El PLD de las dos últimas crisis

La ingenuidad es una característica de muchos seres humanos; algunos nacen ingenuos y por más consejos y advertencias que se les hagan, nunca despiertan a la realidad; otros, toman la ingenuidad como un mecanismo de defensa, semejando al avestruz que esconde la cabeza para no ver el peligro.

El Partido de la Liberación Dominicana, ya no es el partido que forjamos; aunque nos duela aceptarlo, es como dijo su Líder fundador ante la crisis de 1992: “Este será el Partido posible, el que las circunstancias nos permiten compañero”. Aquella crisis del año 92, explosionó poniendo al descubierto una enconada lucha interna de dos grupos; uno de ellos, usaba la sensibilidad del Presidente por los mas débiles, obreros y campesinos, para agruparse en torno al mismo Bosch.

Don Juan Bosch no cesaba de repetirlo, “los grupos son el peor de los virus, que pueden afectar una organización política; porque cuando los intereses grupales entran en conflicto, los miembros de cada grupo, aun perteneciendo al mismo partido, se ven unos a otros como los peores enemigos; y los enemigos en cualquier terreno luchan a muerte”.

A partir del primer ejercicio del poder del Partido, las compuertas de la ambición se abrieron de par en par; y el torbellino de hambrientos de liderazgo y poder, barrió los métodos de trabajo y la disciplina partidaria. Es muy cierto, lo que dice el Ex presidente Fernández, que nunca animó a formar grupos en su entorno, pero los otros compañeros que lo vieron con potencialidad de poder, decidieron enfrentarlo, y para ello necesitaban una estructura grupal con la fuerza suficiente para desplazarlo.

Por esta razón, cuando el PLD retorna al gobierno en el 2004, cada uno de aquellos que se creían como potenciales lideres, comenzaron su accionar grupal; y la mayoría de los funcionarios designados por el Poder Ejecutivo, o electos por el voto popular, que se sentían favorecidos por el paraguas del gobierno, se agruparon en torno al Jefe de Estado para defender sus beneficios.

A la luz de los hechos, ya para las elecciones del 2008, en las cuales el Presidente Leonel Fernández tenía legalidad constitucional para ser de nuevo candidato, se dio una competencia grupal que comenzó a erosionar una unidad pactada por el alto liderazgo, muchos de ellos cabezas de pequeños grupos; y es así como llegamos al 2012, con la mayoría de los funcionarios y legisladores embarcados en convencer al Presidente para que modificara la Carta Magna que acababa de promulgar dos años antes.

Esa Constitución del 2010, fue fruto de un consenso derivado de una infinidad de consultas sociales, populares, sindicales e intelectuales, en todos los foros nacionales e internacionales donde radican nacionales dominicanos; inició su gestación al inicio del periodo 2008 al 2012; y su parto tuvo que ser acordado con el principal partido de oposición en aquel entonces, recordemos el llamado “Pacto de la corbatas azules”.

Durante una buena parte del año 2011, el Presidente Fernández era presionado por los grupos a su alrededor para que modificara el más alto legado institucional de su segundo período, La Carta Sustantiva del 2010, pero como no accedió antes en su primer mandato, tampoco se dejó seducir en este segundo intento; Con el descontento de sus mejores colaboradores, apoyó sin reservas a su compañero Lic. Danilo Medina.

Ahora, la crisis del Partido de gobierno ha llegado a su clímax; habiendo pasado por la traumática revisión de la Constitución de la República del 2015, con el único objetivo de darle paso a la reelección del Presidente Danilo Medina, ahora casi todos los sectores de la sociedad han dicho al unísono “no otra modificación constitucional para lo mismo”; y con este no, han cerrado fila detrás del Ex presidente Leonel Fernández; y aunque no sea el deseo de ningún peledeista, esto de por si deja dividido el partido que ha encarnado el progreso del país.

El Partido jamas será el mismo; pero un acuerdo en los niveles altos de dirección, puede salvarlo de salir esta vez de la jefatura del estado; todavía las bases tienen esperanza en un entendimiento a este nivel.

Cuando en el proceso electoral del 2012, el candidato Hipólito Mejía aventajaba ampliamente al candidato oficial Danilo Medina, el Presidente Fernández pronuncio una frase de sentencia en la ciudad de Nueva York, dijo: “Sería una irresponsabilidad nuestra, permitir que el pueblo dominicano vuelva a caer en las manos de la improvisación y la incapacidad, que representa la oposición política”; en ese momento comenzó a voltearse la tortilla.

Ojalá que los representantes del gobierno actual, comenzando por el Presidente Medina, no se sientan mejor representados por la incapacidad y improvisación opositora, que por la experiencia y la capacidad de sus compañeros de toda una vida política.

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