”, desde
entonces al día de hoy parece estar suspendida la búsqueda o la continuidad de
reivindicar nuestros patricios y demás héroes luchadores por la libertad y los
derechos de todos.

A propósito de la frase
de Salvador Allende “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción
hasta biológica”. Cabría preguntarse: Qué pasa con los sentimientos
revolucionarios de nuestra juventud?

Hoy más que nunca, urge
el despertar de los dominicanos, siendo la principal herramienta para este
despertar “La Educación de calidad” luego de muchos gritos y reclamos, por fin
tenemos un presupuesto digno, pero lamentablemente no se ha planificado adecuadamente
para invertirlo en los requerimientos necesarios y así revertir el derrotero de
los precarios resultados de los índices de calidad tanto en los docentes, como
de los estudiantes.

Ha sido desatinada la
decisión del gobierno de invertir la mayor cantidad de recursos del 4%
designado a la educación en construcciones de aulas y compra de butacas. Pero
lo más preocupante es seguir las mismas estrategias de designar y validar
políticos fracasados a la cabeza de los ministerios responsables de manejar la
educación tanto en los niveles básicos, como superiores.

Se ha alardeado mucho
con campañas publicitarias y manipulación mediáticas que para nada coinciden
con la realidad ni se han alcanzado las expectativas de la mala decisión de
cumplir con las diez mil aulas por año. Acciones llenas de corrupción e
improvisaciones sin ningún control ni fiscalización ni rendición de cuentas.

¿Qué hacer y cómo
hacerlo?: Entendemos que es más idóneo, rápido y beneficioso, enfocar estas
inversiones en alquilar locales adecuados, hasta que se hagan las edificaciones
permanentes, de la misma manera reparar las aulas y butacas deterioradas,
refiriéndome con esto a la construcción de instalaciones sanitarias, cocinas
adecuadas y equipadas, debidamente supervisadas por nutriólogos.

Para lograr una
verdadera revolución cultural y educativa apremia elegir y designar científicos
e intelectuales al frente de los ministerios de: Educación, Educación Superior,
Juventud, Cultura y Deportes, establecer estricto control de calidad, con
laboratorios de ciencias, química, física, biología, arte en general y
tecnologías requeridas a los avances del momento.

Además garantizar la
energía permanente, así como transporte
para estudiantes y profesores, también inicialmente la capacitación adecuada
para docentes en cada área, seguido de
talleres para actualizar dichos conocimientos a los requerimientos de
los avances científicos y pedagógicos. Incentivos al talento y la especialidad,
establecer pruebas nacionales aplicadas a los docentes con evaluaciones
constantes y concursos para optar por los puestos con supervisión creíble es
decir internacional y transparente.

La educación es el
fundamento del desarrollo de los pueblos, podríamos concebirla como la espina
dorsal en todos los procesos históricos definidos como cultura y civilización.
En todos los períodos de la historia y en todos los lugares del planeta,
aparece la educación como una actividad deliberada o simplemente como un
comportamiento cotidiano que sirve como instrumento básico en la conservación,
la transmisión y la generación del más encumbrado de los logros sociales.

Penosamente República
Dominicana y sus gobiernos en cuanto a la educación como principio básico en el
cual se fundamenta el desarrollo y el progreso sostenible, han sido, los más
lentos, en extremo tímidos y accidentados. Estos trazos históricos del proceso
de la educación en el país, muy por debajo al de los demás países del
vecindario geopolítico, explican en gran medida nuestra permanencia en el
subdesarrollo.

Todo este déficit de
calidad educacional inciden en las diversas formas de violencia; por otra parte
la inestabilidad, debilidad institucional; así como la pobreza y el desorden político, este
último deja muy mal sentado la base de nuestra democracia que está sustentada
en nuestros partidos y que se han convertido en mercaderes. Todo esto sin duda
alguna ha dado paso a la corrupción y la impunidad.

Parecería necesario, en
las circunstancias actuales, no hacer pausa en cuanto a la expansión
cuantitativa y cualitativa de la educación, pero sí promover y aprovechar en
todos los centros de pensamiento y medios de comunicación un momento y un
espacio para reflexionar sobre qué debemos enseñar y con qué finalidades y
propósitos lo debemos hacer. Sobre todo una reflexión, sobre el Estado que
queremos construir.

Comparto lo dicho por
Andrés Oppenheimer: “Es un error creer que todos los problemas de la sociedad
se resuelven con crecimiento económico. El crecimiento económico no resuelve la
pobreza, la pobreza la resuelve la educación”

Los reclamos y
exigencias para la asignación de un 4% a
la educación se ha logrado, nos toca ahora consensuar un gran pacto nacional
con comisiones y veedurías de seguimiento para que esta inversión se realice
transparente y conteste a los requerimientos de la modernidad y avances
científicos y tecnológicos, para que de esta manera se pueda alcanzar los
niveles de calidad necesarios. Debemos revertir nuestra cultura de anomia y
rescatar la institucionalidad basada en el imperio de la ley y el estado de
derechos.

