Danilismo, abelismo y cainismo en el PLD (OPINION)

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El autor es abogado y profesor universitario. Reside en Santo Domingo

La elección del licenciado Abel Martínez como “precandidato” presidencial del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), más allá de las algarabías o los pucheros que ha generado, no sólo tiene potencialidad para crear una atmósfera enrarecida y peligrosa en esa organización, sino que también podría ser el inicio del fin del liderazgo del expresidente Danilo Medina.  

   (Obviamente, las comillas que preceden no son sino un mero recordatorio del eufemismo con el que el PLD se burló de las limitaciones que impone la legislación vigente a los eventos eleccionarios de su tipo, evidentemente compelido por la urgente necesidad de encarar una riesgosa situación de descrédito, parálisis interna y desangramiento que no pudo ser superada con éxito por la en su momento muy perifoneada “tirada a la calle” del licenciado Medina).  

   Tal posibilidad ha quedado ostensiblemente abierta tras la “consulta” peledeísta, ante todo, porque es casi una regla en la democracia liberal que cuando la escogencia del candidato presidencial de un partido recae sobre alguien que no es su líder máximo, la influencia de este último sobre sus dirigentes y militantes empieza a disminuir, a menos que el elegido sea un abanderado pelele, sin luz propia o simplemente funcional respecto del orden interno.  

Danilo Medina

  Correlativamente, ha sido habitual que en la medida en que la estrella política del candidato presidencial asciende a través del control de la mecánica político-electoral, se establezcan lazos de comunicación y empatía que aumenten su autoridad entre los dirigentes y los militantes, al tiempo que se se expande la proyección de su figura en la sociedad, monopolizando por lo menos durante el período de campaña el espacio natural del liderazgo partidario a escala nacional.  

   (Aunque en ello influyen mucho los resultados electorales -o sea, si el candidato gana o pierde-, y pese a que en la tradición política dominicana hay un más de un caso en contrario tratándose de presidentes en ejercicio -Balaguer frente a Jacinto Peynado y Danilo frente a Gonzalo Castillo, por ejemplo, en el siglo XX-, lo cierto es que en general casi siempre se produce una transferencia involuntaria o un desplazamiento práctico de la principalía que termina en un traspaso irreversible del liderazgo).  

   En lo que se refiere al licenciado Martínez, es una verdad de Perogrullo que su condición de virtual candidato presidencial implica un firme desbordamiento de su liderazgo municipal, provincial o regional (que era su fuerte en tanto activo político) y lo eleva desde ya a la categoría de líder con proyecciones nacionales, lo que muy pronto lo colocará, si no se presentan eventos de impugnación inesperados, en una envidiable situación de principalía interna y de interlocución frente a la sociedad y al resto del liderato político vernáculo. Es lógico que tratar de mantener esta principalía será su más alto interés y su fin fundamental en lo adelante.  

   En cuanto al expresidente Medina, su impedimento constitucional de ser postulante presidencial, su evidente pérdida de prestigio tanto dentro como fuera de las estructuras partidarias y la merma que esto significa para sus posibilidades de movilización política, se podrían sumar al ya citado menoscabo de influencia generado por la elección del licenciado Martínez, lo que prefiguraría un panorama poco bonancible para su supervivencia política: no tendría sino dos opciones (ambas espinosas): resignarse a ser una figura decorativa o activar sutilmente contra aquel para que no pase de ser un candidato comodín de coyuntura y, con ello, garantizarse preeminencia en el porvenir inmediato. Es natural que tratar de evitar esta desimportantización (que puede terminar en una liquidación política) sea su más alto interés y su fin fundamental en lo adelante.    

   Por supuesto, tanto el danilismo como el abelismo ahora tienen que estar atentos al cainismo propio de la política dominicana, sobre todo porque éste con bastante frecuencia nace y se desarrolla al calor de fenómenos de recomposición de las expectativas de poder como los que actualmente dominan en el PLD: ante la lejanía de la victoria brotan las apetencias pancistas disfrazadas de disgustos o apelaciones a la virtud frente al “abandono de los principios”, apetencias que terminan casi siempre arrimando a sus protagonistas “patrióticamente” a los contendores con mayores posibilidades electorales.  

   En lo atinente al licenciado Domínguez Brito, aunque se sumó a la candidatura del licenciado Martínez y aparentemente aceptó la nueva realidad interna del PLD, entre sus seguidores hay brotes de insurgencia, en el entendido de que la entidad ha desechado a su “mejor” candidato (el menos objetable y de mayor calado en términos intelectuales y de militancia) para, montada en la ola de utilitarismo y populismo sin causa actualmente en apogeo, seleccionar al más vulnerable en sentido ético y desde el punto de vista de su visión sobre el destino histórico de la nación: hay demasiado gente que cuestiona el origen de sus altos haberes materiales y la vacuidad de su discurso político (en el que sólo se destacan las proclamas ultranacionalistas). Es claro que tratar de detener la sangría de su grupo (puesto que esto es la garantía de su preeminencia política) sea su más alto interés y su fin fundamental en lo adelante.   

   Por su lado, la doctora Margarita Cedeño (a pesar de la “visita” que le hiciera el licenciado Martínez y de las fotos de “todos felices” que fueron publicadas) hasta el momento en que se escriben estas líneas todavía se nota atrapada entre los efectos aturdidores del “golpe de bolsón” que significó su relego al tercer lugar en la “consulta” y las consabidas rabietas derivadas de la hiel de la derrota y los “enchinches” de colaboradores que tratan de justificar su mala deriva con alegaciones de trampas o fraudes, situación harto peligrosa porque se trata de alguien que quemó hasta las naves conyugales en aras de un proyecto presidencial y cuyo futuro político, si es que no la consideran nuevamente para la candidatura vicepresidencial, luce incierto en estos instantes. Es evidente que tratar de mantener la moral y la cohesión de su sector (puesto que esto es la garantía de que se le tome en cuenta dentro o fuera del PLD) será su más alto interés y su fin fundamental en lo adelante.    

