El «cambio» de Mejía, «una chulería » para el PLD
Los periódicos nacionales han estado informando que el autoproclamado líder Hipólito Mejía está promoviendo una nueva forma de hacer campaña política. Cito: «Yo (Hipólito Mejía) he iniciado una cruzada personal para cambiar la forma de hacer política en el país, cuya plataforma consiste en establecer la responsabilidad ciudadana para lograr una sociedad más inclusiva, con un colectivo social cohesionado y con mayores oportunidades para la gente de nuestra tierra, con individuos con una formación no solo en los conocimientos de las ciencias sociales, sino también en su compromiso ciudadano y en la visión de la política como ciencia y arte al servicio del pueblo».
Este giro (continua Mejía) obedece al cambio que ha experimentado la sociedad dominicana, la cual requiere de sus dirigentes un comportamiento diferente al que se vivía en el pasado donde las confrontaciones verbales y las diatribas personales eran costumbre entre los adversarios políticos. (Termina la cita).
Pues bien…, Yo pensé (pero no ha sucedido así) que Mejía en su nueva forma de hacer política aconsejaría nunca hacer lo mal hecho a la nueva generación que en el futuro dirigirá el destino de la nación dominicana. Lo haría (pensaba yo), advirtiendo que lo mal hecho nunca se puede hacer, porque tarde o temprano la comisión de lo abyecto siempre se sabe, acompañado de las consecuencias correspondientes. Y lo haría (reflexionaba) poniendo de ejemplo el caso de soborno y sobrevaloraciones dados en el caso Odebretch, que ha salido a reducir 12 años después cuando ya sus protagonistas ni se acordaban de ese «perreo», pese a que el pueblo ni siquiera estaba enterado por completo de esa sucia forma de robarle y traicionarle.
¿Es nueva esta forma de Mejía hacer política? ¿Se suicidan las clases?
En este punto a Mejía y su gente les tengo malas noticias. Desde la creación de la República en 1844, la forma de hacer política con conciliación, confabulación y afinidades de los presidentes, expresidentes y nuevos ricos con las clase dominantes que Mejía nos quiere vender como nueva, es tan vieja como la República misma. Los presidentes, haciéndose ricos en el poder, después expresidentes ricos y poderosos, pasan a ser parte de la burguesía y la oligarquía. Dialécticamente, ya siendo parte de ellos, actúan y piensan como ellos, en consecuencia obedecen al criterio: «las clases no se suicidan». Que es lo que está haciendo Mejía, con su » nueva-vieja» forma de hacer política.
Esta fórmula, la han practicado todos los expresidentes que ha tenido la República con algunas excepciones (como son los casos de mi tatarabuelo Ulises Francisco Espaillat y de Juan Bosch, fuera de estos singulares casos, todos los demás han sido sirvientes de las clases dominantes; lo fueron Santana, Báez, Lilis, Cáceres, Vázquez, Balaguer, Jorge Blanco, Guzmán, Leonel, Hipólito y ahora Danilo Medina. No enlisto a Trujillo en este grupo, porque aquella tiranía es un caso muy especial, en el que hay que considerar si él estuvo al servicio de las élites de poder, o que estas estuvieron subordinadas a su imperio. En este sentido, todos los que cobran sin trabajar, los funcionarios, los nuevos ricos, los oligarcas y burgueses, y el PLD en general, están encantados con el tipo de oposición que Mejía le está haciendo al gobierno de Danilo; esa manera les asegura al PLD la permanencia en el poder más allá del 2044, tal como ha vaticinado Leonel.
