Cumbre por la Paz
Como presidente de la Organización Internacional de Embajadores por la Paz y el Desarrollo Democrático (OIEPD) formulo un llamado urgente a preservar la vigencia de la diplomacia y propongo la realización de una cumbre por la paz entre las tres principales potencias mundiales: Estados Unidos, Rusia y China.
Estas naciones poseen no solo la capacidad estratégica, sino también la responsabilidad moral de actuar como garantes de la paz mundial.
Estados Unidos, en su condición de aliado estratégico de Israel, desempeña un papel central en la configuración de los equilibrios de poder en Medio Oriente, al tiempo que el presidente Donald Trump mantiene una relación directa y pragmática con el presidente ruso, Vladimir Putin, basada en la comunicación estratégica y la contención de tensiones bilaterales.
Por su parte, Rusia ha sostenido históricamente relaciones diplomáticas activas tanto con Irán como con Israel, lo que le otorga una posición de interlocutor viable entre actores en conflicto. A su vez, China ha afianzado su presencia en la región mediante una alianza estratégica de largo plazo con Irán, formalizada en el acuerdo de cooperación firmado en el año 2021, cuyo valor estimado asciende a 400 mil millones de dólares. Este pacto incluye la creación de un centro logístico fundamental dentro de la emergente arquitectura geopolítica euroasiática.
Los actuales conflictos armados vulneran de manera sistemática los principios fundamentales del Derecho Internacional Humanitario, especialmente los de distinción y proporcionalidad, lo que ha puesto en peligro la vida de millones de civiles inocentes, además de generar devastadores efectos económicos.
El gasto militar mundial alcanzó un récord de 2,72 billones de dólares (USD 2 720 000 millones) en 2024, lo que representa un aumento del 9,4 % con respecto al año anterior, y constituye la mayor alza anual desde el fin de la Guerra Fría.
Si bien la preocupación por el tema nuclear es comprensible, alerto sobre la creciente complejidad del conflicto entre Israel e Irán, especialmente porque el conflicto tiene el potencial de involucrar no solo a potencias nucleares como Estados Unidos, Rusia y China, sino también a actores con capacidades nucleares intermedias, como Corea del Norte, Pakistán, así como a Irán e Israel. En ese escenario, el mundo podría enfrentarse a una crisis de consecuencias irreversibles para la paz y la estabilidad global.
Ante este panorama, subrayo la necesidad de evitar cualquier escalada que pudiera conducir a una guerra total de exterminio. Una conflagración de este tipo no solo significaría el colapso del orden internacional, sino también la extinción de una parte sustancial de la humanidad, con impactos incalculables sobre el medio ambiente, la economía y la vida civilizada. Prevenir esa tragedia requiere no solo voluntad política, sino también un compromiso firme con la paz, el diálogo y la diplomacia multilateral.
Instó a los pueblos del mundo a movilizarse activamente en defensa de la paz, exhortándolos a demandar de sus gobiernos un compromiso inequívoco con el diálogo diplomático y la cooperación internacional, rechazando categóricamente toda forma de violencia que comprometa la estabilidad global y amenace la supervivencia de la humanidad.
Considero que una cumbre entre las principales potencias sería un espacio idóneo para la búsqueda de soluciones sostenibles, especialmente porque, según afirmó, numerosas encuestas en diversas regiones del mundo reflejan un consenso ciudadano contra la intensificación de los conflictos y a favor de soluciones diplomáticas.
Los pueblos directamente afectados, ni ningún otro pueblo desean estos conflictos, que muchas veces son provocados por la lógica de confrontación impuesta por ciertas élites militares y políticas.
Frenar una confrontación peligrosa y en escalada significaría restablecer la paz, lo cual constituiría el mayor servicio y legado que Estados Unidos, Rusia y China podrían ofrecer al mundo. Este gesto convertiría a sus líderes: Donald Trump, Vladimir Putin y Xi Jinping, en candidatos legítimos para una nominación al Premio Nobel de la Paz.
Excelente artículo, escriba sobre un proyecto de producción de energía eléctrica con paneles fotovoltaicos en todos los espacios públicos, inversión que se recupera en menos de 3 años. Los beneficios serían: energía gratis que muy bien serviría para la movilidad eléctrica, eliminar el subsidio que en 4 meses se comió más de 30 millones y mejorar el medio ambiente”