   En el mismo peliagudo contexto que se acaba de reseñar, conviene recordar que ya el PLD no es el partido “consciente y disciplinado” que fundó el profesor Juan Bosch ni la poderosa maquinaria electoral que se construyó bajo el liderazgo del doctor Leonel Fernández ni la organización estructuralmente sólida que cooptó el expresidente Medina: desde las traumáticas primarias de octubre de 2019, esa entidad no sólo ha perdido fuerza orgánica, prestigio y simpatías en caudales considerables, sino que también ha devenido en la principal fuente de abastecimiento social de las expectativas de crecimiento de sus adversarios, principalmente de la Fuerza del Pueblo (FP) y del Partido Revolucionario Moderno (PRM). El PLD de hoy no es una entelequia, pero tampoco una fuerza pujante y con moral militante.   

   (Las presentes glosas no están dirigidas a evaluar los resultados cuantitativos de la “consulta” del PLD, pero si el autor fuera dirigente o militante de éste estaría seriamente preocupado por ellos: en realidad se trató de unas primarias abiertas -podía votar cualquier ciudadano-, con participación de sus principales activos políticos -incluyendo al expresidente Medina en calidad de árbitro tutelar-, y a juzgar por el ambiente que se vivió el día de su realización -sin entusiasmo ni concentración poblacional en ninguna parte- y  los números finales de participación -alrededor del siete por ciento de los potenciales votantes para 2024-, el evento fue prácticamente un fiasco, sobre todo porque la alta dirección de la entidad aspiraba a convertirlo -y no pudo- en una jornada de protesta democrática o un juicio social contra la gestión del PRM y del presidente Luis Abinader).  

   En otras palabras: las perspectivas del PLD, en tanto expresión organizativa de cuatro sectores con intereses y fines distintos, no aparentan ser muy promisorias en la actualidad: desde hoy hasta el día de las elecciones, mientras el danilismo tiene que empeñarse en sobrevivir en tanto fracción decadente y representativa del pasado, el abelismo debe pugnar por solidificarse y ampliarse a costa y en desafío de este último, y el cainismo (bastante representativo en los sectores del licenciado Domínguez Brito y la doctora Cedeño) será una amenaza cotidiana para la unidad y las posibilidades de reivindicación político-electoral.  

   De manera, pues, valga la insistencia, que la reciente “consulta” del PLD admite una lectura menos entusiasta que la que ha predominado hasta ahora, y es la de que la entidad haría bien en cuidarse de dos de sus proyecciones potencialmente más gravosas: el principio del fin del danilismo y la lucha interna entre el abelismo y el cainismo. 

lrdecampsr@hotmail.com 

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Ramón alvarez
Ramón alvarez
1 Año hace

No podran los peledeistas evitar que abel martinez sea acusado de corrupcion por el caso odebrech #2 no podran evitarlo y tampoco podran decir que es persecusion porque el expediente tiene mas de 7 años dando vuelta en la procuraduria en los tiempos del delincuente jan alan rodriguez ningun ladron se escapará de la carcel estrenaran la nueva victoria

Juan Medina
Juan Medina
1 Año hace

Los Peledeista deberían reflexionar y preguntarse cuál es la razón por la cual en la convención del PLD no votaron más 150 mil personas , deben saber que la marca está muy desacreditada, reflexionen.

Bienvenido Pimentel
Bienvenido Pimentel
1 Año hace

Sin desperdicio

Macondo
Macondo
1 Año hace

Tantas líneas de palabras envueltas en un supuesto y profundo análisis político, solamente para denigrar el valor político y moral de personas específicas. Por qué gastar tanto tiempo criticando a Danilo, si él está constitucionalmente prohibido a postularse?..Y por qué atacar a Abel, si él es un simple líder regional?….
cuál es el temor, cuál es el miedo?…..

Lucho
Lucho
Responder a  Macondo
1 Año hace

Muy cierto, Macondo. La candidatura de Abel tiene a todos esta gente del PRM muy asustados. Abel en apenas un par de semanas de su elección está ya por encima de Leonel Fernández y acercándosele a Luis Abinader. Están asustados pues solo le quedan 21 cheques y ni uno más.

LEONEL SENA
LEONEL SENA
Responder a  Macondo
1 Año hace

TODAVIA NO ASUMEN LA POSIBILIDAD DEL REGRESO DEL PLD, EL FANATISMO ES TAN EXTREMO QUE NO VEN QUE LA DEMOCRACIA TIENE QUE HABER RELEVOS (CONTRARIO A LOS DE LA FUPU) Y QUE EL PRESIDENTE DANILO NO SOBREPONE SU LIDERAZGO POR ENCIMA DEL INTERES DEL PARTIDO Y DEL PAIS, DEJALO QUE SIGAN BERRIANDO, QUE LUEGO VENDRAN LAS SORPRESAS, EL PLD ES UNA FABRICA DE PRESIDENTE, LLEVA DOS, Y EL TERCERO VA A SER ABEL

joe
joe
Responder a  LEONEL SENA
1 Año hace

sigue asoplando el viento que cuando salgan los robos del dinero del erario a la luz publica sabremos de donde saco abel tanto millones

Antonito Rosa
Antonito Rosa
1 Año hace

Certero analisis,mis felicitaciones doctor. Mejor de ahí se daña.