Despojos de un liderazgo

 Al margen del caso Odebrecht, lo cuestionado de Punta Catalina y otros actos de corrupción, los dominicanos arribamos a un nuevo año 2020 con la evidente opacidad de un otrora líder con ínfulas de ser destinista o predestinado: Leonel Fernández.

 Este año nuevo, como tantos otros, lo pasé en soledad viendo programas de entretención y películas; pero hay una en la que el protagonista dice una frase que me llamó la atención. En “El gladiador”, el protagonista, de origen australiano y quien recrea las incidencias de la vieja Roma, le dice al emperador Cómodo: “la hora de honrarte a ti mismo, concluirá”.

 Yéndome a estos tiempos, extrapolo esa advertencia sentenciosa del general Máximo, comandante de legiones pretorianas de la guardia romana, convertido en esclavo y gladiador; a la política de República Dominicana. Y, parecería encajar con ciertas realidades. El liderazgo de Leonel Fernández, quien renunció como presidente y miembro del Partido de Liberación Dominicana (PLD), parece haber concluido.

 Aunque recientemente haya dicho que lo importante es “la figura” y no el partido, refiriéndose a su trayectoria política, y haber sido en tres períodos presidente de los dominicanos; parecería que al igual como dice al emperador romano el héroe del referido film, la hora de Fernández honrarse asimismo, llegó a su fin.

 No bastó el querer provocar una especie de poblada cuando, en manifestaciones frente al local que aloja las instalaciones de la Junta Central Electoral(JCE), como si fuera un hombre valiente y de armas tomar, habló hasta de revolución, sin tener ni pizca de esa condición. Pero no hubo ninguna reacción ni mayores contingencias de enardecidas masas en las calles y barrios de República Dominicana.

 Fernández parecería esperar que ante los aprestos de la turba que convocó, entre ellos haitianos, para protestar por un presunto fraude electoral en su contra, se suscitaría una gran poblada con zafacones virados; pedreas; enfrentamientos de fuerzas mixtas de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional con un penoso saldo de muertos, como aconteció en 1984.

 Pero, aparte de exhibir una alta tasa de rechazo electoral, y estar en tercer lugar en todas las encuestas; es evidente que su esplendor y poder de convocatoria como fuerte figura política, mermó. Definitivamente, la hora de él alabarse y honrarse asimismo, concluyó.

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