Ejemplos que delatan

La irrefrenable incontinencia verbal de algunos funcionarios, los hace errar con frecuencia. El que el presidente de la Junta Central (JCE), Roberto Rosario, diga que hasta sus hijas tienen que esperar su turno para obtener su cédula de identidad; evidentemente, es un ejemplo torpe y desafortunado. ¿Quiénes son sus hijas, para no esperar su turno como se debe? Es claro que al Rosario apelar a ese ejemplo, frente a la dominicana descendientes de haitianos Juliana Deguis; envía el mensaje de que desde siempre, nuestros funcionarios han incurrido en nepotismos, tráfico de influencias y otras corruptelas. Con ese ejemplo, innecesario, inoportuno y anti-táctico, parecería que Rosario está diciendo que aunque siempre ha sido un funcionario corrupto, en este caso no. Ha hecho una excepción. Es decir, que tal vez él entiende como normal que los amigos, conmilitones e hijos de funcionarios, estén por encima de los demás ciudadanos; deben ser privilegiados con trámites estatales y cualquier otro tipo de beneficio. Ser funcionario, no es sólo ocupar un cargo en el Estado; es saber qué se dice y cómo se dice, porque no es cierto que en República Dominicana, los únicos inteligentes y que conceptualizan son los funcionarios peledeístas. Y más en el citado caso, porque Juliana Deguis, es tan dominicana como las hijas de Rosario, por el principio Jus Solis (aunque se dice que el funcionario también tiene ascendencia haitiana). O lo que es lo mismo, que de acuerdo a la ley 169-14- puesta en vigencia recientemente; Deguis, aunque sea una humilde mujer sin mayores privilegios, le corresponde la dominicanidad. Lamentablemente, Rosario es un hombre necio, con muchas torpezas y con un cargo equivocado, aunque sí hay que admitirlo; pertenece a un gobierno, un partido y, consecuentemente, a un sistema injusto y carente de institucionalidad que le permite incurrir en declaraciones desafortunadas. Todo parece indicar que este susceptible e iracundo funcionario que cree merecerlo todo en la institución que mal preside; a veces, actúa con los impulsos de un izquierdista desfasado y trasnochado, hoy, siempre colocado en una corporación de derecha.Realmente Roberto Rosario no pega una cuando se reúne con representantes diplomáticos y consulares. Por esta razón, fue que irrespetó como cualquier adolescente alocado al secretario general de la OEA, Mario Insulza, cuando dijo en Cuba, que éste no conocía al dedillo el contenido de la ley 168-13 evacuada por el Tribunal Constitucional (TC), como si el diplomático hubiese tenido la necesidad de leer todo ese dispositivo y, en consecuencia, actuaba como un neófito en la materia.

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