Es obligatorio por ley
y mandato constitucional la educación con calidad, con maestros calificados,
así como eficiencia y transparencia en la administración y ejecución de los
recursos. La educación es el motor para alcanzar el desarrollo integral y
humano. Con una sociedad educada elegiremos gobernantes y funcionarios probos y
capaces. La corrupción y la impunidad son la principal amenaza para la
gobernabilidad. La pobreza, inseguridad
y la violencia sus mayores síntomas.

Es urgente la
aplicación y el cumplimiento estricto de de la Constitución y las diferentes
leyes que se refieren a la calidad y el desarrollo de la educación. Para
ilustrarles mejor le cito los acápites más importantes que se refieren al
respect Ley General de Educación 66-97, Ley 139-01 de Educación
Superior, Ciencia y Tecnología, y La
Constitución Dominicana: “Artículo 63.- Derecho a la educación.

Toda persona tiene
derecho a una educación integral, de calidad, permanente, en igualdad de
condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus
aptitudes, vocación y aspiraciones. En consecuencia: 1) La educación tiene por
objeto la formación integral del ser humano a lo largo de toda su vida y debe
orientarse hacia el desarrollo de su potencial creativo y de sus valores
éticos. Busca el acceso al conocimiento, a la ciencia, a la técnica y a los
demás bienes y valores de la cultura; 3).

El Estado garantiza la
educación pública gratuita y la declara
obligatoria en el nivel inicial, básico y medio. La educación superior en el
sistema público será financiada por el Estado, garantizando una distribución de
los recursos proporcional a la oferta educativa de las regiones; 4) El Estado
velará por la gratuidad y la calidad de la educación general, el cumplimiento
de sus fines y la formación moral, intelectual y física del educando. 5).

El Estado reconoce el
ejercicio de la carrera docente como fundamental para el pleno desarrollo de la
educación y de la Nación dominicana y, por consiguiente, es su obligación
propender a la profesionalización, a la estabilidad y dignificación de los y
las docentes; 6) Son obligaciones del Estado la erradicación del analfabetismo
y la educación de personas con necesidades especiales y con capacidades
excepcionales; 7).

El Estado debe velar
por la calidad de la educación superior y financiará los centros y
universidades públicos. Garantizará la autonomía universitaria y la libertad de
cátedra; 8);- 9) El Estado definirá políticas para promover e incentivar la
investigación, la ciencia, la tecnología y la innovación que favorezcan el
desarrollo sostenible, el bienestar humano, la competitividad, el fortalecimiento institucional y la
preservación del medio ambiente. 10) La inversión del Estado en la educación,
la ciencia y la tecnología deberá ser creciente y sostenida, en correspondencia
con los niveles de desempeño macroeconómico del país. En ningún caso se podrá
hacer transferencias de fondos consignados a financiar el desarrollo de estas
áreas; 11).

Los medios de comunicación
social, públicos y privados, deben contribuir a la formación ciudadana. El
Estado garantiza servicios públicos de radio, televisión y redes de bibliotecas
y de informática, con el fin de permitir el acceso universal a la información.
Los centros educativos incorporarán el conocimiento y aplicación de las nuevas
tecnologías y de sus innovaciones; 12)

El Estado garantiza la
libertad de enseñanza y estimula el desarrollo de la ciencia y la
tecnología; 13) Con la finalidad de
formar ciudadanas y ciudadanos conscientes de sus derechos y deberes, en todas
las instituciones de educación pública y privada, serán obligatorias la
instrucción en la formación social y cívica, la enseñanza de la Constitución,
de los derechos y garantías fundamentales, de los valores patrios y de los
principios de convivencia pacífica.”

Ley General de
Educación 66-97: Art. 197.- “El gasto público anual en educación debe alcanzar
en un período de dos años, a partir de la promulgación de esta ley, un mínimo
de un dieciséis por ciento (16%), del gasto público total o un cuatro por
ciento (4%) del producto bruto interno (PBI) estimado para el año corriente,
estos valores deberán ser ajustados anualmente en una proporción no menor
a la tasa anual de inflación, sin
menoscabo de los incrementos progresivos correspondientes en términos de
porcentaje del gasto público o del
producto interno bruto (PBI).”

Ley 139-01 de Educación
Superior, Ciencia y Tecnología: Art.
91.- “La inversión pública a ser
ejecutada en el primer año de entrada en vigencia la presente ley no deberá ser
inferior al cinco por ciento (5%) del Presupuesto de Ingresos y ley de Gastos
Públicos asignado en la ley 5778, del 31 de diciembre de 1961, que declara la
autonomía a la Universidad de Santo Domingo y que serán destinados a la
Universidad Autónoma de Santo Domingo y universidades públicas. Además deberán
incluir las subvenciones asignadas a las demás instituciones de educación
superior.”

La educación es la
única vía para alcanzar el desarrollo integral y humano sostenible. Nos toca
ser oportunos, aprovechar el momento y las circunstancias que nos favorecen
para alcanzar el éxito en esta lucha a favor de la educación de calidad y de
los derechos del pueblo como único soberano (…).

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