Después del FMI ¿qué será del sistema impositivo?

El gobierno debe estar contento con el informe emitido por el FMI a raíz de su reciente visita a Republica Dominicana, que cubrió el periodo del 3 al 12 de noviembre. El jefe de la misión resumió el desenvolvimiento de la economía en términos como estos: “Las perspectivas a corto plazo parecen ser más favorables de lo que se anticipó en la consulta del Artículo IV correspondiente a 2014. Tras alcanzar 4.6 por ciento en el 2013, el crecimiento del PIB real se aceleró al 7 por ciento (interanual) en el período enero-septiembre de 2014, impulsado por un repunte del turismo y la construcción, para terminar en un 6 por ciento al cierre del año”. Es un buen comienzo en cualquier informe del Fondo. Además, destacó la inflación interanual por debajo de la estimada (2.8), debido a la caída de los precios de los bienes transables y la desaceleración de la depreciación cambiaria. Reconoció igualmente, la caída del déficit de la cuenta corriente externa (4% del PIB) cuando 5 años atrás registraba 8.5% del PIB. Esto se debe básicamente a las exportaciones de oro, mejora del turismo y las remesas y la caída del precio del petróleo. Eso ayuda a que las reservas internacionales brutas hayan ascendido a US$4.4 mil millones (2.9 meses de exportación) Entonces el Fondo entra en el área fiscal donde regularmente se enreda un poco y dice: “La misión apoya los esfuerzos del gobierno central por controlar su gasto y al mismo tiempo aumentar el gasto en educación, lo que permitiría cumplir con la meta prevista en el presupuesto de 2014 —2.8 por ciento del PIB” (se refiere al déficit de caja)». ¿Pero de que gastos habla el Fondo? Porque el gasto corriente ha seguido aumentando consistentemente por el alto nivel de despilfarro y el de capital ha sido castigado fuertemente cuando debería ser lo contrario. Además, en el 2013 no se alcanzó el 4% a educación y este año tampoco se logrará. Es obvio que misión debió darse cuenta de esa realidad pero prefirió darle un voto de confianza al Presidente Medina por su entusiasmo para mejorar la educación del país. Lo que no debió fue obviar el despilfarro en el gasto corriente ni las deudas acumuladas durante el año, que siguen siendo elementos perturbadores de la economía que subestiman, además, el déficit potencial. Si no hay una mejora sustancial en la calidad del gasto total del gobierno, que incluye necesariamente un saneamiento de las finanzas públicas, olvídense de que habrá pacto fiscal ni nada parecido en otra reforma tributaria. La misión también destaca las crecientes perdidas cuasi fiscales del Banco Central que se han incrementado por los atrasos en las transferencias que el gobierno debería realizar para cumplir con la Ley de Recapitalización. Igualmente, muestra mucha preocupación por las pérdidas del sector eléctrico lo que se traduce, en ambos casos, en un aumento de la deuda total del sector público consolidado. Desde el 2008 hasta la fecha esta deuda ha crecido un 18% y el Fondo estima que al final del 2014 representará un 50% del PIB. Después vienen las perspectivas para el 2015. El Fondo estima un crecimiento del PIB del 4.5% (el presupuesto proyecta un 5%), una inflación cercana 4% y un déficit de la cuenta corriente externa de 3%, por la caída del precio del petróleo. Este sería uno de los crecimientos más altos de América Latina, si es que se concreta, pero insuficiente para las alcanzar las metas de ingresos tributarios. Al final, la Misión del Fondo, consciente de los graves desequilibrios presupuestarios y para evitar que la deuda aumente, aconseja reorientar la consolidación fiscal hacia el aumento de los ingresos, en lugar de la reducción del gasto de capital, volviendo a obviar el problema del gasto corriente. Traduciendo esto a un español que todos entiendan, con esas proyecciones de crecimiento para el 2015 (4.5%) y para cumplir con la recapitalización del Banco Central, mantener el 4% a educación, reducir la deuda pública, afrontar la deuda eléctrica, aumentar el gasto de capital y dejar el gasto corriente a su libre albedrio, hay que necesariamente aumentar los impuestos el próximo año. Y ese aumento debe ser de al menos un 2.0% del PIB (unos RD$60 mil millones), de lo contrario algo explotará. Definitivamente, el presupuesto aprobado para el 2015, no es realista ni ejecutable bajo las estimaciones de ingresos del gobierno, y menos con un PIB que crecerá dos puntos porcentuales por debajo del 2014, como prevé el FMI. Y eso implica dos cosas: o seguir aumentando la deuda pública, mucho más allá de lo previsto en el presupuesto o hacer una reforma tributaria y ponerla en práctica antes de junio. En un año preelectoral usted puede imaginarse cuál será la vía que adoptaran las autoridades, lo que hará más frágil la sostenibilidad fiscal. Alguien me preguntó ¿y que dice el FMI sobre el desempleo, la pobreza, los bajos salarios o la inequidad en la distribución del ingreso? Eso jamás ha formado parte de su agenda. Para eso está el BID y el Banco Mundial que son más propensos a financiar proyectos de desarrollo para combatir la pobreza. Finalmente, el informe del FMI es interesante por lo que deja entrever y no dice, más que por lo que dice.

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