El PLD y sus pequeños burgueses

Una excelente conferencia dictada por el Dr. José Joaquín Bidó Medina, entre los años 1986 ó 1987, no precisamos la fecha exacta, despertó nuestra curiosidad sobre los papeles históricos de las clases sociales dominicanas; el académico, ex rector universitario, y profesional del derecho, recorrió en su participación nuestros hechos históricos y las acciones de  diferentes actores, puntualizando su extracción social.

Sin duda alguna, el papel protagónico en la historia dominicana lo ha tenido la pequeña burguesía; y ha sido así por más de una razón; es de gran peso el hecho de que es la clase más numerosa de la población, con todas las subdivisiones  clasificadas por el Profesor Juan Bosch; ese es un motivo, pero el más importante, ha sido la ausencia de una clase burguesa dominante en el país.

Cualquier proyecto político que aspire a dirigir los destinos de un país, tiene que analizar cual nicho de clase social le puede dar mayores ventajas en simpatías numéricas, y saber seleccionar los lideres actuantes que organizarán y conducirán esas masas simpáticas con su causa; esa fue una de las grandes previsiones de Don Juan Bosch en la organización del PLD.

Juan Bosch organizó el Partido de la Liberación Dominicana como un proyecto político para cualquier circunstancia histórica; y hubieron momentos en que se cuestionaba su participación electoral, y se denunciaban estos eventos como “mataderos electorales”.

El 1973 es el año en que nace el PLD; y poco tiempo antes habíamos tenido la última insurrección armada, encabezada por el héroe de abril de 1965 el Coronel Caamaño; el mundo político internacional se debatía en plena guerra fría, y en República Dominicana la oposición política había perdido las esperanzas de que funcionara la democracia representativa.

Bajo esas circunstancias el Maestro fundador de este Partido, no descartaba ninguna coyuntura que le permitiera ascender al poder; y creó un sofisticado instrumento político, sobre la base de preparar cuadros políticos, todos provenientes de la pequeña burguesía; dentro de la exigua clase burguesa dominicana Don Juan solo contaba con amigos.

Un pequeño burgués, no es la hermosa sátira interpretada por el extinto argentino Alberto Cortez; esa es una burla de lo que un hombre de esa clase pretende hacer creer que es, en una sociedad medianamente desarrollada como la de su país. Una persona con esta condición de clase, es un ser humano con la ambición de llegar a poseer los bienes y mecanismos de producción de la clase burguesa.

Y para obtener este sueño realiza diferentes actividades; desde buscar preparación académica y profesional en diferentes áreas, hasta múltiples actividades comerciales, o empresariales que le reporten beneficios, no solo para vivir, sino también para cambiar su estatus social.

Pero, el gran descubrimiento del pequeño burgués en los países subdesarrollados, ha sido encontrar en la actividad política, el vehículo ideal y de más velocidad para el ascenso social; de esta manera, tenemos en todos partidos una cantidad importante de dirigentes que llegan con la velada intención de conseguir una posición que le permita escalar social y económicamente.

Juan Bosch conocía esta realidad mejor que nadie; y con disimulo se reía de quienes creían que lo utilizaban para sus fines; así como cuando escuchaba después de cada intento electoral fallido, aquello de que “a Bosch no le interesa el poder”, pues sabía que aquella frase encerraba la frustración individual de quienes la pronunciaban.

Durante los años de existencia del PLD como partido de cuadros y organismos, los métodos de trabajo, el orden y la disciplina fueron los muros de contención de la lucha clases, que es congénita en cualquier conglomerado humano; aquí debemos aclarar que aunque los individuos del conjunto pertenezcan a la misma clase social, habrá una lucha por la supremacía entre ellos mismos.

Estos muros de contención desaparecieron con la masificación del Partido; éste se convirtió en la gran maquinaria electoral que es hoy, pero dejó de ser el partido disciplinado y respetuoso fundado por el Profesor Juan Bosch; la lucha de clases, disfrazada en la lucha de intereses grupales, ha llevado a miembros fundadores de la organización al punto de desconocer y desobedecer acuerdos firmados en el organismo más alto de dirección, su Comité Político.

La lucha de clases es el motor de la historia, pero no siempre ésta mueve la historia hacia adelante; podría moverse hacia adelante pariendo un nuevo José Martí u otro Juan Bosch, o retroceder trayéndonos un nuevo Adolfo Hitler.

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