Entre paños y manteles, chupe usted y páseme el cabo
Los exabruptos, los berrinches, son la única oposición, que yo conozco de Mejía contra algunos de sus supuestos adversarios políticos: «Esa vieja azarosa»; «Esos azarosos del PLD». Ese baboso, etc. Exceptuando estos tremendismos verbales y otros, su forma de oposición hasta el día de hoy ha sido pluvialmente gentil, entre paños y manteles, de «chupe usted y páseme el cabo», con nuestros adversarios políticos. «A Leonel nadie me lo toca. Los expresidentes se respetan. A Euclides no lo someteré a la justicia porque ese es mi canchanchan; a Reinaldo Pared y a mí nos une una gran amistad. Danilo Medina es mi amigo personal. A esa, por ser la viuda de un exsocio y amigo mío le doy un contrato de 500 millones de dólares para que se defienda tirando rayos x. Esos generales o exgenerales son mis amigos, no importa que uno haya fusilado a Caamaño y el otro haya estado preso por corrupto. Los grandes ahorristas de Baninter son mis amigos, por eso a ellos yo les di sus cuartos; se me importa que el pueblo se joda. Esa gente de Valle Nuevo por ser mis amigos, hay que dejarlo ahí. Fulano, zutano y mengano (grandes ladronazos) son mis grandes amigos, por eso no los puedo atacar ni someter a la justicia y punto, se acabó».
El pueblo ha desoído a Mejía
La cuestión es, que a esta sarta de ladrones y traidores, el pueblo los tiene por ruines, insanos, cobardes, espíritus inmundos fuera de la gracia de Dios, porque por 21 años han estado usurpando el Estado, robando el dinero y otros recursos confiados a ellos para honesta administración. Ante el ladrocinio, el pueblo en su impotencia, indignado, herido en lo más profundo de su ser, está clamando justicia, pidiendo a gritos que la ira de Dios todopoderoso caiga sobre ellos. Otros, los más extremistas, están pidiendo que estos saqueadores sean declarados traidores a la patria y que en consecuencia sean fusilados o ahorcados públicamente.
En medio de la vorágine de corrupción e impunidad, con que un grupo de perversos están destruyendo la República y que tiene al pueblo literalmente en pie de guerra, el «líder Mejía» se presenta con el plan de hacer «oposición amigable y civilizada» al PLD, en una acción de zapa, que tiende a apaciguar la ira de un pueblo ya decidido a salir como sea de la plaga de ladrones que lo desgobierna saqueándolo. En esa claudicación de Mejía (queda implícito considerar) que es más provechoso quedarse en la casa bailando dembó o jugando dominó e ir al colmandón a tomarse un par de frías, o coger para la gallera, que asistir a una marcha en protesta contra la impunidad y la corrupción aludidas; pero el pueblo en un gesto de madurez cívica y política, ha desoído a Mejía, porque todos lo perremeistas y el pueblo en general, va pa’ la marcha, va pa’ la calle.
El «cambio» de Mejía, «una chulería» para el PLD
¡Que «chulería de cambio», que solo beneficia al peledeismo en el poder, y lógicamente a quienes les están haciendo el juego, porque de muchas maneras se benefician de esta «chulería de cambio», aun supuestamente, están en la oposición. Pero además, en esta «chulería de cruzada», Mejía no se dirige al adversario para conminarlo a que hagan un cambio de conducta y mentalidad; tampoco se dirige al pueblo para que arrecie su lucha contra esa gavilla de malhechores, sino que la contrario, su llamado es una especie que busca (intencionalmente o no) diluir con treguas y pausas, la lucha frontal que debe iniciar nuestra nación para que dé al traste con ese peledeismo, que se ha burlado grotesca y obscenamente del país.
Conclusión
Analizado el anterior cuestionamiento a la dizque nueva forma de Hipólito Mejía hacer política partidaria, el lector tiene ante sí suficiente información para llegar a sus propias conclusiones al respecto. Aunque en esta ponencia he hecho juicios de valores que pueden influenciar a los lectores, no obstante, invito a todos a desligarse de esa posibilidad, para que en un ejercicio de libre pensador, puedan emitir sus propios juicios sobre esta para mi «chulería de cambio», que Mejía propone ejerzamos frente a los delincuentes del PLD, nuestro adversario y verdadero enemigo del pueblo dominicano. Y lo hace en un momento, en que debe imponerse la lucha frontal contra esos enemigos de la patria, y de no ha lugar para vacilaciones, claudicaciones y de busca de entendimientos pendejos.
Posdata
Con los traidores, solo escarmientos. Todos a la marcha del 22. Esto tiene que cambiar.