El Movimiento Verde: camaleónico, sin cabeza ni ideología política
Luego de escuchar en San Pedro de Macorís a Cantinflas Moreno en su arenga pueblerina y defender la dignidad del Presidente del PRM, se muestra de nuevo que el Movimiento de Los Verdes es un grupúsculo acéfalo que no sabe hacia dónde marcha.
Escuchar los acostumbrados discursos políticos de barricada de ciertos elementos que se quedaron rezagados en su pensamiento en la época de Los Guaraguaos es algo bochornoso. Mirar a comunicadores que sólo tienen un tema como si la República Dominicana fuera un país de ladrones y corruptos es algo vergonzante. Desconocen la inmortalidad de esta Patria que sólo ha parido en los últimos años un paquete de parias graduados de la universidad del sicariato.
Estos búllalos lo que andan buscando es coros en gradas para que los vean en el escenario fuera de su propio escenario. Los tiempos han cambiado y todo el mundo sabe que los ladrones verdes camaleónicos y los azules de cuadritos lo que desean es que a la Cuyaya del Sur lo bajen de la silla de alfileres para ellos engancharse a seguir con la corruptela peor que nuestro país puede ver en medio de un mundo que los políticos lo globalizaron para tapiar sus bellaquerías.
A todos estos butifarreros politicastros y botafumeiros si usted le hace una visita a sus portales se dará cuenta que allí no existe una fotografía d Duarte, sino de Cantinflas Guevara, Lenín, Engel, la Rata de Cojímar, un tal Caamaño que a palo y tentetieso lo han querido hacer héroe sabiendo que los héroes no se conducen de la forma que él se condujo.
Por ahí anda otra «alta» inteligenciecilla que se educó en Estados Unidos, pero tiene una boca que es una letrina igual que Cloaca Despradel, que luce que no le dieron educación hogareña y piensan que disparar por la boca cuantas malas palabras excrementicias existan eso les da el «tupé» de dirigentes. ¡Cuán equivocadas están!
En la mayoría de los casos esos también se buscan lo suyo. A «Cloaca» les ha dejado buena fortuna económica. Todo el mundo conoce que Cantinflas Moreno salió de las filas del PLD que muy pocos dirigentes quedan que puedan llevar al país a un puerto seguro.
Balaguer decía que eso de la corrupción venia desde tiempos ancestrales. Luego de la caída justiciera de Trujillo ningún gobierno ha sido impoluto agregando el abortivo del «Ovejo» Bosch.
INFULAS DE SER PRESIDENTE
El Movimiento Verde es un movimiento acéfalo. No tiene cabeza. No tienen ideología política. Desean el caos y todos se hacen los «pendejos». Y como dice el refrán dominicano el grupo Verde y de Cuadritos azules es como los mojones que no agarran cabeza. Todos tienen ínfulas de ser presidentes. Llevan agazapados ese pequeño Trujillo en lo más recóndito del corazón y la oligofrenia los desdibuja.
Sí, porque en serio estos movimientos se obligan a distinguirse por un estimulo poderoso a la meditación. Ellos no meditan. Son cloacas y graduados de la universidad de la fonografía. Se repiten como el guacamayo y la cotorra constancera. Aunque parezca contradictorio.
Sí, porque la República está ahí y esos cambios que exige la sociedad sufriente empiezan por hacernos meditar en sus fines últimos. ¿Cuáles son sus fines últimos? ¿Traer la batahola de Hugo Chávez, Fidel Castro, el asesino de Cantinflas Guevara, al grupúsculo de la Raza Inmortal que todos eran fidelistas? ¡Por favor, ya la ciega ve! Este asunto hay que verlo más allá, entiéndase bien, de las consignas sociales, políticas o económicas inmediatas.
Y ¿cuáles son?, se inquirirá. Sencillamente los de proporcionar al hombre las condiciones mínimas de bienestar espiritual y material. Toda medida, toda aspiración, toda ley, si están sinceramente inspiradas, responden en último análisis a la decisión de corregir injusticias o entuertos y propiciar un cambio en una situación de bienestar.
¿Creen ustedes que los Verdes quieren una sociedad con bienestar junto a los de los cuadritos azules? ¡No! Lo que desean es tumbar al gobierno. Se sienten impotentes, porque no tienen argumentos para defender la Democracia, porque no son demócratas.
