Dionisio López Cabral: aniversario diferido

Dionisio, yo quería saberlo, ya lo supe: « El origen es la mariposa/ que duda del gusano»/. No quiero sorprender ni lastimar a escritores y poetas, pero el vuelo de un poeta natural, el humor y la cosmovisión lúdica–a lo Cortazar–del poeta de la ciudad lo llevó a escribir: «soy el otro que Borges no ha leído/Esquirla de un cadáver/ dormido en el regreso”. Parece que Dionisio en este poema al morir cuando no había muerto comenzó un estado de lo conciente a la inconciencia, seguido por una condición de sueño más profundo y más real que el dormir solamente y después de dormir regresó al mismo cuerpo. Pienso que el poeta López Cabral después de un periodo de descanso que siguió a la muerte, regresó a la Tierra en el cuerpo de un niño, el cual entonces, lo construyó para una nueva vida en el plano material, según lo explicado por Nils. A. Amnéus, en su obra «El enigma de la vida». Un día 12 de diciembre nace para la gloria de un pueblo como Santiago, que se ha quedado sin el resguardo de un poeta como Dionisio López Cabral a quien Manuel del Cabral le dedicó un libro tan solo cinco años antes de su fallecimiento, que tituló: «A mi sobrino poeta». Este gesto enalteció a Del Cabral a quien la fama cubrió de gloria y a quien América reverenció su talento literario. Frente a este enigma de familia desentrañado en una dedicatoria, ahora que el poeta de la ciudad, Dionisio López Cabral, ya no está entre los vivos de este universo, Borges, hubiese reclamado lo que expresó en un verso a un poeta menor de la antología: “¿Dónde está la memoria de los días que fueron tuyos en la tierra, y tejieron dicha y dolor y fueron para ti el universo?”. Dionisio fue para la poética dominicana un verso en síntesis y el verso se hizo poema. Como Anna Livia en ((James Joyce) la existencia del amor. Si Dionisio no fue como Sor Juana Inés de la Cruz, poetisa mexicana llamada “La fénix de América o la Décima Musa mexicana”, por la importancia de su prosa, pero fue un poeta terriblemente latinoamericano. Es posible que Dionisio, como Borges, haya heredado su acervo literario de su antepasado, Manuel del Cabral, aunque aparezca alguien pretendiendo arrancarle, como el leñador, esa genealogía culta. La partida de Dionisio: El 18 de noviembre de 2006, muere Dionisio López Cabral, ese instante de partida de la brevedad nacional podría estar esta noche aquí con nosotros o en universos extraterrestre, no como cuerpo de baile tocable sino como cuerpo intangible. El momento es oportuno para traer a este espacio unas frases del filosofo chileno, Cristóbal Holzapfel, pronunciadas en una conferencia dictada en septiembre de 2004 en la Universidad de Concepción, en la cual explora el juego de los sin sentido, veamos: «Cuando hablamos del sentido, lo que más nos toca es su componente existencial, especialmente en lo que atañe al sentido de la existencia, el sentido de estar aquí, de entrar y salir de esto que llamamos la vida. De este modo, el sentido nos pone directamente ante el enigma de la existencia, y revela con ello más que su componente existencial, su componente metafísico. Preguntarse por el sentido es, preguntarse al mismo tiempo por el ser». Dionisio sin paralelos: ningún poeta de ninguna de la generación dominicana, sea de vanguardia o no, se atrevió a jugar con Borges como lo hizo Dionisio López Cabral. Por esa intrepidez, por ese instinto de Dionisio, quisiera hoy acercarnos a un poema de Borges que ha de llenarnos de desconsuelo por esa larga ausencia y esa nostalgia que nos causa a los aquí presente la partida del poeta de la ciudad; Se trata del poema «Ausencia»: «Habré de levantar la vasta vida/ que aun ahora es tu espejo/Cada mañana habré de reconstruirla/Desde que te alejaste/Cuantos lugares se han tornado vanos/y sin sentido, iguales/a luces en el día/Tardes que fueron nichos de tu imagen/Músicas en que siempre me aguardaba/palabras de aquel tiempo/Yo tendré que quebrarlas con mis manos/¿En que hondonada esconderé mi alma/para que no vea tu ausencia/que como un sol terrible, sin ocaso/brilla definitiva y despiadada?