«Bienestar»… esto, claro, está sujeto a interpretaciones de acuerdo con la formación, los gustos, o la hechura mental de cada cual. Pero uno siempre usa el lenguaje dando por sentados ciertos supuestos. Podemos entonces admitir que el bienestar espiritual y físico del ciudadano dominicano se desglosaría más o menos así: habitar un suelo libre e independiente dentro de un orden social regulado por principios de ley y con oportunidades de trabajo que le permitan satisfacer con decoro sus necesidades materiales.
Esa sería una definición sintética en la que desde luego habrá que sobreentender infinidad de detalles que entran dentro de ese mismo concepto de bienestar. Por ejemplo, las condiciones de salubridad, de higiene, y de educación. Las que a su vez se pueden dividir y subdividir hasta el infinito.
Desarrollando esta línea de pensamiento, sugerida inicialmente por los conceptos democráticos, llegamos a la conclusión lógica de que hay cosas que no pueden estar ausentes por muy pequeñas que parezcan, de un programa democrático de verdadera altura.
Tomemos por ejemplo: la importancia del árbol. Ninguna persona de mediana sensibilidad puede sentirse feliz si en su patria se destruye, maltrata, o desprecia al árbol. Nunca olvido la mala impresión que me causaba transitar por la carretera y ver palmas claveteadas de anuncios o arboles mutilados o talados para que no estorbaran a los alambres del tendido telefónico. Desde mi posición, cómoda si se quiere, de viajero observador, hubiera preferido que se obligase a los alambres de desviar su curso y a los anunciantes a respetar las palmas.
Por eso, dicho sea de paso, me agradó tanto ver hace poco el Parque de los Tres Ojos donde el señor Ministro de Medio Ambiente está identificado consciente de esos problemas y revelar magníficos propósitos de arborización y forestación especialmente en la zona urbana de la capital. Tanto en el Parque del Mirador del Este y el Faro a Colón eso parece el valle de los huesos secos. Allí no hay cuidado para nada. En el Parque Turístico de los Tres Ojos, gracias a la nueva administración que dirige la señora Mayra Peña Jerez las cosas allí están tomando un rumbo diferente, porque ella ama lo verde aunque no sea del Movimiento Acéfalo Verde que el cuidado del país a estos fonógrafos no les importa.
Por lo mínimo de estos parlanchines Verdes (lo que quisiéramos, por lo menos) toca a una gran número de otros aspectos. No es de los más insignificantes el del transporte urbano. ¿Quién no ha notado que el personal de los ómnibus sigue, como siempre, dejando plantado al que les parece en el lugar de espera, incumpliendo la obligación de parar en firme, o increpando al viajero que comete un error o reclama algo?… ¿Quién no ha visto su trabajo, o su recreación, o su sueño, o su paz domestica interrumpidos violentamente por el carro «altoparlante» que desde la calle fulmina los tímpanos con su ruido cavernícola?…
Hay millones de detalles más. Nadie podría recordarlos todos, mucho menos los que están ocupados en asuntos importantes como ir en comisión a pedir cajas de papel sanitario a la presidencia. Además, su tratamiento requiere –léalo bien- la acción coordinada de tres frentes: la prensa, la educación, y la vigilancia oficial.
Pero qué bueno sería que se coordinaran para actuar también en estas cosas, en estas cosas mínimas –¡pero qué importantes!— de la democracia dominicana.
TUMBAR AL GOBIERNO
Pero los acéfalos del Movimiento Verde y el de los Cuadritos Azules más los carteristas que ahora se han agregado al grupo, no están en eso. Están en tumbar al gobierno, pero como no tienen argumento para hacerlo se disfrazan de camaleones verdes y de azules de cuadritos peledeístas. ¡Qué inverecundia!
¿Qué somos los dominicanos para estos grupejos? Sea como sea, estos parlanchines disfrazados de patriotería nos plantean lo siguiente dentro del marco moderno del hombre pensante y nos hacen pensar en esta encrucijada de la civilización: ¿Qué somos?: ¿persona o unidad?, ¿individuo o piezas?, ¿ser conscientes o instrumentos? ¿Ahora se dan cuenta?
Ni Huchi Lora, ni Marino Zapete, ni mucho menos Narciso Isa Conde pueden hablar por mí. Yo soy un soldado de la libertad. El tiempo de los borregos culminó. La segunda Restauración de la República está en nuestras propias narices. ¡Irse preparando es la palabra de orden!
JPM