/Tu ausencia me rodea/como la cuerda a la garganta/el mar al que se hunde/». Se me ocurre en este páramo de la ascendencia inconsolable traer un fragmento del poema de Mario Benedetti titulado “De árbol a árbol”, el cual podría servir para estrechar la frialdad innecesaria de un abolengo ilustrado de Dionisio con el poeta Manuel del Cabral, el más polémico y el más conocido en las letras americana: “¿sabrán los cedros del Líbano/ y los caobos de corintio/que sus voraces enemigos/no son la palma de Camagüey/ni el eucalipto de tasmania/sino el hacha tenaz del leñador/la sierra de las grandes maderas/el rayo como látigo en la noche/”. El propio Manuel del Cabral en su poema Sangre mayor (1945) dice: “¿No sientes que mi sangre suelta de pronto pájaros?.. Y continúa: ¿No sientes que mis brazos crecen como dos ramas? Si yo pudiera ahora dárselos a los ciegos. Yo crezco entre los cines, peluqueros, modistos, igual que un lento fruto que crece entre su cáscara”. ¿Revive del Cabral en Dionisio, su cáscara o estirpe literaria y en la sangre que “suelta pronto pájaros” está el ADN del poeta laureado de Santiago? A manera de dejar aclarado su abolengo literario, en su poemario Alegoría Vital, publicado en 2003, Dionisio hace esta ofrenda: “A Manuel del Cabral, mi tío”. Cada vez que el poeta y escritor dominicano Antonio Fernández Spencer (1922-1995) visitaba Santiago, el autor de “Rosa transitoria” y de “Cuando pasan los soles” le urgía a López Cabral que lo recibiera al pie del Monumento a los Héroes de la Restauración. Esa confluencia poética en Santiago entre Spencer y Cabral uno puede imaginar aquel encuentro fugas de Pablo Neruda y Borges en Buenos Aires. La prosa poética de Dionisio López Cabral fue universal; el trabajo de este gran poeta nuestro estuvo influenciado por la tradición cultural de Santiago de los Caballeros, su ciudad natal, donde vivió, aunque puede ser también universal porque trató temas comunes a todo ser humano. El género más subjetivo de Dionisio fue la lírica, ya que el autor solía aparecer dentro del texto. El poeta, como Dionisio siempre se sitúa en el presente y su modo de expresión más usual fue la síntesis de sus versos, donde aparecía la elegía, con sus sentimientos negativos, de lamentos y tristezas. Además, hubo días de soles, de agua y alegría..Nunca hubo odio ni resentimiento, hubo rebeldía. En su libro Alegoría Vital hay un verso a Dorca, su madre, en el que a Dionisio López Cabral habría que analizarlo y desde el centro de la filosofía griega; la poética de Félix Maria del Monte, con sus versos de amor a “Dolora”, del Monte escribe: “¿No hay en tu fosa suficiente hielo? ¿No hay en la eternidad bastante olvido?” Y Diniosio escribe a su madre: “Bondad que habla más allá.” Poeta en tu aniversario diferido debo decir, como tu escribiste: “Los inocentes/aman tu aliento/ las aves cantan/su eternidad”. Para poder conocer la grandeza como poeta iluminado que fue Dionisio López Cabral, solo bastaría traer a este trabajo dos poemas grandiosos de lo mucho que escribió”, veamos: «Bajo el almendro/el gris de la tarde/en un adiós…que vuelve/. «He permanecido/entre el sueño y la muerte/¿Para qué cantar a los muertos?/Más allá de la sombra/mi canto/el horizonte/Así son los seres de luz/arquitecto del misterio/que envuelve las almas/de los hombres dormidos/».

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